Capítulo VI

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Las dos semanas pasadas se me habían ido volando, disfrutaba mucho del poder volver a actuar y con Benedict como director nada menos. Michael se había portado de lo más profesional e incluso amigable, lo cual en vez de hacerme sentir mejor comenzaba a irritarme y confundirme. Porque cuando me guiñaba un ojo o sonreía solamente para mí, no podía evitar sentir esas cosquillas en mi estómago. Cuando todas las mañanas en maquillaje nos encontrábamos y el me daba un beso en la mejilla a modo de saludo, y a pesar de querer mantener mi distancia de la manera más profesional que me fuese posible para que las personas a nuestro alrededor no comenzaran a hablar, no podía evitar estar cerca de él cuando hablábamos, mirarlo más de la cuenta cuando los demás estaban distraídos y hablando entre ellos, incluyéndolo a él.

Pero lo peor no era todo eso, lo peor eran los celos irracionales que había comenzado a tener al verlo con Claire, la actriz que interpretaba mi hermana y los rumores de que ellos dos salían, de nuevo me confundían y me molestaban más de lo que quería admitir.

Durante mi descanso me lleve una uva a la boca para calmarme el hambre, filmábamos una escena en el exterior y no podía dejar de ver a Claire y a Michael ando vueltas en la motocicleta de él.

Podía ver como ella lo tomaba de la cintura, sentada en la parte trasera de la motocicleta, sus risas dignas de un comercial barato. ¿Por qué todo eso me molestaba demasiado? Tal vez porque a todo el mundo le molestaba Claire, con sus aires de grandeza y de diva. Parecía ser que más de una persona en el set no la soportaba además de mí, lo cual me servía un poco de consuelo. ¿Por qué de todas las chicas Michael había decidido salir con la más insoportable de todas?

–¿Estas bien?

Preguntó Benedict sentándose a mi lado y tomando de mis uvas.

–Estoy perfectamente bien, Benedict. ¿Acaso no me ves? ¿Por qué la pregunta?

Comenzó a reírse de mi irritación, lo cual me hizo irritarme aún más.

–¿No deberías decirles algo? No deberían comportarse así mientras están en el set, eso es muy poco profesional y nos distrae a todos.

–¿A todos o a ti Victoria?

–Ja-ja eres tan gracioso.

Se llevó una uva más a la boca y me miro con una sonrisa burlona.

–Además no puedo decirles nada, lo que hagan en su tiempo libre no es mi problema, ni debería ser el de nadie más

Fruncí el ceño y le di una mirada de aquellas en las que si los ojos fueran balas el otro ya estaría muerto y Benedict no tardo en notarlo.

–Bien, veré que puedo hacer, pero no prometo nada. Ahora dame todas tus uvas mujer, pues las tomaré como pago por todo lo que hago por todo lo que estoy haciendo por ti.

Tomo todas mis uvas y se alejó riendo.

–¡Y acción!

Escuché la señal y comencé a caminar entre la gente buscando a Michael, hasta que lo vi a lo lejos. Corrí para poder abrazarlo y comencé a decir mis líneas.

–No quiero irme, no quiero dejarte, quiero quedarme contigo sin importar nada.

Su mano subió hasta mi mejilla, la cual acarició con cuidado y suavidad, nuestras miradas se encontraron y el ya comenzaba a hacer lo que el guion le pedía, sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y su capacidad para actuar siempre me dejaba sorprendida.

–Tienes que irte, lo sabes, este es tu sueño, bailar ahí, ser la prima ballerina más reconocida del mundo, ese es tu sueño, no el de ver a un tonto morir poco a poco.

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