8.- Primer día de mesera

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-Creo que este te quedara bien. -Me extendió uno de los uniformes. - Te daré otro de repuesto, no tendrás placa con tu nombre hasta que Sophie lo decida, tienes que tener el cabello amarrado todo el tiempo y si gustas puedes usar maquillaje, no puedes usar anillos y te recomiendo zapatos cómodos, tampoco puedes traer las uñas largas, atenderás la mitad de las mesas, Sophie se encarga de la barra y yo de la otra mitad abrimos a las nueve de la mañana y cerramos a las once de la noche por lo que se, entraras a la universidad. A sí que para esas fechas tendremos que encontrar alguien que tome tu turno de la mañana. Es fácil, llegas a la mesa entregas la carta ofreces algo de beber y cuando tengan su orden lo anotas en una libreta, le das la orden al cocinero y regresas a poner lo que podrían ocupar para su comida, ya sabes servilletas o algún aderezo, miel, cubiertos todo eso. ¿Entendido? 

-¿Cómo es que sabes todo eso?

-Mi madre trabajaba aquí, ella me dio su lugar cuando pude trabajar. Sophie me ha ayudado mucho junto a Henry su esposo, cuando ellos no están yo me ocupo del restaurante. Ahora cámbiate y ve a trabajar.

Todo iba muy bien estaba tomando el ritmo de ser mesera, pero las cosas se complicaron cuando la hora de la comida llego. Personas con traje y familias no dejaban de entrar, algunos niños gritaban y comenzaba a creer que tenía más mesas que Redmond, me había equivocado varias veces de pedidos confundiendo las mesas y derrame dos veces las bebidas en mi uniforme también hubo un niño que me dio una patada al momento que le sugerí que volviera a su lugar, cuando me tropecé con él. Las propinas fueron muy buenas, al menos de la mayoría. Cuando la hora pico termino estaba exhausta y ahora sabía por qué traer zapatos cómodos, mis pies me dolían y solo quería irme ya.

-Ten muchacha, debes estar hambrienta. -Sophie me miraba con una sonrisa en sus labios.-

En la barra frente a mi estaba un plato con una pechuga empanizada con ensalada y una sopa verde.

- Sera mejor que comas, siguen siendo vacaciones y no dejan de venir personas, aunque sea por postres. -Dijo Red frente a mi en la barra.-

-Tu comida...se ve...-Sus platos estaban casi frente al mio.- 

-No te daré si es lo que estás diciendo.

-Me alegro porque se ve asqueroso.

En realidad, eran dos platos, uno de ensalada con algunas frutas y el otro era una pasta con muchas plantitas verdes y jitomate, en ese mismo plato tenía un gran sándwich que seguramente tenía todo menos carne.

-Jajajajaja ves Red no todos piensan de la misma forma que tú. -Dijo el cocinero. -

-Redmond es vegetariano, ama tanto a los animales que decidió dejar la carne. -Sophie jalo una de sus mejillas mientras hablaba. - es un amor.

-Creo que yo no podría. -Corte un pedazo de pollo y lo lleve a mi boca.- Me encanta la carne.

Para cuando termino el día, todo el personal se reunió no éramos muchos en realidad. Sophie y el cocinero que eran los dueños más Andreas que era ayudante de cocina, aunque solo me había saludado a la hora de la comida, el chico que estaba en la caja registradora y limpiaba los pisos, Redmon otra mesera que todavía no concia su nombre y yo.

Seguramente había otras personas en otros días, pero por ahora solo éramos nosotros. Sophie, Redmond la otra chica y yo sacamos el dinero de las propinas y lo pusimos todos en la barra el chico de la caja tenía una botellita con un letrero de propinas, también lo llevo viendo todo el dinero junto era mucho.

Sophie comenzó a separarlo e hizo un montoncito para cada uno cuando el dinero fue dividido el lugar ya estaba cerrado.

-Muy bien chica, este es tu montoncito. Y mañana te veo por aquí.

Me había dado el empleo. Ya tenía trabajo, sonreí tomando mi montoncito y lo puse de nuevo en mi mandil sin contarlo sabía que lo mejor era guardarlo sin saber cuánto tenia o lo gastaría.


Fui al baño para ponerme mi ropa que traía en la mañana cuando salí tenia los uniformes en mi mano y el dinero aun en mi mandil enredado con el uniforme evitando que este cayera.

Me despedí de todos y fui por la puerta trasera, Redmond estaba ahí sentado en su moto mientras me extendía uno de sus cascos.

-Toda la mañana te he querido preguntar algo.

Me detuve preocupada pensando cuál sería su duda.

-¿Porque la pulsera en el tobillo?

-Un día en la playa, una señora vendía sus pulseras, aretes. Esa clase de cosas, me gustó mucho la pulsera, pero no podía comprarla, la señora me la regalo y yo le compartí de la comida que llevaba para ese día.

-Bueno es un bonito regalo.

Redmond no sospechaba que era una mentira, que cuando conté la historia lo vi a los ojos, pero enterré mis uñas en la palma de mi mano. Era un tic que tenía cuando decía mentiras.

-Vamos te llevo. -Solté un respiro por lo bajo y me subí tras de él. Me estaba acostumbrando a la forma de ser de Redmond, tal vez algún día en realidad podríamos ser amigos. -

-Gracias. -Viajar en moto era agradable sentía que íbamos a una velocidad que superaba a todos como si estuviéramos fuera del espacio y el tiempo, no supe en realidad cuanto tardamos en llegar solo vi la entrada de mi edificio. - De nuevo gracias por traerme -Mis cosas las habíamos metido en una pequeña mochila que estaba al lado izquierdo de la moto. Cuando me las regreso pude rozar sus manos, eran ásperas y callosas. No sabía si era causa de la guitarra o por todo el tiempo que trabajaba. Según me había dicho Silene este solo era uno de sus muchos trabajos. -

Entre al viejo edificio exhausta pero feliz.

Cuando escuche ruidos provenir del departamento me asuste un poco, pero al entrar descubrí que solo eran Silene y Dante mirando una película, me sentía muy cansada así que me senté con ellos en la sala.

-¿Qué tal te fue? -Pregunto mientras detenía la película. -

-Bueno me duelen los pies y fue difícil. Mañana seguramente será igual, pero está bien. Veo que ustedes se están divirtiendo.

-Si bueno en la tarde hable con Frank -Frank en realidad era Francisco mi tío con el cual había estado viviendo en Texas la primera vez que había venido al país.-

-¿Qué es lo que sucede con él? -Sabía que el que hablaran era peligroso para mi.-

-Bueno, por donde empezamos. Me pregunto cómo estabas después de lo que paso,pero al darse cuenta que no sabía nada decidió callarse. ¿Así que, sigo esperando que me digas que te hizo salir de Texas?

-No quiero hablar de eso ahora.

-Sabes que puedes confiar en mi ¿verdad?

-Lo sé, Silene pero no es el tiempo. No estoy lista para hablar de eso ahora. 

Mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora