❝Nuestra historia comenzó hace dos años. Fuimos la pareja perfecta ante los ojos de los demás y, aunque les cueste creerlo, yo sí la amé.❞
✏ Primer fanfic publicado de la pareja 'Mambar'.
✏ Nuevos capítulos cada dos días de la semana.
✏ Vers...
Desperté cuando a mi rostro llegó los pequeños rayos de sol, provenientes de la venta de mi habitación, dándome a entender que ya había amanecido pero raramente no había escuchado mi alarma sonar.
Supuse que se me había pasado así que intente pararme, más al intentarlo una mano enrollada en mi cintura me detuvo.
Esperen.
¿Una mano?
Había alguien durmiendo a mi lado... abrazándome.
Estuve apunto de gritar hasta que me di cuenta quien era. Gire el rostro reconociendo de quién era ese hermoso cabello, esos hermosos ojos, esa sonrisita encantadora y esa mano que erizaba todo mi cuerpo con su simple contacto.
Era Matteo.
Pero, ¿Qué hacía en mi habitación? ¿Habíamos dormido juntos? Bah, qué importaba eso ahora; se veía tan tierno dormido, parecía otra persona.
No quería despertarlo, pero no aguante las ganas de acariciar los mechones de su cabello que le caían sobre la frente, mientras me acomodaba mejor en la cama para poder apreciar aunque sea unos segundos sus rasgos bien definidos.
¿Cómo alguien se podía ver tan hermoso dormido? Me vi preguntándome en silencio. Sin duda solo él podía, porque era único, el mejor en definitiva.
Mientras lo admiraba dormir tranquilamente, él empezó a despertar con plena lentitud.
Sus ojos tardaron en abrirse por completo pero al hacerlo me mostró una pequeña sonrisa socarrona por verme a su costado.
Mis mejillas se calentaron cuando caí en cuenta que ahora sabía que lo había admirado durante todo este tiempo mientras dormía.
—Al fin despierta el rey. —dije, en un intento de camuflar mi vergüenza tardía.
—¿Cuánto tiempo llevas despierta? —preguntó tras un bostezo.
—No mucho. Sólo quería mirar por un rato al rey de la pista. —contornee su rostro con mi dedo índice.
—No te juzgo ¿Quién no querría admirar a esta belleza? —se señaló egocentricamente.
Bufe en sorna— Te prefiero dormido.
—Entonces sigamos durmiendo. —sugirió agarrándome de mis antebrazos para tratar de atraer mi cuerpo hacia su pecho, pero me eche para atrás impidiéndole.