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Esto era horrible, incluso horrible era poco. Ese día había sacado, prácticamente a la fuerza, al moreno de su hogar, para luego recibir un sínico sermón por parte de su progenitor.

"esto es inmoral"

"¿que pensaran los vecinos?"

"no has pensado en tu madre"

"es asqueroso esto que estás haciendo"

"no tienes moral"

Siempre la misma historia, siempre el mismo sermón y para colmo, ahora debía soportar a Aomine y su interminable interrogatorio.

Aunque ese día su agente le había llamado, debía ir a Kaijo a realizar una prueba para saber finalmente si seria admitido o no, esperaba que le fuese bien, lo deseaba a más no poder.

Evitar al moreno era una tarea difícil, en especial cuando compartían actividades en el club, y aún más difícil, debido a cierto emperador que no le permitiría saltarse las actividades.

Caminaba con cero animo hacia el gimnasio cuando una mano lo jalo a un costado.

-ah, eres tú -dijo de mala gana y con una mueca de molestia.

-hey, ¿donde ha quedado esa sonrisita tuya? -Haizaki pego su cuerpo al del rubio -aunque tu cara de molestia tampoco está mal.

Haizaki le tomó del mentón y obligó a Kise a que lo mirara, claro estaba que el rubio fruncía el ceño, cosa que a Shogo lo hacía reír

-me encantas, podríamos ir a algún lugar después de esto...- susurró el peli plateado mientras repartía besos en el cuello del rubio, acercándose lentamente a sus labios.

-mmm... Quizás... Pero mejor será...- Kise tomó a Shogo por las mejillas- ¡Que te jodas!

Lo soltó y comenzó a caminar, pero el chico no se rendiría, claro que no.

-hey, rubia- dijo alcanzándole casi llegando a la puerta del gimnasio

-suelta, idio- pero fue interrumpido por los labios de Haizaki.

Kise recordaba claramente como se sentían sus labios, como se deslizaban de una forma experta sobre los suyos, como si siempre estuviesen unidos... Pero...

Ahí estaba él, tirándolo para que se separará de Haizaki, tomando a Shogo por el cuello y apoyándolo en la pared, a punto de golpearlo.

-oh, pero si es Daiki- rió el peli plateado- ¿qué pasa? ¿Acaso estas celoso? Jajajajaja- reía como un desquiciado mientras el moreno fruncía el ceño cada vez más.

-te mataré idiota- dijo molesto el moreno antes de girarse a ver al rubio- y tú, ¿qué acaso eres idiota?

Kise se ofendió bastante con aquello, más que bastante, demasiado. Decidió ignorar a ambos chicos y entrar al gimnasio, pasó directo hacia los camerinos.

-Kurokocchi- se abrazo del pequeño y este ni reaccionó.

-Kise-kun, si te tardas demasiado Akashi-san te hará entrenar el doble.

No faltó decir más para que el rubio comenzará a cambiarse de ropa.

Kuroko se fue dejándolo sólo, pero su soledad no duró demasiado, porque la puerta fue azotada dejando entrar a Aomine con el labio partido.

-ahora mismo me dirás qué tienes con ese idiota- -Aomine golpeó el casillero pero Kise no hizo nada.

-tienes claro que Akashicchi te hará trabajar el doble por estar peleando, ¿verdad?- Kise terminó de vestirse tranquilamente sin siquiera mirar a Aomine.

-te estoy preguntando algo- dijo el moreno haciendo voltear al rubio -y aun no me haz respocamerino -Aproximaba cada vez más su rostro, sin embargo el rubio no se inmutaba.

-sabes algo, idiota- Kise apartó la mano de Aomine de manera brusca- me tienen aburrido tus escenitas de celos- tomó su botella de agua y comenzó a caminar hacia la puerta del camerino -además, sigue soñando, porque tu y yo, no somos NADA, y NUNCA lo seremos, ¿entiende eso tu vacía cabeza?

Y sin más salió de aquella habitación. Sabía que Aomine no se rendiría con aquello, claro que no, pero por lo menos lo tendría alejado un tiempo.

*

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*

*

La dichosa prueba "sencilla"  que dio en Kaijo era todo menos eso, sencilla.

Había estado todo el día dando exámenes de diferentes materias, y en eso había perdido todo su sábado.

Al menos podía respirar tranquilo ahora que sabía que ni Aomine ni Haizaki estarían ahí, ya que, al momento de dar la prueba no vio a ninguno de los dos idiotas.

Respiraba relajado ahora, había terminado sus exámenes, Aomine había mantenido la distancia de él y Haizaki parecía que la misma tierra se lo había tragado.

Todo era perfecto excepto por la noticia que estaba a punto de recibir.

-Kise-san, por aquí -su mánager le tenía que informar algo, pero no había querido decirle por teléfono por lo que debía reunirse con ella de inmediato.

-hola, lamento la tardanza -se sentó frente a la chica y pidió un café a un joven mozo que no le quito la mirada de encima.

-Kise-san, debo hablar algo importante contigo- la chica se puso sería y Kise le hizo un gesto para que siguiera hablando- veras... Yo no podré seguir siendo tu mánager...

Eso dejo impactado al rubio, no entendía el porque...

-pero... ¿Por que?- pregunto sin demora...

-estoy esperando un bebé y no puedo seguir con este estilo de vida... Lo siento...- Kise se puso de pie y abrazo a la chica...

-no debes disculparte por eso, es algo grandioso- sonrió de oreja a oreja, realmente se alegraba por la mujer...

Quizás por ser un Omega el entendía claramente la situación de la chica, deseaba la felicidad de ella a más no poder, después de todo, le tenía mucho cariño.

Estuvieron hablando durante varios minutos, luego de pagar y de que el mesero le diera su número, se retiraron, ambos en diferentes direcciones.

Caminó a su hogar y frente a su puerta se encontraba de pie un chico que no deseaba ver.

-¿acado tu hobbie es acosarme?- pregunto molesto mientras entraba a su casa.

No pudo decir nada y sintió como los brazos del chico lo pegaban a su cuerpo. Pero no solo eso, también los labios del contrario se encontraban sobre los suyos.

-delicioso, como siempre- Haizaki lo miro mientras con sus brazos rodeaba su cintura.

-no estoy de humor para esto, Shogo- dijo el rubio molesto sin embargo, el peli plateado nuevamente atacaba su cuello a besos.

-¿qué tal un poco de sexo de reconciliación?- pregunto sin dejar de besar la blanca piel del rubio.

Kise lo meditó unos segundos, para luego pasar sus brazos por el cuello del contrario.

-¿eso es un si?- pregunto sonriendo Shogo

-no- dijo seriamente Kise- es un si al sexo de despedida...

El peli plateado solto una gran carcajada.

-entonces será sexo de despedida- las habilidosas manos de Haizaki viajaban por el cuerpo del rubio.

Y Kise se dejaba... Después de todo, no es como si estuviese engañando a alguien...

Del Odio Al AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora