Decisiones II.

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El sonido de la puerta principal me hizo despertar de un brinco, aquél sonido solo podía significar una cosa, Tom había vuelto a casa.

Mire mi rostro en el espejo intentando lucir lo más presentable que me fuese posible. Cepillé mi cabello con mis dedos, corrí al baño para lavarme los dientes lo más rápido que me vi capaz y salí echa un rayo bajando las escaleras para darme cuenta de que alguien había tomado mi lugar en los brazos de Tom.

– ¡Llegó papá!

Los mire con una sonrisa llena de ternura mientras nuestra hija de cinco años lo abrazaba con toda la fuerza que su pequeño cuerpo era capaz de dar. Ella tenía mi cabello castaño y la forma de mi boca, Benedict aseguraba que me había robado la sonrisa, mientras que sus ojos y el resto de su pequeño rostro eran bastante parecidos al de Tom.

–Rose, ¿por qué no abres la maleta pequeña para ver que te he comprado?

Nuestra hija, Rose, le dio un pequeño beso en la mejilla y corre para ver la maleta y el contenido que tanto había esperado. Entonces Tom se levanta del suelo y me mira directamente a los ojos con aquella mirada que sé que es solamente mía.

–Mi Victoria.

Una sonrisa aparece en sus labios cuando dice mi nombre y las mismas mariposas que están en mi estómago desde la primera vez que nos besamos, vuelven a revolotear dentro de mí. Me toma de la cintura y sus labios buscan los míos con una desesperación que me hace querer desnudarlo ahí mismo para reponer el mes entero que no nos hemos visto, al menos no en persona. Sus manos se mueven por mi espalda y se lo que busca pues yo también quiero que me toque, pero escuchamos unos pequeños pasitos sobre el suelo y nos separamos entre pequeños besos en los labios.

–Mamá, ver a ver todo lo que papá ha traído.

Toma mi mano y me lleva corriendo hasta la sala en la que Tom parece controlarse un poco.

El desayuno transcurre demasiado rápido para mi gusto, Tom luce demasiado cansado, pero aun así escucha a Rose con atención y le limpia la cara cada vez que se ensucia. Los miro con ternura, pero algo en mi corazón no está bien, algo que me ha estado molestando desde hacía algunos meses.

–Cariño, ¿por qué no le enseñas a papá todas las palabras nuevas que has aprendido?

Rose asiente emocionada y sube las escaleras corriendo para tomar el libro que acababa de comprarle. En cuanto Rose desaparece de la cocina, Tom estira el brazo para que lo tome y me lleva hasta sus piernas en donde me siento sin pensarlo dos veces. Mis brazos buscan su cuello y mi boca busca su mejilla para llenarla de besos.

– ¿Cómo estuvo Chicago?

Le pregunto al oído mientras acaricia mi espalda con sus grandes manos.

–Chicago estuvo bien, pero nunca mejor que aquí en Londres.

Me da un beso en la mano y nos miramos a los ojos durante unos cuantos segundos.

Lo tengo en la punta de la lengua pero no me veo capaz de formular una frase coherente.

– ¡Aquí está papá!

Grita Rose detrás de nosotros y cualquier idea que hubiese comenzado a tener, desaparece en mi cabeza.

La tarde pasa tranquila mientras Tom lleva a Rose a jugar al parque y yo me quedo en casa desempacando la maleta de Tom, y mientras acomodo sus camisas dentro de la cajonera pienso en que atrás y bien atrás habían quedado mis épocas en Hollywood, en cuanto terminé mis películas de Marvel, Tom y yo decidimos que sería mejor que yo dejara de actuar para poder estar con Rose, Anne casi sufre un infarto, pero después de un tiempo logró comprenderme.

Mis días pasaron de trajes de súper heroína, alfombras rojas, sesiones de fotos y amores con famosos, a despertar todos los días a la misma hora, llevar a Rose al jardín de niños, limpiar mi casa, cocinar y esperar a que Tom llegara a casa, si es que estaba en Londres, durante mucho tiempo aquello no me había molestado en lo absoluto, en realidad lo había disfrutado, pero todo había cambiado desde hacía unos meses cuando Rose y yo veíamos a Tom en una entrevista de promoción a su nueva película, Rose estaba tan emocionada de verlo en televisión que no podía parar de gritar.

– ¡Cuando sea grande quiero ser actriz como mi papá!

Y aquellas palabras me cayeron como un balde de agua fría sobre la cabeza, mi propia hija no sabía que yo actuaba, o mejor dicho ni siquiera lo recordaba. Sabía que era una niña de cinco años que no lo había dicho con la intención de lastimar, pero me había creado un enorme vacío en el pecho.

En los meses consiguientes mi vida se volvió tan aburrida que me vi a mí misma buscando a Michael en internet.

"Michael Fassbender termina su compromiso con la actriz Alicia Vikander"

Sentí algo en mi corazón latir con tanta fuerza que apague la computadora lo más rápido que me fue posible. No había pensado en él en años y ahí estaba buscando que era de su vida amorosa. Lo último que recuerdo de aquél día es que termine la noche con una sesión muy acalorada de Skype con Tom, quien estaba filmando una película en N.Y.

Escuche la puerta abrirse, parecía que Tom no venía solo, me asomé por las escaleras y Tom venía con Benedict.

– ¡Ben!

Grité con fuerza corriendo para poder abrazarlo. A pesar de estar casado con mi publicista no lo veía tanto como me hubiese imaginado, suponía que aquello influía también en el hecho de que me sentía aburrida con mi vida, ya ni siquiera podía ver a mis mejores amigos como Ben, Jennifer, Chris o Robert. Mi vida giraba en torno a Tom.

– ¿Qué tal va todo Vicky? Me han encontrado justo cuando iba a tocar el timbre.

Traía a Rose en sus brazos y antes de bajarla al suelo le dio un pequeño beso en la mejilla, Rose quería a Benedict como si fuera su tío.

–Lo siento Benedict, iré a dormir un poco allá arriba.

Habló Tom de pronto.

– ¿Acaso me estás invitando a ir contigo arriba?

Preguntó Benedict con las cejas levantadas.

– ¡Cuidado que ya está ocupado!

Dije entre risas empujando a Benedict, Tom se despidió de Ben y tomó a Rose de la mano para llevarla a tomar su siesta de la tarde. Ben y yo nos quedamos a solas en la sala.

–No nos habíamos visto en meses, he ido a visitar a Anne pero nunca estas. ¿Mucho trabajo?

Una extraña mueca apareció en su rostro antes de responderme, y también una extraña sensación de envidia dentro de mí.

–Sí, algo así.

Hubo un pequeño silencio que me pareció demasiado extraño pues cuando Ben y yo estábamos juntos, muy rara vez dejábamos de hablar.

–Ben, ¿qué pasa? ¿Está todo bien?

– ¿Has pensado en volver a actuar Vicky?

La pregunta me tomó por sorpresa, quería gritarle que sí, que era lo que más anhelaba en esta vida, pero escuche pasos en el piso de arriba junto con risitas de Tom y de Rose, y aquello me robó la voz.

– ¿Por qué lo preguntas?

Intenté hablar lo más segura que me fuese posible, pero mi voz se quebrantó un poco.

–Espera un momento.

Asentí un tanto confundida y él salió corriendo hacia su auto, intenté pensar en cualquier otra cosa que no fuese en las ganas que ardían en mi interior por volver a estar actuando frente a una cámara. La puerta se abrió y Benedict entró con un paquete en sus manos. Sabía que era lo que traía, lo reconocí simplemente con la mirada, aquello no era más que un libreto.




...

¿Ustedes  que dicen, continuo con esta segunda parte? :p

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