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Luego de la visita que Sakurai había hecho a Kise, la relación del rubio con Aomine se había tornado un tanto tensa.

Era claro que aun se despedían y recibían como siempre, además Kise le dejaba besarle en cualquier lugar, público, privado, donde sea, incluso habían ocasiones en las que caminaban de la mano, pero Aomine no podía dejar de pensar en las palabras que le había dicho el rubio.

Kise se iría... le dejaría al bebé y luego se iría lejos...

El moreno evitaba pensar en aquello porque el sólo recordarlo le dolía.

Pero no podía negarlo... él rubio no le amaba...

Cuando fueron a ver el crecimiento del bebé, Kise no lo hizo de mala gana, incluso había seguido todas las indicaciones del doctor desde la última vez, y Aomine pensó que el rubio comenzaba a querer formar su familia... Pero no era así...

Un día en el cual habían salido a caminar, decidieron descansar unos minutos en un parque.

Una joven se les acercó y comenzó a hablarle a Kise, pero cuando le pregunto si prefería a una niña o niño el rubio le contestó fríamente que le daba igual... Y que no le importaba.

La chica no noto el trasfondo de aquellas palabras... Pero Aomine si.

Fue un día en el cual se encontraban cenando cuando Aomine no pudo soportar más la intriga...

-¿Por qué no quieres tener al bebé?- Kise había soltado el servicio que sostenía, haciendo un gran ruido pero no le miró, sólo tenía la mirada fija en el plato que había dejado a me dio comer.

-porque no quiero, y punto- su voz había sonado más fría de lo que esperaba.

-supongo que debes tener una razón, sólo dime el porqué, ¿Es porque es mío?

Kise se levantó golpeando la mesa con sus manos.

-¡No quiero hablar de eso!- sin decir más, el rubio se encerró en la habitación.

Aomine fastidiado paso sus manos por su cabellera.

El rubio tenía sus razones, claro que las tenía, pero no podía decirlas en voz alta.

El fue el menor de su familia... quien vio como está se desmoronaba cada vez más... vio a sus hermanas correr de aquel lugar, a su padre golpear a su madre, ebrio y furioso, incluso lo vio con diferentes mujeres... Y no podía huir...

¿Miedo? Claro que tenía miedo, si, sabía que con Aomine no pasaría lo mismo... Pero... ¿Y él?

¿Podría ser un apoyo para su hijo cuando le necesitara?

No... él no podría... porque estaba roto...

No podría amar a nadie... porque no sabía cómo...

Quería ver todo de manera positiva y pensar que amaba a Aomine... que aquella sensación que tenía cuando lo veía era amor.

¿Pero y si desaparecía? ¿Qué pasaría el día en el cual Aomine encontrara a un omega que le amara con la misma intensidad que él lo ama?

¿Podría el mirar al niño y ser feliz sabiendo que el moreno que le juro amor, ya no estaba?

No... el no podría... Kise sabía que lo mejor era huir... si el se quedaba a amar a Aomine y al bebé...

Sólo traería desgracias...

Porque cada vez que el quería a alguien... esa persona terminaba mal...

Y su padre lo había grabado en su cuerpo aquella vez que ''por accidente'' le quemo con aquel cigarrillo...

También se lo había dejado claro su madre aquella vez que le había arrojado aquel vaso y este le había dejado una pequeña cicatriz en el hombro derecho...

No... él nunca podría ser feliz... Y si quería que Aomine fuese feliz... el debía dejar su lado, dejar atrás la felicidad que sentía en aquel lugar...

Aomine entró luego de un tiempo y le pidió disculpas por gritarle. Kise también se disculpó y ambos se fueron a dormir.

Kise sólo podía pensar en cómo extrañaría la calidez del cuerpo de Aomine en su espalda y sus fuertes brazos rodear su cintura.

El tiempo pasaba más rápido de lo que Kise deseaba, y ya había cumplido cuatro meses de embarazo.

El bebé crecía estupendo, y Kise comenzaba a sentir como se movía en su interior.

Habían ocasiones en las que Aomine acariciaba su vientre y luego llegaban a algo más, pero el moreno siempre se preocupaba por no lastimar al rubio.

Habían días en los cuales Kise extrañaba a Kuroko, ya que, este al estar tan cerca de la fecha de parto no podía salir mucho, además de que Kagami lo sobre protegía.

Aunque no eran muchos los días en los que se encontraba sólo, ya que, Himuro había vuelto de América y le había informado muy feliz que le había dado una oportunidad a Atsushi, cosa que alegro al rubio. Takao también iba de visita en algunas ocasiones, incluso Kouki había ido en más de una ocasión a verle. Además en aquellos días en los que nadie iba a casa, la madre de Aomine le cuidaba durante toda la tarde. En un comienzo aquel hombre insistía en hacerle razonar... Pero el no cambiaría de opinión...

Sin embargo, aquel día había quedado sólo, la madre de Aomine no había ido a casa debido a que sentía náuseas y no quería que Kise se contagiara de lo que sea que tuviese.

Por lo que el rubio decidió ir a un parque cercano.

Allí estaba, sentado mirando a las felices parejas pasar cuando un pequeño niño se le acercó.

-¿U-usted a visto a mi papi?- dijo el pequeño de cabello negro y ojos color verdes... Por lo que podía notar el chico había estado llorando, además de no sobrepasar los cinco años.

-... ¿Qué?- el rubio no sabía bien como reaccionar acerca de ello.

-yo... yo... No se donde está mi papi...- el chico se pondría a llorar en cualquier momento y Kise sentía que no podría manejar la situación aunque quisiera, pero una voz le salvó.

-¡¡Kyo-chan!!- grito una voz a la distancia y luego el rubio vio como un chico de no más de un metro sesenta correr a donde se encontraban.

-¡mami!




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Lo siento mucho por no actualizar antes pero me estoy acostumbrando a un nuevo teléfono y he tenido algunas dificultades por lo que no he estado presente.

En fin, nombres para el bebé de Kuroko?

Quedan menos de 5 capítulos jejeje saludos!!!

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora