Capítulo 32 (parte 2)

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Los tres descendientes estaban ante la entrada del palacio. El corazón de Lisa se agitaba con rapidez, esta iba a ser la primera vez que se enfrentaba a la reina después de revelar que era descendiente del dragón de diamante y no sabía que esperar.

Junto a la dos elfos, recorrió los familiares pasillos con cautela, que a pesar de ser hermosos y decorados con delicados detalles, le traían recuerdos de cuando los cruzó arrastrada por los guardias, camino a su enfrentamiento con la reina.

Sintió la mano de Alex alrededor de la suya y lo miró a los ojos tratando de encontrar calma en ellos, pero solo revelaban gran inquietud. Por el otro lado Logan tenía una sonrisa en su rostro, mientras los guiaba hasta el salón real.

Por fin llegaron a las puertas que estaban abiertas, revelando un cuarto en el que se reflejaban múltiples colores a través de los diversos cristales colocados alrededor. En verdad era un lugar hermoso, mágico.

Sus ojos se enfocaron en las dos estatuas ubicadas una a cada lado de la puerta, las mismas esculturas que había visto anteriormente, pero que no había logrado identificar.
Eran Alex y Logan.

Los miró a ambos, pero al hacerlo se dio cuenta que ya estaban en el suelo, haciendo una reverencia ante la reina.

"Dhånge"

Inmediatamente Lisa se inclinó y se puso en la misma posición que ambos elfos, sabiendo que podría estar jugándose el permiso de salir del reino.

—Pueden levantarse. —Su vista se enfocó en la elegante figura sentada sobre el trono. Kyera, la reina de los elfos.

—Madr... Su majestad. —Logan hizo una pausa, recuperando la compostura. —He traído a Adasser y a la descendiente como me lo pidió. Ya me retiraré. —Con esas últimas palabras se dio la vuelta y salió cerrando las puertas de cristal a su paso.

***

La reina se levantó, su brillante corona de oro, resplandeció con la luz que entraba por las ventanas. —Lisa Silvers. —exclamó dando un paso hacia ella. —Te doy mi bendición y la de mi ejército. Has cumplido las tres condiciones para conseguir nuestro apoyo y has demostrado valer más de lo que aparentas.

—Se lo agradezco su majestad. —Lisa agachó la cabeza, sabiendo que no era el momento para ser orgullosa. —Si no supone ninguna molestia para usted, deseo partir de inmediato de Ęffedëłł.

—En ese caso déjame otorgarte un presente antes de que te marches. —Lisa se levantó y sus ojos se abrieron como platos, incapaz de decidir si se lo había imaginado o no. Volteó a ver a Alex, con cara de; "¡¿La reina quiere darme un regalo?!"

Alex la miró confundido, como si estuviera diciendo: "No tengo ni la menor idea. Mi madre está loca"

Inmediatamente las puertas del salón se abrieron y por ellas apareció algo que Lisa jamás hubiera imaginado que volvería a ver.

Un unicornio espacial.

—Eso es... —Ninguna palabra más salió de su boca, su mente estaba en blanco.
La reina simplemente sonreía a la vez que el unicornio negro con alas entraba a la habitación en todo su esplendor.

—Un Dispasus, un regalo por la lección que me has dado y al mismo tiempo una disculpa por el dolor que te he causado. —La reina acarició el lomo de la criatura, mientras que con un giro de su muñeca volvió a cerrar las puertas.

—Yo... Yo no sé qué decir. —Lisa tartamudeaba queriendo acariciar al Alicornio con todas sus fuerzas. —Muchísimas gracias —dijo al fin. Se volteó nuevamente para ver a Alex y casi estalla a carcajadas al ver su reacción.

Tenía la boca abierta y los ojos enfocados en el Dispasus, estaba paralizado, ni siquiera parecía poder respirar. Con una sonrisa, Lisa se acercó a él y sostuvo su mano para sacarlo del trance. Al sentir el tacto, el principe pareció recordar cómo respirar y hablar.

—Madre... ¿Esto es en serio? —pregunto aún un poco aturdido. —¿¡Desde cuándo entregas regalos a los demás!?

—Desde que se lo merecen. Ahora si me disculpas. —la reina lo ignoró por completo para acercarse a la descendiente. —Lisa, dale el nombre que desees. Yo le indicaré a mis generales que levanten el sello mágico
que protege nuestros bordes y oculta nuestro reino, así podrás salir.

—En ese caso, se lo agradezco mucho su majestad. —La hija de la dragona de diamante hizo una última reverencia y se levantó. —Empacaré mis cosas y nos marcharemos de inmediato. Lisa le indicó al unicornio espacial que la siguiera y junto a Alex se dio la vuelta para salir por las puertas.

—¡Adasser! —Los tres pararon en seco.  —¿A dónde crees que vas?

Por el rabillo del ojo, la descendiente observó cómo se transformaba el semblante de Alex. —Yo también planeo volver a la Academia —dijo el principe con un tono completamente serio y un poco molesto.

—No puedes. —respondió la reina usando el mismo tono que su hijo. —Tú deber es quedarte aquí y educarte para ser rey. —Se acerco a él. —Eres el mayor, es lo que tu padre hubiera querido.

Alex cerró los ojos un momento ante la mención de su padre. —No lo sabes —murmuró —¡No sabes lo que él hubiera querido! —repitió con fuerza, convirtiendo sus manos en puños.

—Alex... —Lisa ubicó sus manos alrededor de su brazo tratando de calmarlo.

—¡No! —El principe la ignoró. —Yo me quedaré con Lisa, sin importar nada, e iré a la Academia con ella —miró a su madre, sin estar dispuesto a rendirse. —Eso es lo que quiero y no podrás detenerme.

—¿Eso crees? —rió su majestad con su rostro viéndose algo macabro. Al instante la muñeca de Alex brilló de un tono rojizo, miró a Lisa y notó que su muñeca estaba brillando igual. Luego vio como la descendiente liberó un grito de sufrimiento, al mismo tiempo que lo invadía un dolor como el de mil agujas clavándose en su cuerpo.

—¿Qué es esto? —dijo entre dientes, tratando alcanzar a Lisa quien estaba retorciéndose en el suelo a unos centímetros de él.

—Está es mi forma de detenerte. —El dolor cesó de inmediato. —Te he hecho un lazo mágico con Lisa. De esta forma haciendo que si ambos salen al mismo tiempo del reino, uno de los dos muera. —Ambos estaban en estado de shock, pero Lisa podía sentir la furia invadir su cuerpo.

—No puedes hacer eso. —Odio, odio era la única cosa que revelaban los ojos de Alexander mientras se levantaba, para luego ayudar a Lisa a hacer lo mismo.

—Ya lo hice, así que si quieres que tú "novia" sea feliz, te quedaras aquí y te convertirás en rey. —Con esa última oración y la sonrisa de un demonio, la reina usó su magia para teltransportar a ambos descendientes y al unicornio alado fuera del castillo.

Por fin los problemas de wattpad se han arreglado y puedo actualizar. Espero que les haya gustado.
Pd: Mi cuenta en instagram es: silverfaith_

El Secreto de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora