Mi corazón, al igual que mi respiración se detuvo en un instante para reanudar su macha a un ritmo acelerado, mucho, tanto que creí que el martilleo en mi pecho terminaría provocando una muerte segura. Josh se levantó enseguida totalmente enrojecido y comenzó a balbucear en un intento desesperado por sacar las palabras que anudaban su garganta. Evan solo nos miraba a ambos desde la puerta de la entrada con los ojos bien abiertos y una expresión desencajada. ¿Enojo? ¿Decepción? ¿Tal vez nostalgia fusionada con felicidad?
Me encontraba sumida en un estado paralitico que amenazaba con cada partícula mi sistema nervioso y mi capacidad para tener el dominio y control de mis movimientos. ¡Demonios! Me habían encontrado en la peor de las situaciones con Josh. Apreté mis párpados con fuerza esperando un grito o un sermón de su parte, incluso creí que Evan golpearía a Josh, pero no llegó nunca.
-¿Alguien puede explicarme que rayos está sucediendo aquí? -Su voz sonó exigente, demasiado para mi gusto, y su expresión desconcertada no dejaba de producirme cosquillas en todo mi organismo. Me levanté de mi lugar, decidida a defenderme y a defender a mi novio si necesitaba hacerlo. No recordaba nunca una advertencia de su parte hacia los chicos, nada más que consejos sobre ellos y sobre las relaciones. Pero si nunca le molestó que yo saliera con alguien, ¿por qué parecía no caber dentro de sí del enojo?
-Yo... lo lamento mucho, señor Grayson -Josh a mi lado bajó su mirada demostrando remordimiento, y algo en sus palabras me hizo saber que tal vez él no estaba enterado de que Evan no era más que un amigo de mi padre que se encargaba de mí y de mi custodia.
Evan fijó sus azules y profundos ojos en los de mi novio, y negó molesto antes de dar un suspiro en busca de paciencia y masajear el tabique de su nariz, seguramente deseando no explotar de enojo allí mismo.
-Tú, jovencita -me señaló con un dedo, y no pude sentirme peor ante sus facciones tensas y su expresión frustrada -Tienes muchas cosas que contarme.
En un impulso nervioso, comencé a hacer señas con mis manos con demasiada prisa y desespero, buscando que él me entendiera después de tanta torpeza en ellas. Traté de explicarle que no era lo que parecía, que por favor me dejara explicarle la situación y que estaba en una relación con Josh, también le dije que vivía en frente de mi casa, y que era un buen chico. Pero eso no pareció convencerlo del todo.
Evan dirigió una mirada profunda hacia Josh y lo escrutó con la vista antes de dar un suspiro frustrado y apoyar sus manos sobre sus caderas. Llevaba un maletín en la mano derecha y sobre su antebrazo descansaba su saco negro.
-¿Tú eres Josh? -mi chico asintió y de manera inmediata los ojos de Evan se posaron en los míos, buscando una explicación. Recordé aquel día en el que le confesé que un chico llamado Josh me gustaba y él se enfureció diciendo que debíamos hablar sobre ese tema en otra oportunidad. Claro que en esa próxima oportunidad aprovechó para hablar sobre los chicos y los sentimientos. Sus ojos buscaron una vez más a mi novio -Y... ¿estás saliendo con Mallory?
Miré a Josh a mi lado y mordí mi labio inferior muerta de nervios no sabía como reaccionar ante todo esto. Él parecía tan seguro de sí mismo y ya los evidentes nervios se disipaban dejando ver una expresión valiente, como si no le importara lo que Evan pudiera hacerle, él estaría allí para dar la cara siempre. Aquello ablandó algo dentro de mi ser.
-Señor, Mallory yo somos novios.
Lo dijo.
Él lo dijo.
Y ahora todo, finalmente era real.
Evan miró durante varios segundos a Josh sin decir nada, pero no pude descifrar el código en sus ojos azulados, porque esto se encontraban cansados, sin permitirme ver a través de ellos.
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Palabras mudas ©
RomanceA Josh no le importaba que Mallory fuera muda. Sus problemas de comunicación verbal parecían insignificantes al lado de las emociones que por primera vez experimentaba a su lado, cada vez que tomaba su mano. Algo que aprendió con ella, y que nunca p...