Capítulo 44 (parte 2)

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La localización del líder no fue difícil de descubrir ya que su tienda era la única que poseía iluminación a pesar del ataque furtivo de Ángela, aún así se les dificultó acercarse a ella debido a que la oscuridad y los nekroi que la rodeaban representaban un obstáculo muy molesto.  Adam había logrado reagruparse con Ángela y Gusingrim sin ninguna herida fatal en su cuerpo, y ahora estaban ocultándose cerca de la tienda esperando el momento ideal para asaltar al líder.

El plan que habían ideado era bastante sencillo, mientras Kate distraía a Malmur ellos encontrarían al líder, lo secuestrarían y lo llevarían a un punto de encuentro alejado donde sería más seguro interrogarlo. Ahí Kate los toparía después de huir de su enfrentamiento con el general y tendría su deseado encuentro con la misteriosa persona que les salvo la vida. El secuestro lo llevarían a cabo Adam y Ángela, ya que la misión del enano era la de cavar un túnel que los guiara fuera del campamento.

Al cruzar la mirada con Ángela y darse cuenta que todo estaba en las manos de ambos, Adam se sintió desolado. Recordó los tiempos de antes cuando estaban todos los descendientes trabajando juntos, llevaba más de un año sin ver a Lisa y a Alex, Ingrid estaba muerta y Jake los había abandonado. Cuando se unió a la Academia, creía que Dauntan era solo una leyenda y que su vida se basaría solo en mejorar sus habilidades e ir en aventuras. Pero después de lo sucedido en las últimas semanas y estar en varias ocasiones cerca de la muerte, se preguntó si había tomado la decisión correcta al hacerse ese tatuaje.

La gélida mano de Ángela lo sacó de sus pensamientos. Su mirada lo dijo todo, ella debía estar pensando lo mismo, joder, ella misma perdió la vida y regresó por pura suerte, suerte que Ingrid no tuvo. Adam asintió con la cabeza para decirle a Ángela que estaba listo, no podían perder más tiempo, no podían dejar que Kate sufriera el mismo destino a manos de Malmur.

Ángela invocó quince aves hechas completamente de hielo y las hizo invadir la tienda, por su parte Adam generó corrientes de aire alternas que se infiltraron en la tienda y empezaron a hacer un desastre de todo lo que cruzara su camino hasta hallar la figura de una persona para rodearla y formar una prisión de viento. Seguidamente ambos descendientes ingresaron con armas en mano y se vieron frente a frente con el líder enmascarado.

El hombre era bastante alto, estaba de pie mirándolos fijamente sin inmutarse ni un poco por la tormenta envolviéndolo o por los pájaros voladores que rodeaban la tienda. Adam lo observó detenidamente, vestía con armadura negra y la máscara que llevaba puesta lo hacía lucir como un demonio malévolo. El descendiente no pudo evitar sentirse intimidado, en especial porque rara vez topaba con alguien que fuera más alto que él y la presencia del líder era imponente.

Adam se tragó su cobardía y habló con voz grave —Vas a venir con nosotros sin causar problemas o voy a cortar el oxígeno dentro de la prisión de viento. Ni siquiera pienses en escapar o esos pájaros te cortarán en pedazos.

El hombre para sorpresa de Adam estalló carcajadas, su voz era más gentil y calmada de lo que esperaba. —¿Tanto alboroto sólo para pedirme que los acompañara? —sonrió —No tenían que complicarse la vida, veo que esos nekroi les dieron mucha pelea.

—Cállate —exclamó Ángela, acercando sus pájaros de hielo al líder enmascarado. Algo sobre su aura se sentía muy peligroso. —Solo sigue nuestras órdenes y saldrás vivo de aquí.

—Claro, como ustedes digan. —El hombre sonrió nuevamente y extendió sus manos, permitiendo así que Ángela colocara unas esposas de hielo sobre ellas.

El hecho de que el líder estuviera cooperando tanto y de que todo estuviera saliendo con facilidad ponía nervioso a Adam. No podía confiar en el líder, pero no podía esperarse a pensar en una mejor decisión, Kate podría estar al borde de la muerte en este momento.

El Secreto de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora