Capítulo 33.

1.4K 130 22
                                    

La luz entrando por la ventana me despertó, mire a mi alrededor y me di cuenta de que estaba en la habitación de hotel de Michael, suspiré con fuerza, él estaba a mi lado durmiendo aún, desnudo, su brazo alrededor de mis hombros. 

Me acerque un poco más a él y observe su respiración tranquila, no pude evitar sonreír al verlo de aquella manera, debía admitirlo, lo había extrañado. Acerqué mi nariz a su cuello y lo acaricié suavemente esperando que despertara, lo escuché reir levemente, me abrazó con fuerza y me dio un suave beso de buenos días. 

-Hola. 

Dije en voz baja, acaricio su nariz con la mía. 

-Hola.

Respondió él, me quito lentamente la sábana, y los dos quedamos completamente desnudos, me sonrojé levemente, acarició mi mejilla y volvió a besarme. 

-¿Qué harás en la noche? 

Me mordí el labio, recordando lo que tendría que hacer durante toda la semana. 

-Tengo que empacar. 

-¿Empacar? 

-Si, tengo que ir a Paris a filmar un comercial de perfumes o algo así. 

-¿Y cuando vuelves?

-En una semana, supongo. 

Me abrazó con más fuerza, atrayendome más hacia su cuerpo. 

-¿Qué haces?

Pregunté divertida, me dio varios besos en el cuello. 

-No pienso dejarte ir, no de nuevo. 

Una idea cruzo mi mente y sin darme cuenta negue con la cabeza. 

-¿Qué pasa? 

Murmuro contra mi oído, su barba me hacía un poco de cosquillas. 

-Nada, es solo que... ¿por qué no me alcanzas allá?

Se hizo un silencio, me dio otro beso en el cuello y asintió. 

-Esta bien. 

Sonreí con fuerza, la sonrisa incluso dolía en mi rostro, no podía creer que hubiese aceptado, iría conmigo, estaríamos juntos... o al menos eso pensaba yo ¿o que era esto si no es que una reconciliación? 

-Bien, entonces tengo que irme o Anne se volverá loca. 

Recordé entonces a Anne y me puse de pie en un salto, la había dejado sola con Benedict y esperaba Anne no lo hubiese golpeado o algo por estilo. 

-¿Estas bien? 

Preguntó Michael.

-Sí, solo... agh ¿dónde esta mi bolso? 

-En el sofá de la entrada.

 Tome una de las batas que estaban en la silla. 

-Sabes que a mi no me molesta que andes por ahí desnuda ¿verdad? 

Me sonrojé y evite verlo, el se rio ante mi sonrojo. 

Camine hasta la entrada buscando mi celular, había ropa por todas partes, mi vestido estaba arrugado en la puerta, me sonroje al recordar la noche anterior, me apresure a levantarlo e intente estirarlo para que no se arrugara más, lo puse sobre el sofá y busqué mi bolso, lo encontré debajo del sofá. Escuché a Michael levantarse, regresé a ver hacia la habitación y lo vi caminar desnudo hasta el baño. Mi rostro se puso peor que un tomate, podría decirse que si apagaban la luz mi rostro brillaría en la oscuridad. 

DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora