Decisiones

Capítulo ll

        Al despertar, lo primero que vi fue el rostro dormido de Tom. Levanté la mano y acaricié su mejilla con cariño. Mis dedos recorrieron la línea de su pómulo delineando su rostro hasta llegar a la fina línea en la que se convertían sus labios. Los acaricie con cuidado, sintiendo cada parte de estos hasta que se curvaron en una sonrisa y después en un beso hacia mis dedos.

–Buenos días.

Hablé en voz baja, intentando no aturdirlo con el exceso de energía que tenía debido a la emoción.

–Perfectos días, diría yo.

Su voz sonaba adormilada aun. Abrió los ojos poco a poco, acostumbrándolos al sol que comenzaba a entrar por la ventana. Se dio la vuelta para que su rostro estuviese frente al mío, levantó la mano con cuidado y acaricio mi cabello antes de darme un beso en los labios.

–Hey Vicky.

–Mhhm.

Se acercó más a mí y pude sentir su cuerpo caliente, fuerte y desnudo tocar el mío.

–Estuve pensando y creo que cuando termines tu proyecto, deberíamos de irnos de vacaciones con Rose, llevarla lejos, lejos de aquí, con nosotros y después... tal vez, no sé, comenzar a organizarnos tu y yo para que comiences a actuar de nuevo de tiempo completo, ya sabes que este libreto no sea cosa para que te distraigas un rato sino que retomes tu carrera.

Me senté tan rápido en la cama que me dolió el cuello.

– ¿Estás hablando en serio?

–Claro, ¿quién soy yo para decirte que dejes de actuar?

La sonrisa que creció en mi rostro fue terrible, terrible para mí pues sentía que no debía de experimentar tanta felicidad después de saber que ya no pasaría tanto tiempo a lado de mi familia.

–Creo que te amo.

Dije entre risas, provocando que Tom me tomara de la cintura con una gran sonrisa en su rostro y acomodándome debajo de su cuerpo para darme a entender que él también me amaba.

Al llegar a casa de Benedict me sorprendió no encontrar a Anne, sino a Ben con Lily y con Rose.

– ¿Dónde está Anne?

Pregunté con voz baja en cuanto Rose subió al auto. 

–Fue a comprar unas cosas.

Respondió él aunque lucía un tanto nervioso.

–Ben, ¿está todo bien? ¿Quieres hablar conmigo?

Negó con la cabeza y me miro con una sonrisa que no alcancé a creerme del todo. ¿Qué diablos estaba pasando entre ellos dos?

Llevar a Rose a tomar el té con nosotros había sido una buena idea, en cuanto vio los panqueques se volvió loca, hablando sin parar, dándole besos a Tom en las mejillas, ensuciándole el rostro. Pasaron las horas y de pronto sentí que de nuevo tenía una familia completa. Tom me miro a los ojos, sabía que estaba preguntándome si estaba lista, pero no lo estaba, la reacción de Rose me asustaba demasiado. Tom me tomó de la mano por debajo de la mesa, como en los viejos tiempos.

–Rose, cariño, tenemos que decirte algo importante.

Su pequeño rostro se llenó de curiosidad, pasaron unos cuantos momentos en los que me quede en silencio, no me sentía capaz de hablar con Rose y decirle que no la vería en dos semanas.

–Cariño, tu mamá tendrá que irse durante unas semanas.

Sus ojos se llenaron de pánico al escuchar aquellas palabras.