Capítulo 25 | Un lado que no conocía

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Y allí estaba yo, con la cabeza agachada, las palmas sudorosas y temblorosas mientras que mi corazón palpitaba con una fuerza incontrolable y todo dentro de mí se debilitaba una vez más ante aquella escalofriante y gruesa voz ahora varonil que desconocía totalmente, pero que jamás lograría olvidar.

Hice mis mayores esfuerzos por no dejar caer las lágrimas y hacerle saber a ese desconocido lo muy asustada y nerviosa que estaba. Todo a mi alrededor se detuvo, ningún sonido era captado por mi sentido más que el de mi respiración agitada y la de ese hombre frente a mi de chaqueta roja. ¿Donde estás Josh? ¿Por qué estás tardando tanto?

Y casi colapso al volver a escucharlo hablarme.

—¿Por qué tan sola?

Mentalmente me repetía una y otra vez que no estaba sola, que Josh estaba conmigo y que no tardaría en llegar para ponerlo en su lugar. Pero conforme los segundos pasaban él no llegaba y comenzaba a desesperarme, mi rostro enrojeció varias tonalidades y la respiración me pesaba como nunca antes, por lo que mi pecho comenzó a subir y bajar inconscientemente delatando mi estado de pánico.

—¿Donde está tu caballero de brillante armadura? —por el rabillo del ojo, pude ver como si mano buscaba algo por encima de la mesa, y poco luego supe que se trataba del teléfono de Josh, el cual había dejado a solo centímetros de mi vaso antes de ir al sanitario. En un impulso agresivo y defensivo, llevé mi mano hacia éste y logré tomarlo antes que él, pero su mano entones aprisionó la mía por encima. Y su tacto me provocó aún más miedo que nunca antes. Su fría y áspera piel chocó haciendo contraste con la mía, y levanté mi mirada por primera vez para encontrarme cara a cara con aquel desconocido.

Quité mi mano forzosamente a pesar de que él la aprisionó con fuerza todo el tiempo, y la primera lágrima rodó por mi mejilla delatando mi debilidad ante el chico de rasgos asiáticos y cabello largo hasta las orejas que se encontraba frente a mí. Parecía tan solo unos cuantos años mayor que yo, y su piel pálida lo hizo ver mucho más escalofriante. Una sonrisa cargada de malicia se cruzó en su rostro mientras no despegaba sus ojos de los míos, y cuando hice al amago de levantarme para huir lejos de él, alguien se me adelantó y lo tomó por el cuello de su chaqueta tirando de él para encararlo y obligarlo a levantarse.

El rostro de Josh había enrojecido varios filtros y su expresión salvaje me hizo saber que no se esforzaba no un poco por contener el enojo que brotaba por cada poro de su rostro. Las aletillas de su nariz subían y bajaban con brusquedad mientras sostenía el cuello del asiático que de veía poco mayor que yo tirando hacia solo centímetros de su rostro. Me levanté ahora sintiendo la alerta en cada poro, y abrí mis párpados asombrada y sin saber qué hacer.

No pude ver la expresión del otro chico ni cual gesto hacía, pero lo que sí pude notar era que lo que fuera que estuviera haciendo a Josh parecía molestarle aún más, porque de un momento a otro ya no parecía él mismo, como si se hubiera convertido en... en un monstruo.

Y todo pasó tan rápido que apenas tuve tiempo para procesarlo. Para cuando las personas de seguridad comenzaron a acercarse para detenerlos ya Josh había empujado a el otro contra la pared haciendo que su espalda y la pared impactaran emitiendo un sonido que llamó la atención de todos aquellos que incluso no estaban mirando, incluso pude jurar que los de la pista se detuvieron a mirar.

Y para cuando quise acercarme a pedirle que se controlara ya lo habían entre dos hombres con uniformes que vigilaban la pista.

Tomé la chaqueta de Josh que había dejado en su lugar momentos antes y los teléfonos antes de correr en dirección a la salida detrás de mi chico sin antes mirar al hombre que se encontraba tratando de reincorporarse del golpe.

Palabras mudas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora