25.- Respiración en la habitación

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Esta vez el beso fue diferente, me sentía mejor. Todo se sentía mejor, sus manos en mis caderas hacían que un cosquilleo subiera por mi espina dorsal, el estómago me revoloteaba de emoción. Mis manos fueron a su cuello, su barba picaba un poco pero a la vez era una sensación agradable, su cabello estaba amarrado y mis dedos se enredaron en él.

Una discusión se escuchaba a lo lejos, me separe de él pero esta vez no sucedió ningún accidente. Solo nos apartamos y nos miramos a los ojos, tenía su respiración agitada, igual que yo. Me aleje sin decir nada. En el comedor se producía una pelea, la misma que en el bar.

Dante estaba en el suelo sobándose su mandíbula mientras Silene lloraba en una esquina, Darío me estaba mirando con los puños cerrados, Dante se levantó del suelo y le pego, en otras condiciones no lo habría podido tumbar pero estaba distraído mirándome y cayó al suelo, Dante aprovecho el momento y le siguió pegando, le pego varias veces, podía escuchar el sonido de su puño impactando en su rostro.

Silene gritaba, Kurt trataba de separarlo de Darío pero no podía. Escuchaba la voz de Andreas pero no entendía que decía, tal vez estaba hablando en alemán de nuevo. Red llego y pudo levantar a Dante del suelo, mis pies por fin reaccionaron para correr al cuerpo de mi amigo, su ceja sangraba y su labio estaba partido. Fuera de eso solo tenía pequeños golpes que se pondrían morados para mañana.

-Vas a estar bien, no tienes nada. –Comencé hablar, no sé si me escuchaba o si estaba gritando. Con solo ver las gotas de sangre me ponía nerviosa, el que estas adornaran su rostro me daba terror.-

-A la próxima te va peor, me oíste!? –Creía que ladraba Dante, estaba harta de las peleas. De las discusiones y tonterías de todos. La noche anterior había tenido que atender a Andreas en mi sillón, Darío estaba en el suelo sangrando, Silene no dejaba de estar triste por su situación con Dante pero tampoco lo quería perdonar, había venido aquí a huir de mis problemas no a resolver los de los demás.-

Me levante del suelo y le pegue una cachetada a Dante, se que me había pasado, no lo conocía lo suficiente y tal vez no era mi problema como manejara su ira, pero se estaba metiendo con mi amigo, el único en esta habitación.-

-Si el beso a Silene fue por que yo se lo dije, a ti te vale con quien este ella, tú le pusiste el cuerno no una, varias veces. Él no te ha golpeado como te lo mereces porque no se lo hemos permitido, porque a diferencia de ti el si piensa en sus amistades! No me importa quien seas te quiero fuera de mi casa. –Podía escuchar la respiración de todos, incluso el vuelo de una mosca si es que aparecía. No me dijo nada, nadie pudo hacerlo. Tenía razón.-

-Esta también es mi casa Paige. –Hablo mi prima con los brazos cruzados y los ojos llorosos.-

-Pago la mitad de los gastos. Si no lo quiero en la casa se larga y punto!

-No me iré si no me lo pide ella.

-¿Te has preguntado por qué te dejo? Tal vez no fue por los cuernos que le pintaste con tu ex, tu mala actitud, personalidad y el cómo le hablas a las personas también puede ser un factor para añadir a la lista de cosas que sigues haciendo mal!

-¿Crees que con eso me harás sentir mal? Te crees superior a nosotros pero no lo eres. Yo no me altero por unas gotitas de sangre, no eres más que una niña mimada!

Creí que podría volver a golpearlo pero no pude, el color de la sangre volvió a mis ojos. Nunca había sido una persona mimada, siempre le tuve envidia a todas esas niñas que sus padres les compraban lo que querían, por mínimo que fuera.

Al parecer estaba en estado de shock, podía verlos a todos haciéndome señas, sus labios se movían pero no podía escuchar nada. El accidente se repetía una y otra vez. La sangre estaba por todos lados.


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Mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora