Luego de aquel hermoso encuentro, las cosas habían avanzado considerablemente, nunca me confesó porqué me pintó, ni nada que hubiera deseado escuchar, pero lo sentí ansioso todo el tiempo, como queriendo decir algo y no saber como. Temí por todos los medios que me pidiera no volver a repetir un encuentro íntimo nunca más, o que me dijera que no le agradaba mi presencia o algo parecido. Por la mañana de aquel día lo vi un par de veces, pero no es como si hubiera sucedido nada interesante como en su ático, solamente me habló un par de veces antes de que Nathan me secuestrara y me llevara a la cafetería diciendo que tenia tenía algo súper importante qué decirme. Tomé asiento frente a él en la mesa que siempre solía frecuentar, y trataba de mirar por encima de su hombro a Josh con disimulo hablar con un par de chicas desde una mesa distante a la nuestra.
—Compré un videojuego que estoy seguro que te va a encantar —comentó mi amigo mientras se concentraba en picar su comida con tranquilidad —Tal vez podríamos probarlo hoy, en tu casa.
Lo miré mientras masticaba y alce mi mano mostrándole mi dedo pulgar en confirmación, y pude ver como me dedicaba en una leve sonrisa.
—Oye... Mallory...
Levanté mi mirada para fijarme en sus ojos, no me miraba, miraba hacia algún punto desconocido detrás de mi con nervios, como si encararme le resultará dificultoso o algo así. Alcé mis cejas esperando reacción por parte suya, pero pasaron varios minutos antes de que se decidiera a hablarme.
—Estaba pensando... —no entendía como era que lograba verse tan nervioso y tan adorable a la vez teniendo en cuenta su actitud extrovertida y su figura tan varonil a la vez—. Ultimamente te has juntado mucho con Josh, ¿no crees?
Pensar en ello provocó que un cosquilleo persistente se asentara en la boca de mi estómago, y sonriera por inercia al recordar hacía un par de días apenas cuando sentí su abrazo.
—¿Acaso piensas reemplazarme? —una sonrisa divertida se coló en su comisura, y yo reí en silencio como estaba ya acostumbrada y negué divertida.
Tomé una servilleta y escribí con el bolígrafo que nunca llevaba lejos de mi bolsillo: «Amigos»
—¿Sólo amigos? —alzó una ceja curioso, y yo asentí animada mientras lo señalaba distraído charlando ahora con un par de chicos más que hace unos momentos—. Josh me agrada, pero a veces comienzo a sentir celos.
Fruncí el entrecejo divertida y tomé su mano en el otro extremo de la mesa, por encima. Su piel se sentía tensa y podía sentir un cosquilleo que nunca antes percibí en su piel. Me miró con algo de desilusión filtrada en su rostro.
—Mallory, solo no quiero que decidas cambiarme algún día por creer que sus conversaciones son más divertidas e interesantes que las mías.
Sonreí divertida y atraje su mano hacia mi rostro y besé su dorso cariñosamente. Quería decirle que eso era imposible, que era mi mejor amigo y que siempre lo sería sin importar las consecuencias, pero era frustrante para mi expresarme en señas aun sabiendo que él me entendería. Así que le mostré una sonrisa sincera y cargada de buenas vibraciones.
Me encogí de hombros en señal de pregunta y él abrió varias veces sus rosados labios para decir algo, pero luego los cerró sin saber qué exactamente. Mi pulso se disparó cuando lo miré levantarse de su lugar y despedirse de los chicos para luego caminar despacio hacia mi dirección. ¡Oh, demonios! Se acercaba y yo no podía evitar el cosquilleo intenso mientras lo miraba.
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Palabras mudas ©
RomanceA Josh no le importaba que Mallory fuera muda. Sus problemas de comunicación verbal parecían insignificantes al lado de las emociones que por primera vez experimentaba a su lado, cada vez que tomaba su mano. Algo que aprendió con ella, y que nunca p...