El Secreto de los Dragones

Capítulo 11

•Adam•

Lo único que la señora respondió fue "Acérquense", lo que Adam no estaba seguro si hacer.
Varias preguntas inundaban su mente y sabía que las chicas probablemente se preguntaban lo mismo.

"¿A qué se refiere con que nos esperaba? ¿Cómo nos conoce?
¿Cómo tiene la menor idea de quienes somos?"

—Les dije que estaba igual de loca que Jertrudis.—Ingrid murmuró dando un paso al frente y él no supo si era muy valiente o muy tonta.
Agarrando suavemente la mano de Kate, siguió a la chica de los ojos ámbar, hasta que los tres estuvieron al frente de la vieja mujer.

Al estar más cerca pudo notar los extraños objetos de la habitación.
En una esquina, una pila de huesos estaba ubicada junto a una hoguera, justo detrás de las señora, colgaba una cabeza de lo que parecía un minotauro y apiladas en una mesa detrás había numerosas pociones de colores.

—Te espera el peso del reino.—Las palabras de la mujer salieron como un susurro, pero fue capaz de escucharlas perfectamente, a la vez notando como la vieja señalaba a ¿su novia?

"No no, ¿Desde cuando la viejita empezó hablar con Kate? ¡Imposible, he estado estas últimas semanas pegado a ella y nunca la vi hablar con ninguna viejita! "

—Disculpe usted, pero ¿Está segura que no le falta un tornillo en su cabeza?—dijo Kate con impertinencia.

"Esa es mi chica rayo"

Adam río levemente ante tal comentario porque nadie sabía que carajos era un 'tornillo', de hecho esa expresión fue una de las primeras frases que Lisa les había enseñado de Tërragârd. También le hizo gracia en pensar sobre la última vez que había llamado a Kate *chica rayo*, cuando por fin hicieron su relación oficial.
No cabe duda que para Adam escuchar ese 'Sí' fue como para un niño escuchar 'puedes comer toda la nutella del mundo'.

Salió de sus pensamientos y paró de reírse al notar que todas las miradas estaban puestas en él, con cara de:
'Wao Adam, que momento más oportuno para que te eches unas cuantas risas, en un pueblo donde está claramente más vacío que un cementerio. Lo peor es que estamos en una situación en la que prácticamente somos unos fugitivos para el ejército de Dauntan, pero no tranquilo no pasa nada sigue con tus risas amigo.'

"Increíble todo lo que se puede deducir de una mirada ¿no? ¿Debería dejar de exagerar?"

Ya todos callados y con la atención puesta en la adivina, miraron la bola de cristal que había cambiado de color revelando una imagen borrosa que no fue capaz de entender.

—¿Pero qué?—Fue interrumpido por la señora, quien empezó a brillar del mismo tono rojizo de la bola y lo miraba fijamente a él al igual que a su novia.

"La maldición tu destino sellará.
El trueno y el viento lucharán,
hasta el final no permanecerán,
la luz dorada solo a uno salvará y el otro por amor desaparecerá."

"¿La maldición? ¡LA MALDICIÓN!"
Adam cayó de rodillas con ambas manos cubriendo sus oídos no queriendo escuchar más. Lágrimas amenazaban con caer de su rostro y las mismas palabras resonaban en su cabeza.

"Es la maldición. Fue tu culpa. Tu la mataste.."

***

•Angela•

—¿Ya te vas a rendir?—Angela sonrío, apuntando a Jake con su espada helada.