El Secreto de los Dragones

Capítulo 43 (parte 2)

Habían pasado meses desde la última vez que Lisa emprendió vuelo. Equus era una montura muy veloz y ya le había empezado a agarrar cariño, pero no podía evitar sentir una espina de dolor al recordar a Ruby y como había muerto por su culpa. Sabía que no podía recuperar a su pájaro-dragón de plumas rojas, pero sí podía asegurarse de que lo mismo no le pasara a su Dispasūs.

Lisa miró hacia atrás unos segundos para vigilar a Alex y a Logan.  Ambos príncipes volaban detrás de ella en formación de v y parecían estar teniendo una discusión a la que Lisa decidió no prestarle mucha atención.

Toda su atención estaba enfocada en mantener un hechizo de escondimiento en el Ehjêrg que llevaba oculto en la maleta. Le había prometido al dragón que iba a sacar su corazón y mente de la ciudad de los elfos, pero ahora no sabía que hacer con él.

No podía permitir que Alex y Logan se enteraran de que lo llevaba, la única persona además de ella misma que sabía sobre su existencia era Valï y Lisa solo le había contado a su amiga porque necesitaba la ayuda de alguien para mantener todo el poder aurico del dragón oculto. Ahora sin la ayuda de Vali, ocultar todo ese poder de ambos elfos ella sola , iba a a ser un trabajo difícil.

Debía resolver que hacer con el Ehjêrg tan pronto como fuera posible, porque si gastaba toda su energía ocultándolo y los atacaban en el camino, estarían prácticamente muertos. El director era su mejor opción, por lo que debían apresurarse para llegar a la Academia.

—Lisa, necesitamos tu opinión. —Las voces de los descendientes la sacaron de sus pensamientos.

—Ahora sobre qué discuten.

—Estábamos debatiendo entre sí sería mejor tener alas para poder volar o tener el poder de teletransportarse. Yo digo que teletransportarse es más funcional, pero Alex dice que prefiere volar, aunque yo creo que solo lo prefiere porque cree que se vería sexy con alas. —Logan rió —¿Tú que opinas princesa?

Alex fulminó con la mirada a su hermano. —Cállate imbécil

—Es una princesa, ¿o me equivoco?

—Antes de que se vuelvan a agarrar a golpes. —exclamó Lisa, esta vez siendo ella quien los fulminaba con la mirada. —Estoy de acuerdo con que Alex se vería muy sexy con alas, —sonrió al ver la expresión del cara de de árbol —pero creo que iré con la opción de Logan, porque para volar ya tenemos a los kleindragels y a los dispasus.

—Tu chica es muy brillante Alex, te salvas que balancea tu estupidez.

El principe solo ignoró a su hermano y
condujo su montura hacia adelante para estar al lado de Lisa. —¿Así que me vería muy sexy con alas? —susurró en su oído lo que hizo que Lisa casi diera un brinco.

—Hasta Master Blake se vería sexy con alas, lástima que tú no las tienes Mr. Engreído —respondió acercándose al descendiente al punto que sus labios casi se tocan. Luego sonrió manteniendo su compostura y le dio unas palmaditas en la mejilla antes de volver a su posición original e indicarle a Eqqus que avanzara más rápido.

—En definitiva me encanta Lisa, pensé que yo era el único que podía dejarte como idiota pero al parecer alguien me gana en eso. —Logan estalló carcajadas.

—Ya quiero ver como actúas al frente de Angela. —Con esas últimas palabras de Alex, todos se sumieron en silencio y continuaron avanzando con su viaje.

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Justo al ponerse el sol aterrizaron en un pueblo cuyo nombre era muy confuso para recordar. Se habían detenido ahí para agarrar recursos y dejar que sus monturas descansaran, estaban bastante lejos de la ciudad de los elfos y habían volado por un día entero. El pueblo se veía bastante lleno de vida a diferencia de todos los otros pueblos que Lisa había visitado. Las casas eran grandes y había linternas multicolores decorando cada esquina. Lisa observó como un grupo de niños que parecían ser elfos por sus orejas puntiagudas, jugaban de perseguirse entre ellos, no recordaba la última vez que vio niños reírse de esa manera. Era como si los habitantes de este pueblo vivieran ignorando la existencia de Dauntan, libremente y sin preocupaciones. Los ojos de la descendiente se humedecieron al pensar en si esa realidad se vería afectada por la guerra, una guerra que ella causaría.