Capítulo XXXIV. Febrero 12.

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Hola querido diario. Hoy fue el día "D" y la verdad estuve muy nerviosa porque no sabía cómo reaccionaría papá al conocer a Adrián, ¡diantres! Mamá me hablaba y Sam pero me quería alterar toda por cualquier cosa a lo que se acerca y me habla:

-¡Yamita querida! Sé lo que estás pasando pero no lograrás nada con enojarte...

-¡Pero mamá...!

-¡Déjame hablar...! –Me interrumpe.- Tu padre no hará nada contra él, ¿acaso crees que lo matará?

-¡No mamá! Tendría que estar loca yo para pensar algo así...

-¿Entonces por qué te alteras sin sentido? Podrías enfermar al bebé...

Me quedé callada y cabizbaja, por eso dicen que la madre siempre sabe. Después sentí cómo mamá me abrazaba en la cocina ante la presencia de mi melliza. Una vez más tranquila salimos a poner las cosas en la mesa y la hora del almuerzo fue a las 12:30 p.m. y Adrián fue puntual. Yo salí a recibirlo mientras papá estaba sentado en la sala; ambos se saludaron y mientras mi novio lo saludó amablemente, papá estaba muy serio... ¡esto me asustaba!

Tan pronto llegó Adrián mamá lo saludó abrazándolo como si fuese un hijo; ¡cuando mamá! Así nos sentamos todos a la mesa, comimos, bebimos gaseosa. Sam, mamá y yo hablábamos con Adrián pero papá sólo se limitaba a decir "sí, no y no sé..." ¡Obvio! Odia a Adrián y esto me erizaba la piel.

La calificación que le di al almuerzo del 1 al 10; 9. A papá...0. ¡Diantres! Había ya pasado una hora desde que Adrián se fue como a eso de las 2:00 p.m. Por la actitud de papá fue que él decidió irse pronto. Después entré a mi cuarto y escuché a mamá reclamarle a papá su mala actitud pero supe que no eran celos por su parte sino que...simplemente odia a mi novio. Luego papá le dijo a mamá que no lo quería ver de nuevo en casa... ¡Maldita sea con papá! Para no aburrirte con el cuento amado diario esa noche me comuniqué con mi novio el cual se sintió incómodo con papá. Entonces quedamos de vernos por lo que esperé a que mamá y papá durmiesen; sólo Sam sabía de lo que tenía pensado hacer y así salí por detrás para vernos en el claro. Si papá no quiere a mi novio en casa, ¡de acuerdo! Entonces yo iré a mi novio.

Así pues, me quité el sostén y mis calzones para ponerme un pantalón y blusa de dormir quedando desnuda debajo de la piyama, salí por la puerta de atrás sin hacer ruido, crucé la cerca para dirigirme al claro y al poco tiempo llegó Adrián con una cobija y se veía algo desmotivado...su semblante era triste.

Lo saludé con un cálido beso y entre los dos extendimos la cobija en el suelo donde nos sentamos a hablar. Adrián dijo que papá lo odiaba; lo vio en su mirada por lo que me dijo que tratar con él sería difícil pero no me dejaría por ese simple hecho, entonces acaricié su mejilla y lo besé de nuevo a lo que después le dije que si debía irme de la casa para estar con él y mi hijo, ¡lo haría!

-Pero te buscarás el desprecio de...

-El desprecio de papá no me importa. –Le interrumpí.- Mamá y Sam me apoyan además, papá no es el que tendrá a nuestro bebé sino tú y yo. ¿De acuerdo? Si nos amamos simplemente no debemos preocuparnos, amor. Si debo irme a vivir a tu casa lo haré si me aceptas.

Adrián sonrió de oreja a oreja al saber que estaba dispuesta a irme con él por lo que me abrazó con fuerza y le correspondí. Luego llegó lo inevitable, los toqueteos... él metió su mano bajo mi blusa levantándola descubriendo mis pechos los cuales no besó, ¡lamió!, cortando mi respiración mientras yo sacaba su miembro motivándolo a la vez que mordía mi labio. Me quité la blusa y él metía su dedo en mi entrepierna masturbándome él a mí y luego yo a él...

Entonces me acosté bocarriba y él me quitaba el pantalón de dormir dejándome desnuda en el claro... había luna llena la que iluminaba nuestra desnudez. Separé mis piernas a lo que Adrián sumergió su cara... su boca haciéndome el sexo oral el cual me enloquecía. Vale que mi período misteriosamente no me vino porque no disfrutaría de esto... ¡Diantres!

Sólo cerraba mis ojos mordiendo mi labio sintiendo el placer que deseaba y de repente; Adrián se posó sobre mí penetrándome sacudiéndome como me gusta, lo arañé, lo mordí y presioné rodeándolo con mis piernas... esas caderas que están tan afiladas como navajas de placer me derretían al chocar contra las mías... y ese sonido que emitían al chocar rompían el silencio de esa silenciosa noche además de nuestras agitadas respiraciones y gemidos...

Con mi mano derecha abracé su espalda y con la otra, su trasero con fuerza hacia mí. Luego empezó a golpear más fuerte con sus caderas sinónimo de que su orgasmo estaba en camino y; ¡así fue! Lo sentí muy fuerte dentro de mí a la vez que él se quejaba de placer mencionando mi nombre para luego morder mis pechos. De repente mi orgasmo llegó y me dejó sin aliento que apenas mencioné el nombre de Adrián diciéndole cuanto lo amaba... después sonreímos maliciosamente dándonos pequeños besos para quedar yo sobre él al tiempo que nos cubríamos con los extremos de la cobija mientras nos dormíamos abrazados.

Hubo un momento en que desperté, no sé cuánto tiempo pasó pero igualmente me puse en pie con cuidado de no despertar a mi novio. Caminé desnuda cruzando el claro para llegar a los árboles que daban a la pequeña colina desde donde vi las luces de la ciudad... esta se hallaba silenciosa libre del diario ajetreo, del va y viene... vi el convento el cual no extraño en lo más mínimo y me alegro de haber salido de este.

Me quedé mirando el paisaje nocturno arrecostada a un árbol mientras decía en mis adentros; "...ah ciudad. Si pudieras hablar de seguro contarías de mis encuentros prohibidos con Adrián pues desde allá lo ves todo..." Después de unos momentos regresé donde se hallaba mi hombre.

Aunque no soy nudista, debo aceptar que me gusta el hecho de caminar desnuda ya sea aquí en el claro o dentro de mi casa porque a veces querido diario, la ropa me "pesa" o incomoda. Al llegar al centro del claro mi novio ya había despertado y yo, extendí mis brazos viendo a la luna con su brillo iluminando mi desnudo cuerpo... sintiéndome libre. Después, Adrián y yo nos vestimos para dirigirnos a nuestras respectivas casas, al llegar a la mía, la puerta trasera estaba abierta ya que Sam la dejó así para que yo entrase con cuidado algo que hice. Llegué a mi cama me desnudé y me dispuse a dormir.

Diario De Una Monja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora