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El rubio comenzó a despertar lentamente mientras sentía la pesadez invadir su cuerpo.

-mi amor... ¿Cómo te sientes?- Aomine estaba a su lado tomando su mano mientras la acariciaba.

-bien... creo...- de pronto un pensamiento invadio su mente- ¡el bebé! ¿Cómo...?

Pero Kise no pudo terminar de hablar, porque el rostro de Aomine le dijo todo... pensó lo peor... pero no quería dañarse antes de saber la verdad.

-esta bien... solo... es demasiado pequeño...- Aomine no podía ni mirarlo- está en una incubadora...

Kise sintió que su mundo se derrumbaba... las lágrimas corrían por su rostro y Aomine no tardo en abrazarle para consolarle...

-es mi culpa...- susurraba Kise contra el cuerpo del moreno- todo esto es mi culpa...

-no, no... escucha amor, esto no es tu culpa...- Aomine limpiaba las lágrimas del rostro del rubio mientras repartia besos por su rostro- nuestro bebé es fuerte y saldremos de esta... pero debemos estar bien para poder ayudarlo.

Kise se abrazó al moreno y no dejo de llorar durante algún tiempo.

Luego de llorar durante mucho tiempo, Kise se durmió nuevamente, Aomine camino hacia donde se encontraba su pequeño y lo miraba desde la distancia.

Su hijo, igual a Kise, solo que sus ojos eran de un hermoso color azul... la combinación perfecta de ambos... Aomine se sentía embobado por su pequeño hijo... a pesar de que había nacido prematuro, su tamaño era muy similar al que debería tener un bebe normal... además, la enfermera le había dicho que si su bebé seguía reaccionando de esa manera, luego de una semana podrían llevarlo a casa.

Por temas de papeleo, Aomine debió apartarse de su pequeño... cuanto deseaba poder acariciar aquellas pocas hebras rubias que adornaban su cabeza... aquella piel lechosa al igual que la tenía su amado...

Cuanto ansiaba tenerlo entre sus brazos...

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Cuando Kise despertó nuevamente, sentía sus ojos cansados... la enfermera se encontraba en la habitación y le dio un cordial saludo cuando noto que había despertado.

-buenas tardes, Kise-san...- la chica miro su tableta y luego le sonrió- su bebé está más estable en estos momentos, por lo que se lo traeremos unos minutos para que pueda sostenerlo.

Kise sintió que su corazón se detenía de la emoción... por lo que solo pudo asentir.

A los minutos, una chica llego con el pequeño en la incubadora... las lágrimas amenazaron con salir nuevamente pero Kise se contuvo.

Con mucho cuidado, las enfermeras le ayudaron a ponerse guantes y una bata para lograr sostener al bebé.

Contrario a lo que pudo pensar en cualquier momento, el bebé era muy tranquilo... cuando lo tuvo entre sus brazos, algunas de las lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, rodaron por su mejilla... pero no fueron de tristeza... sino de alegría...

Se sintió horrible cuando recordó que en algún momento no quiso al pequeño... porque ahora que lo tenía entre sus brazos podía notar que era perfecto... la nariz que tenía era igual a la de Aomine... el cabello era similar al suyo, al igual que su piel... pero lo que más amaba de su pequeño eran sus hermosos ojos... del mismo color que su padre...

-mi amor...- la voz de Aomine se escuchó quebrada...

El rubio lo miro con una sonrisa y con las mejillas llenas de lágrimas, a lo que el moreno corrió a su lado para abrazar a ambos... aunque no quisiera, Aomine también se encontraba llorando de alegría.

-son lo mejor que me ha pasado en mi vida...- susurro Aomine antes de besar la frente del rubio

-no... tu eres lo mejor de la mía... gracias por dejarme tener a mi pequeño... mi amado bebé...- Kise acerco al oído del bebé para susurrar- Aoi Aomine... mi hermoso y amado hijo...

Aomine tomo su teléfono y aprovecho para sacar una foto del rubio con el bebé... definitivamente guardaría aquella hermosa postal en su memoria para siempre.

-siento interrumpir...- hablo una enfermera a sus espalda- pero el bebé debe volver a la incubadora...

Ambos asintieron pero antes de que la enfermera pudiese tomar al pequeño, este le tomo la nariz a Kise... el rubio sintió aquello como algo para que estuviese tranquilo.

-te amo, mi bebé...- luego de ello, Kise le dio al bebé a la enfermera.

Los días que el rubio debió quedarse pasaron en un abrir y cerrar de ojos, luego de ello, se había tomado unas pequeñas vacaciones para recuperarse y poder cuidar a su bebé hasta que fuese capaz de salir del hospital.

Exactamente diez días estuvo el pequeño Aoi en el hospital, Kise sentía que cualquier cosa que pudiese estar cerca de su bebe lo podría dañar, pero al pasar los días, su preocupación iba disminuyendo de a poco.

Aomine no era muy diferente, al mínimo sonido que escuchaba, corría a la habitación del pequeño para cerciorarse que se encontraba bien.

-mi pequeño príncipe... es hora de la leche...- Kise entro a la habitación y tomo al pequeño mientras caminaba hacia la cocina.

Su rutina se había transformado en un ciento por ciento pero aun así era muy feliz

-me he encontrado con una madre sexy...- Aomine lo abrazo por la espalda mientras repartía besos en el cuello de su amado.

-bueno, papa sexy, ten a tu hijo mientras preparo la leche- Kise le dio un pequeño beso por lo que Aomine sonrió y con mucho gusto cargo a su hijo.

Mientras Kise estaba en la cocina, Aomine recibió una llamada que no esperaba.

-¡Tanto tiempo! ¿Cómo ha estado todo por allá? ¿Las cosas van bien?- Kise solo escuchaba algunas frases que el moreno hablaba, pero podía intuir un poco de lo que pasaba.

Cuando entro a la sala, Aomine estaba arrullando al bebe mientras dejaba a un lado el teléfono.

-¿Quién llamaba?- pregunto mientras tomaba al pequeño y comenzaba a alimentarlo.

-era Akashi... nos invitó a una cena formal para darnos una noticia importante... la verdad no sé qué será... pero nos dijo que contrataría a la mejor niñera para cuidar al pequeño Aoi- Kise pareció dudar unos segundos pero luego hablo.

-Daiki...- Aomine se sorprendió por la manera en la que le había llamado, pero solo respondió con un sonido- Cásate conmigo...

El moreno estaba en shock...








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¿no lo vieron venir?

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora