Capítulo XXVIII. Diciembre 7.

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Querido diario. Como te había contado papá y mamá me apoyaron mi decisión de dejar los hábitos por lo que me sentí mejor con respecto al tema. ¡Puf! Me quité un gran peso de encima, te cuento que al llegar a casa ya no podía andar sólo con la blusita puesta sin sostén y sin calzones pues como ya sabes mis padres están en casa, ¡diantres! Entonces usé sostén, calzones, la blusita y el short por lo que a veces sentía calor...

Tampoco podía traer a Adrián a mi casa para amarnos como lo hacíamos ni tampoco ir a su casa aunque sea un rato pues mis papás sospecharían por lo que no me quedaba más que en las noches, me masturbaba en mi cama antes de dormir y a la hora de levantarme... deseaba que mi novio estuviese aquí. Mi hermana Sam se quedó desde que vinieron nuestros padres porque quería estar unos días cerca de ellos y obvio; ella hizo el "sacrificio" de no tener a Tibi. Tal vez la ausencia de nuestros novios nos sea útil para "descansar" de ellos y ellos de nosotras pero como cuesta, ¡ji, ji, ji!

Otra cosa que te quería contar amigo diario es que mis papás han estado algo serios conmigo...no enojados pero sí algo cortantes además. Ayer, salieron ellos a comprar unas cosas por lo que Sam y yo quedamos solas.

-¡Genial! Ahora sí puedo quitarme algo de ropa. –Dijo Sam usando sólo la blusita, yo la imité.-

-Sam, ¿nuestros papás están algo serios conmigo o me parece?

-Bueno hermanita, tu decisión los tomó por sorpresa pues no lo esperaban. Tal vez lo estén pero debes de darles tiempo para que lo asimilen.

Mientras hablaba con Sam, un mensaje de Adrián llegó a mi celular preguntándome que si podía ir a su casa. Le contesté que sí porque mis padres llegarían algo tarde y mi hermana les diría si llegan antes que yo que salí a caminar pero me fui por el camino del bosque pasando por el río donde él me esperaba con una cobija. Eran como las 3:00 p.m. cuando nos encontramos.

-¡Sólo han pasado dos días y ya te extrañaba! –Me dijo él.-

-¡Yo más! –Le dije acercándome.-

Al estar frente a frente nos besamos (queríamos comernos vivos), y no tienes idea de lo excitados que estábamos, ¡diantres!

Cuando me di cuenta, él ya había metido su mano dentro de mis calzones y yo motivaba ya a su muy dispuesto miembro... ¡Guau! No quería esperar más por lo que comenzamos a desnudarnos y una vez sin ropa, entré al pequeño lago nadando hacia la piedra. Una vez llegado yo allí, no vi a mi novio quien nadó bajo el agua para llegar hasta mi separando mis piernas para después meter su boca en ese lugar, ¡re-diantres! ¡Esto siempre me enloquece!

Mientras me sujetaba de la piedra, Adrián me enloquecía usando su boca pero me dolió un poco al morderme en dos ocasiones. Pronto salió del agua colocándose frente a mí y se agarró de la piedra juntando su cuerpo contra el mío yo, me solté de la piedra para abrazar su cuello rodeándolo con mis piernas y fue entonces cuando me penetró. Sus caderas golpeaban las mías como siempre a la vez que lo sentía dentro de mí enloqueciéndome del placer con mi entrecortada respiración sólo que esta vez golpeaba más y más fuerte hasta que sentí su orgasmo descargarse dentro de mí y poco después, el mío. ¡Diantres!

Al terminar él nadó conmigo en su espalda y al llegar a la orilla nos acostamos en la cobija con la que nos cubrimos y donde reímos abrazados mientras nos besábamos... Estaba cansada por lo que supuse que él también pero en un momento que me besaba y abrazaba, se colocó sobre mí, separó mis piernas y me penetró de golpe. ¡Todo fue tan rápido...!

-¡Adrián... Adrián! Es...toy muy...cansada...ahora...no...pue...do...

-No...puedo...evi...tar...lo...

-Bas...ta...amor...basta...yo...no..., no...es...toy...exci...tada...

Pero no me respondía entonces puse mis manos en sus afiladas caderas a manera de detenerlo con la poca fuerza que me quedaba mas no pude porque sentí su orgasmo dentro de mí y unos instantes después el mío pero casi sin poder disfrutarlo...fue un placer muy vago.

Pronto Adrián se despegó de mí quedando tendido a mi lado y yo quedé con mis piernas separadas casi sin aliento, ¡diantres!

-¡No debiste hacerlo así Adrián! No me...gustó... -Dije levantándome.-

-¡Vamos, Yami! ¡No seas así...!

Me dirigí al agua sin responderle, me metí hasta que el agua llegó a mi ombligo y empecé... a lavarme pero me dolía no sé por qué. Luego, salí del agua para secarme con una toalla que él había traído y posteriormente me vestí.

-¡Yami! ¡No te...vayas!

-Volveré cuando vuelvas a hacer el amor bien porque esta vez me dejaste hecha pedazos. –Mi entrepierna no me dolía, me ardía.-

Así pues me alejé ante ignorando su insistencia a que me quedase. Camino a casa me detuve en dos o tres ocasiones para acariciar cierta parte, ¡diantres! Mi novio se volvió loco porque me gusta hacer el amor de distintas formas mas la masoquista no es la mía.

Entonces llegué a casa adolorida y aún no llegaban mis papás pues sólo se hallaba Sam a quien le conté lo ocurrido.

-¡Je, je, je! El amor muerde, ¿verdad, Yam?

-¡Sam! ¡No es gracioso! Me duele y es en serio. –Le dije sobándome dicha parte.-

Sam abrió su bolso del que sacó un ungüento para bebé y talco. Me dio instrucciones de que debía colocarlo en el área afectada con una toalla y así me pasaría el dolor, ¡dicho y hecho! ¡Funcionó, qué dicha! Mi hermana es una bruja, sólo que no quiero por ahora estar de nuevo con Adrián pues lo volvería a hacer y no me gustaría en lo más mínimo. ¡Diantres! Si le hubiera yo mordido su miembro pero ni eso... A eso de las 5:30 p.m. llegaron papá y mamá cargando muchas cosas. ¿Qué serán y para qué?

Bueno, no quise averiguarlo por lo que entré a mi cuarto a descansar por lo que cerré mi puerta pero oí tras la esta que mamá le preguntaba a mi hermana de por qué me encerré en mi cuarto y Sam se limitó a decir que salí un momento a caminar pero me quedaron doliendo las piernas, ¡je, je, je! Y...nadie sabe por qué me duelen, ¡ji, ji, ji!

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Diario De Una Monja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora