Capítulo XII.Octubre 8.

2.5K 81 15
                                    

Querido diario. En estos días han ocurrido algunas cosas... Tú sabes que te he hablado mucho acerca de que juego o mejor dicho que me masturbo pues bien, he estado haciendo esto más seguido. Antes sólo lo hacía por las noches al dormir pero me ha estado dando por hacerlo más seguido. En las mañanas al despertar a veces, en las tardes y obvio, en las noches.

Siempre es lo mismo sólo que cuando "juego", lo hago frente al espejo para verme pues eso me excita demasiado... en el convento jamás podría hacer algo así. Uno de estos días eran como las 10 a.m. y; me motivé a "jugar" por lo que tomando mi consolador me tiré en la cama y empecé... fantaseé con Adrián de nuevo. Tocaba mis pechos mordiendo mi labio y con los ojos cerrados me transporté al momento cuando estuvimos en la cama pecando sin arrepentimiento hasta que descargué de nuevo mi orgasmo quedando débil y agotada en mi cama.

No me había aún recuperado cuando tocaban a la puerta y llamaban.

-Hermana, soy la madre superiora... vengo con la hermana Gabriela...

-¡Diantres! ¿¡Visita sorpresa...!? ¡Es sábado! Esto ya es irritante... -Dije en mis adentros.-

Aún me estaba levantando para disque vestirme y seguían tocando.

-¡¡Ya voy, un momento!! -Les respondí.-

No me daba tiempo bañarme y aunque no andaba en mi período, me coloqué una toalla sanitaria por... bueno, tú sabes; por aquello. Apenas me lavé las manos y el consolador el cual escondí porque si lo ven, ¡imagínate!

Así pues, con mi pelo desarreglado y con cara de fatiga (nadie sabe por qué je, je, je), les abrí a la hermana y superiora.

-¡Hermana! ¿Se siente bien? -Preguntó la superiora con extrañeza.-

-La noto cansada, hermana Yamileth. ¿Le pasó algo? -Preguntó la hermana Gabriela.-

-¡¡Ahhhooo!! ¡Estoy bien! -Respondí bostezando.- No pude dormir... anoche y; me recosté por un rato... -Les mentí.-

Las recibí dándoles un chocolate caliente con arepas (panqueques) y como siempre la misma y monótona conversación salvo que la superiora me preguntaba de cuándo volverán mis padres sabiendo que regresan en diciembre pues son tres meses y no tres semanas. La superiora me decía que al llegar debía volver para las celebraciones de navidad y año nuevo... ¡En fin! Bueno para no cansarte con el cuento, ellas se fueron como una hora después y como esta era la visita sorpresa, ya no las habrá hasta la otra semana.

A eso de las 2 p.m. recibí un mensaje de Adrián. He estado recibiendo mensajes del joven que no he querido contestarle. Él desea que hablemos pues tiene algo importante que decirme y hoy decidí verlo sólo que esta vez no deberé caer de nuevo en tentación por lo que me vestiré con el hábito.

A las 3 p.m. el joven llegó y lo recibí como la monja que soy o debería ser.

-¡Hola... hermana! -Saludó con dificultad.-

-¡Hola Adrián! Pasa y siéntate para que hablemos. -Le dije.-

Empezamos a hablar de lo sucedido aquel día y me excitaba el sólo recordarlo... ¡Vaya...! Al igual que antes el sólo estar cerca del joven aceleraba mi corazón, mi respiración, y estoy segura que él siente lo mismo. El tema sólo que él, dijo algo que me impactó.

-Hermana, créame lo que le voy a decir.

-¡Dime, Adrián!

-Yo he estado sintiendo que lo ocurrido entre nosotros fue algo más...

-¿Algo más? -Le cuestiono.-

-Sí hermana. Esa noche no fue sólo atracción física, no fue sexo solamente... yo la quiero en verdad hermana desde la primer vez que pasó cerca de mi casa... además fantaseo con usted, ¿no siente lo mismo?

Diario De Una Monja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora