25.

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-¿q-qué?- el pelirrojo parecía tomate de tan sonrojado que estaba.

-y-yo... L-lo siento... No debí...- dijo el más pequeño sonrojado igualmente.

-yo...- Kagami tomó las manos de Kuroko- ¿p-por... Qué... Me preguntas?- a esa altura, ninguno era capaz de hablar de manera fluida.

-nada importante... Sólo...- Kuroko lo miró con vergüenza y Kagami recordó de inmediato aquella charla de sus senpais...

-¿es por la charla del otro día?- Kuroko asintió y Kagami podría jurar que nunca había visto un movimiento más adorable en el pequeño- ya veo...- Kagami acarició la mejilla de Kuroko- yo... No es como si estuviese orgulloso pero...- soltó un gran suspiro antes de continuar- pero nunca he estado con nadie más...

Kuroko levantó la mirada y se quedó mirándole atento.

-mientes- dijo completamente incrédulo- Kagami-kun es muy apuesto y atractivo... No puede...- Kuroko enrojeció al notar sus palabras...

-no miento- Kagami tomó sus manos y le dio un pequeño beso- siempre quise que ese momento fuese especial para mí y para mi pareja, por lo que nunca lo hice... Además...- Kagami abrazo a Kuroko pegándolo más a él- nunca había amado a alguien como te amo a ti... Pero quiero que estés listo, no debemos apresurarnos.

Kuroko se acomodó más entre los brazos de Kagami y sonrió pensando que definitivamente su novio era el mejor de todos...

******************

-Y-Yukio-san...- el rubio lloraba mientras tenía su mano en su mejilla.

-¡debiste decirme! ¡Ahora parezco un bastardo sin corazón!- dijo Yukio pasando su mano por su rostro y luego deslizandola por su cabello- Kise, mi amor, sabes que me preocupo por ti.

Yukio se acercó a Kise y lo abrazó.

-te amo y por eso me molesta cuando no respondes el teléfono- dijo pasando sus manos por la espalda del rubio- pienso lo peor...

Kise levantó el rostro y Yukio comenzó a besarle.

Siempre era lo mismo... Yukio le golpeaba y de inmediato le besaba o le acariciaba mientras se disculpaba.

Habían momentos en los que el rubio dudaba del amor que le sentía Yukio, pero luego pensaba que aquellos momentos felices que pasaba junto a él, era lo mejor que le podría haber pasado.

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Sin que lo notarán, habían pasado seis meses, todos ya estaban en tercero y ese año debían prepararse para ir a l Universidad aquellos que quisieran ir.

Pero eso no estaba en sus planes, no, claro que no.

Nunca había sido una opción para él seguir estudiando, nunca lo había querido. Tenía tomada su decisión desde antes de entrar a su tercer año.

-¿Aomine, estas seguro?- su profesor estaba un tanto incrédulo, por el talento del chico en basquet podría entrar fácilmente a una buena universidad gracias a una beca de deportes.

-ya he tomado mi decisión- sin más la discusión quedó ahí.

Su profesor le dio un formulario para que ese mismo año pudiese comenzar la academia y tardará un año menos, cosa que le gustó demasiado a Aomine.

Pronto podría comenzar su vida de manera independiente, tenía un empleo de medio tiempo que le daba el dinero suficiente para un apartamento y vivir bien, sus padres se encargarían del costo de la Academia y eso era todo lo que el necesitaba en esos momentos.

Pero había algo que a Aomine siempre le faltaba, y ese algo tenía nombre y apellido.

Kise Ryouta.

Había salido con otros omegas, hombres y mujeres, pero ninguno estaba ni cerca de llegarle a los talones al rubio.

Le hablaba todos los días pero eran contadas las veces que el rubio le respondía.

Por eso, cuando lo vio caminar ese día por la calle no dudo en correr en su búsqueda.

-¿Aomine?- Kise se veía más pálido de lo que Aomine podía recordar.

Sin demorar, le invitó un café, al cual tuvo prácticamente que arrastrarlo.

-¿cómo has estado?- pregunto apenas el mesero les dejo a solas.

-bien, un poco cansado pero bien- dijo con una sonrisa de lado el rubio.

-¿mucho trabajo?- pregunto el moreno y Kise asintió bebiendo un poco de café.

-si... Pero lo dejaré pronto, no me deja tiempo para los exámenes- dijo evitando la mirada de Aomine.

Pero era claro que no era cierto. No, no claro que no. Pero no era algo de lo que Kise quisiera hablar.

-Aomine, enserio agradezco esto, pero no tengo tiempo.

Kise se puso de pie e hizo un gesto extraño. Cuando Aomine quiso tomar su mano noto una marca roja en su muñeca.

Al parecer Kise se percató de eso, pero fingió inocencia, y se fue del lugar sin decir más.

Aomine no tenía duda de que eso no era sólo una marca accidental. Él iría si o si a casa del idiota novio del rubio y le partiría la cara por ser un bastardo.

Camino por el parque que estaba cercano a su hogar y vio una escena que quizás no debía ver.

-Me gustas, sal conmigo- dijo un chico alto de cabello verde.

Frente a él se encontraba un chico de cabello negro que lo miraba sin entender mucho.

-¿Q-qué dijiste?- él chico, que por cierto era mucho más pequeño que Midorima, estaba sonrojado a más no poder.

-dije que me gustas, nanodayo, y que quiero salí contigo- Takao se sentía la persona más afortunada del mundo en aquel momento, porque ¿cuál es la probabilidad de que tu amor platónico se te declare?

-yo...- pero en aquel momento las palabras se atoraban en su garganta- durante mucho tiempo... Yo... Yo te he amado.

Dijo evitando la mirada del más alto, Takao estaba tan nervioso y emocionado en aquel momento que no podía dejar de temblar.

Midorima lo miraba como si fuese la cosa más tierna y adorable del planeta, y para el lo era, por lo que sin dudarlo, se acercó a Takao para rodearlo con sus brazos.

-me alegra escuchar eso- Midorima sentía como Takao daba pequeños saltitos y sin más, levantó el mentón del pequeño y le dio un suave beso.

Aomine vio la escena y se alegró por Midorima, aunque no podía evitar sentir cierta envidia por ello.

Todos sus amigos eran felices junto a sus parejas, dejando de lado a Himuro y Murasakibara. No podía evitar pensar en su rubio amor y en lo cruel que era el destino...

Pero las cosas iban a cambiar... Al menos eso esperaba...

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora