Capítulo 44 (parte 1)

11.7K 871 356
                                    

Su plan había salido a la perfección, el único que había sospechado algo era ese mal nacido enano, pero no le preocupaba mucho después de todo no afectaba sus futuros planes. La llave se sentía fría en su espalda, el mango de la guadaña lo punzaba constantemente recordándole el peso que cargaba. Podía sentir como el arma comenzaba a llenarse de energía, lo que había hecho imposible mantenerla oculta en su compartimiento de sombras ya que si la mantenía ahí consumiría su propia energía. Era impresionante lo que había sido capaz de hacer con ella, había revivido a una persona, ahora sería capaz de cumplir su promesa y traer de vuelta al dragón de las sombras.

La excusa que había dado para salir de la cueva había sido perfecta, ahora sería capaz de llevarse la llave sin que nadie se diera cuenta que él la había robado. Pero había algo que le molestaba de lo que había sucedido, la mirada penetrante de la chica de los ojos púrpuras. Había algo sobre ella que le molestaba y no sabía que era, tampoco comprendía porqué gastó la energía de la llave en ella cuando la pudo haber guardado para cumplir su promesa. Ahora debía esperar que volviera a llenarse si quería traer al dragón de vuelta a la vida.

Hella dio un giro brusco y tuvo que agarrarse con fuerza de ella para no caer, cuando volvió a estabilizarse aprovechó para mirar a sus alrededores. Analizó el cielo y dedujo que pronto caería la lluvia por lo que sería mejor encontrar un pueblo donde reposar, así que encaminó a su kleindragel hacia el Norte, esperando encontrar un lugar donde detenerse después de tantas horas de vuelo.

El pueblo en el que se había aterrizado estaba ubicado junto a un volcán, lo cual le sorprendió porque la temperatura no había tenido alteración alguna. Supuso que alguien había colocado una barrera protectora alrededor del pueblo que le permitiera a las personas habitar ahí sin peligro de morir. Observó que la mayoría de los tejados estaban hechos de cobre y que las paredes eran de piedra de lava, por un segundo se cuestionó si este siquiera era un pueblo de humanos, pero después de adentrarse más en él logro observar a algunas personas con rostros opacos caminando por las calles. Jake guardó la llave en su compartimiento de sombras, no deseaba llamar la atención de nadie, en especial la del hechicero poderoso que colocó la barrera sobre el pueblo. No tenía tiempo para ninguna inconveniencia.

Con cuidado de no pisar ninguna de las decoraciones de lava sobre el camino se dirigió al establo más cercano, una vez ahí le pagó al dueño unas cuantas monedas de plata para que alimentara y bañara a su kleindragel. Finalmente, viendo que el cielo se había oscurecido decidió que sería oportuno aprovechar para recargar la energía de la llave así que se sumergió en las sombras y rápidamente comenzó a trabajar.

⚔️⚔️⚔️

La sangre que goteaba de la guadaña caía a un ritmo constante, confundiéndose con el sonido de la lluvia que caía del cielo. Jake miró los cuerpos frente a él, una pareja joven, fijándose en los anillos relucientes que llevaban puestos parecían haberse casado hace poco, no que le importara, para él sus vidas solo eran fuente de energía para la llave. Con estas últimas dos muertes la llave había alcanzado un 75% de efectividad por lo que si les quitaba la vida a unas quince personas más lograría completarla. De repente escuchó un sonido proveniente del fondo de la casa, esperando que fuera su próxima víctima se ocultó entre las sombras para agarrar a quien fuese por sorpresa. Se apareció detrás de la figura que había causado el ruido y descubrió que era un niño con no más de seis años, algo dentro de Jake se alteró e inmediatamente un conjunto de imágenes se proyectaron en su mente.

Observó los cuerpos de sus padres sin vida aun sujetándose de la mano, miró sus propias manos cubiertas de sangre, la sangre de sus padres después de haber abrazado sus cadáveres mientras lloraba por que volvieran, por último, miró al hombre responsable de sus muertes... El maestro Blake luciendo invencible, el nivel de su poder mágico era algo que Jake nunca había visto, era tan poderoso que no había nada que él podría haber hecho para detenerlo. Lo detestaba, deseaba matarlo con sus propias manos, pero mientras esos pensamientos rondaban por su mente, la mirada del maestro solo revelaba lástima. Así que juró vengarse, no permitiría que nadie volviera a mirarlo así, no permitiría volverse a sentir tan impotente como en ese momento.

El Secreto de los DragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora