Capítulo 19 | Tal y como soy

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El calor aquella tarde parecía hacerse más y más intenso conforme los segundos pasaban, a pesar de las intensas oleadas de brisa que provocaban escalofríos en la piel desnuda de mis brazos, era una tarde perfecta para un día de playa o piscina, y Josh y yo no perdimos tiempo para ponernos cómodos de alguna forma. Claro que él no tenía ni idea de cual era mi plan para aquella tarde de primavera. No pensaba ir a la playa, mi piel era tan pálida y delicada que los rayos directos del sol provocaban quemaduras y heridas que tardarían en curar. Un día en la piscina publica no me vendría nada mal, salvo por el hecho de que me incomodaba pasearme en bañador delante de Josh. Lo que tenía planeado era año mucho mejor de lo que cualquier día de playa podría proporcionarnos, para mí era especial y significativo que la primera persona que visitara conmigo (además de Nathan) el lugar que tanto me regalaba paz y tranquilidad al que solía llamar Sinfín.

-¿Por qué presiento que no estamos yendo a ningún lugar en específico? -Josh se quejó cuando accidentalmente dejé que se tropezara con una rama y diera un traspié. Mis manos cubrían su rostro desde atrás para que él pudiera evitar ver hacia donde deseaba guiarlo -Huele a tierra húmeda, y a algas, a aire libre, huele a... ¿bosque?

Sí, era exactamente eso. Pero como no podía verme asentir, solo seguí caminando detrás de él mientras me estiraba para poder alcanzar su rostro y caminar sin caerme. ¿Por qué debía ser tan alto? No me molestaba, eso lo hacía ver muy varonil y le quedaba bien con su imagen, pero en situaciones como ésta era incómodo guiarlo. Debí haberle cubierto los ojos con un pañuelo.

-Mallory, ¿por qué presiento que vas a matarme y quieres enterrar mi cuerpo en un lugar al que nadie visita nunca? -su tono paranoico provocó en mi un ligero jadeo que era lo que más se acercaba a una risita nerviosa.

Luego de caminar un par de metros más y notar que el camino se hacia largo solo cuando él caminaba torpemente delante de mí, llegamos a mi lugar favorito. Me tomé unos segundos para tomar aliento, hasta que aparté mis manos de su rostro y dejé que sus ojos se acostumbraran a la vista de aquel precioso lago y la bella arbolada.

Me flexione sobre mi cuerpo y apoyé mis manos sobre mis rodillas mientras recuperaba el aliento de la caminata. Caminata que se volvió doble una vez que guié los pasos de Josh.

Volteé a mirarlo, él se encontraba muy distraído deleitándose con la angelical vista frente a sus ojos. El olor a humedad se filtró en mis fosas nasales y me reincorporé en mi lugar para acercarme y tomar su mano a mi lado. Di un suspiro profundo y entrelace mis dedos con los suyos para luego apoyar mi frente con su bíceps formado. Su aroma tan propio de él, reconocible en cualquier lugar del mundo, un olor que desprendía su cuerpo por naturaleza y que tal varonil era sólo mío ahora.

Su piel se erizó bajó la mía, y se dio la vuelta para encararme, sus ojos marrones se veían grandes como dos perlas brillantes y preciosas, las dos perlas en sus ojos que ahora me pertenecían. No quería ser posesiva, pero ahora había comenzado a crecer una obsesión dentro de mi por el chico que tenía frente a mi. Pude percatarme de el agradecimiento que su mirada me transmitía, y sonreí embobada con sus ojos fijos en los míos. Pronto una enorme sonrisa se pintó en sus labios, y comenzó a reír a carcajadas sin poder contener la emoción. Para cuando pude reaccionar, sus brazos se hallaban envueltos en mi cuerpo con una fuerza incontenible.

No supe porqué me abrazaba con tantas ganas, sin querer soltarme, pero le correspondí sin dudar ni un segundo un y escondí mi rostro en su pecho musculoso. ¡Diablos! Podía congelar mi mundo en ese instante y juro que me quedaría en sus brazos de forma permanente, hasta que mi mundo se acabara escondida entre su piel.

-¡Demonios! -tambaleó por un momento, y sentí si cuerpo temblar contra el mío -Esto es hermoso... es tan...

Asentí contra su pecho, siendo consciente de que no existía un lugar en el mundo más hermoso que éste, mi lugar especial. Nuestro lugar especial.

Palabras mudas © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora