Capítulo 18.

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Abrí los ojos lentamente, me dolía todo el cuerpo, sentía que incluso me dolía el cabello. Sentí una mano sobre mi trasero, y gruñí levemente. 

-Cariño, tienes que despertarte. 

Era la mano de Tom, gruñí como negación, sentía que incluso respirar me dolía. 

-Victoria, tienes que terminar de empacar... 

Tuve un grito mental, era cierto, aquél era mi último día en Londres, viviendo con él. Me di la vuelta y lo jalé del brazo, busqué sus labios y los bese, disfrutándolos, no había placer más grande en mi vida que besar sus labios, subió su mano desde mi trasero a mi cintura y pude sentir que él sonreía.

-No creo que sea una buena idea, aquí no al menos. 

-¿Por qué no? 

Pregunté acariciendo su nuca, sin dejar de besarlo. 

-En primer lugar, porque todos están allá afuera, y bueno, no solemos ser muy silenciosos. 

Volví a besarlo, intentando hacerlo cambiar de idea. Pareció ceder un poco, porque de pronto estaba encima de ti, acariciando mi cuerpo completo. 

-En segundo lugar, cariño, tu aliento es igual a dos litros de tequila, y no creo poder con más en esta vida. 

Abrí los ojos de pronto, y los volví a cerrar, la maldita luz me estaba matando. Había olvidado todo lo que había pasado la noche anterior. 

-¿Encontraron a Jack? 

Pregunté en voz baja. 

-No, el taxi nos dejó varados en medio de no sé donde, cuando Martin comenzó a vomitar, en realidad fue toda una odisea volver. 

Me reí un poco. 

-Me alegro que no lo hayan encontrado... no vale la pena. 

-Lo sé cariño.  

Volvió a besarme en los labios, y me ayudó a ponerme de pie, me dio un beso en la frente y me ayudó a cambiarme. Tenía el cabello hecho un asco, pero me dolía demasiado como para cepillarlo. Tom abrió la puerta de la habitación, y la risa de Benedict se sentía como un taladro, golpeando en lo más profundo de mi cabeza. 

-Buenos días Vicky. 

Dijo Ben. ¿Cómo es que a estos hombres no les afectaba en lo más mínimo el alcohol? 

-Buenos días.

Logré decir sin dejar de frotarme la frente, levanté un poco la vista, y pude ver que Martin seguía dormido en el sofá. 

-Buenos días Vicky. 

¡Oh dios! Era la voz de Michael, la cabeza comenzó a dolerme aún más, esperaba no haberlo besado, o haberle dicho algo que no... un minuto ¿Por qué me llamaba Vicky? ¿VICKY? Para él yo era Victoria. 

-Buenos días Mike. 

Me miró con una sonrisa, y encendió su cigarrillo. 

-Será mejor que nos vayamos. 

Dijo Tom, yo seguía con la cabeza agachada ¿cómo podría viajar tantas horas en avión con este maldito dolor de cabeza? 

-Pensé que se quedarían a desayunar algo. 

Benedict se acercó hasta mi, y me abrazó de los hombros. 

-No, Victoria necesita descansar y también terminar de empacar, puedes pasar antes de que nos vayamos, para despedirte. 

Benedict asintió y me abrazó con fuerza. Intenté abrazarlo de la misma manera pero mis brazos no respondían. 

Tom me tomo de la mano, y salimos de la casa de Ben, comenzamos a caminar mientras Tom intentaba cubrir mi rostro del sol, no podía creer que no tuviera ni un solo par de lentes de sol. Antes de que Tom pusiera la llave en la ranura alguien me toco el hombro, me di la vuelta y ahí estaba Michael. 

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