Especial Midotaka

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Midorima no lo podía soportar.

Odiaba cuando el chico se le lanzaba encima, odiaba que logrará conseguir lo que quería siempre, odiaba aquel dulce olor que el chico tenía, odiaba lo tierno que lograba verse cuando hacía un puchero, también odiaba los hermosos ojos que tenía...

En resumen, el odiaba a Takao.

Lo que más le molestaba a Midorima, era el apodo con que el Halcón le llamaba.

Le había dicho incontables veces que no le llamara así pero el pequeño no hacía caso.

-Shin-chan, ¿En qué piensas?- Takao le miraba fijamente mientras el comenzó a acomodar sus lentes.

-nada importante, nanodayo- Takao hizo un puchero ante las palabras del mayor, pero Midorima no le dio importancia, lo único que llamo su atención fue el gran sonrojo que había en el rostro de su compañero.

Quiso preguntarle el porqué, pero se arrepintió de inmediato, algunos de sus compañeros se le acercaron y escucho a lo lejos como el chico les decía que estaba con un poco de fiebre, pero no se detuvo.

Takao le vio alejarse y corrió para estar a su lado, pero apenas dio algunos pasos, se desplomó en el suelo acompañado de un gran sonido.

Todos quedaron en shock durante unos segundos hasta que corrieron al lado del chico.

Midorima no podía dejar de mirar a Takao, pero no se había acercado a él, cuando otro alfa se acercó para tomarle entre sus brazos, Midorima reaccionó tomando a Takao.

-yo le llevaré- dijo serio mientras de abría pasó en la multitud.

La enfermera le dijo que sólo era la fiebre previa al celo, y que no debía preocuparse, pero Midorima no había quedado en paz frente a esa explicación.

Decidió quedarse junto al chico hasta que le bajara la fiebre, no porque estuviese preocupado por Takao, sino que, si el chico se enfermaba, eso afectaba a su equipo y él quería ganar el próximo partido, sí o sí.

Estuvo leyendo cerca de media hora cuando escucho un quejido del chico.

Le miró y noto que se antojaba a más no poder.

-¿Shin-chan?- Takao justo había despertado cuando Midorima le había puesto la mano en la frente.

Retiró su mano de inmediato y se acomodó sus lentes para ocultar su sonrojo.

-te desmayaste- dijo Midorima sentándose en el lugar que estaba antes.

-ya veo...- dijo el moreno mientras miraba sus manos- tu... ¿Tú me cuidaste?

-la enfermera no estaba por lo que me pidió que velara por ti- dijo serio el peli verde mientras una sonrisa en el rostro del moreno.

-gracias...- susurro el moreno sin mirar a Midorima, que se había sonrojado un poco ante las reacciones de Takao.

Takao se quedó recostado mirando al peli verde que ni caso le hacía hasta que llego la enfermera.

Midorima se retiró para asistir a clases y pudo notar que Takao hacia un puchero, pero no se dejaría vencer por aquello, claro que no.

Le molesto bastante el hecho de que todos le preguntaran por el moreno, el resto de los hombres parecía bastante interesado en el omega cosa que a él le molestaba demasiado.

Quería partirle la cara a cada persona que se le acercara a preguntar por su chico...

¿Su chico?

Midorima había pensado de esa manera en más de una ocasión pero se negaba admitir que sentía algún tipo de atracción por el ruidoso omega.

Ese día al llegar a su hogar, como era costumbre, fue recibido por el silencio. Su madre le había dejado una nota y dinero para que comiera algo, últimamente el trabajo de sus padres se había tornado bastante pesado y llegaban a casa cada vez más tarde.

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora