22.-El color de la sangre

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Quisiera decir que era la primera vez que me pasaba, pero no era así. Unas gotitas de sangre y eran suficiente para que yo me desmayara. Escuchaba ruidos en la casa, alguien me había traído a mi cama y recordé lo que había pasado. Me levante tan rápido que me tuve que volver a sentar, cuando el piso ya no se me movía, comencé a caminar fuera del cuarto sin hacer ruido. Escuche voces en la sala, al parecer eran Darío y Red.

-...fue hace dos años, se dio un disparo frente a ella, desde entonces... -Era la voz de Darío, estaba susurrando.-

-No soporta ver la sangre. –Contesto Red.-

Estaba en mitad del pasillo, completamente congelada con los ojos llenos de lágrimas. Darío mi mejor amigo, había contado la historia que quería olvidar. La cual ahora conocía el chico que me había apoyado desde que llegue. Era una historia que todavía no podía contarle a mi prima, pero que ahora un chico el cual no tenía mucho de conocerlo ya lo sabía.

Quería correr, esconderme y no salir de nuevo.

-¿Qué paso después? –Pregunto Red ¿porque lo había hecho? Porque preguntaba, era mi amigo. Los dos eran mis amigos y ahora hablaban de la historia que yo quería esconder para que mi mente dejara de recordármela.-

-Bueno ella...-Deseaba que Darío no contestara, pero ya lo estaba haciendo.-

Mis piernas respondieron y corrí.

Quisiera decir que era para mi cuarto pero una vez mas no era así. Me pare frente a mis "amigos". Con la respiración agitada, evitando su mirada y escondiendo el temblor de mi cuerpo.

-No sigas, no sigas por favor. –Le suplique a mi amigo, con lágrimas que ya invadían mi rostro. Mis recuerdos comenzaban a regresar incluso aquellos que había olvidado.-

-Paige, tranquila. –Red se levantó de uno de los sillones, Andreas ya no estaba en el sillón, pero aún estaban las manchas de sangre.-

El color ya se había perdido, no era tan roja como antes pero seguía estando ahí. Recordando lo que había pasado.

Un amigo había estado a punto de morir, había perdido sangre.

-No, no Paige mírame. –Darío estaba frente a mí, sus manos tomaban mi rostro para que no viera el sillón donde había estado Andreas pero no podía enfocarlo, las náuseas regresaron pero esta vez no pude contener nada. Quise girar para ir al baño, pero no pude dar ni dos pasos cuando vomite.- Paige, tranquila, tienes que respirar. –Sé que mi boca tenia baba escurriendo, tal vez otra cosas también pero los recuerdos seguían regresando.-

-Vine a despedirme..-Su cabello estaba algo sucio y parecía que había hecho un maratón antes de venir a la casa.-

Las lágrimas no dejaban de salir.

-Sé que te encuentras mal, pero no deberías de seguir sintiéndote culpable.

-No lo entiendes Paige.

-Claro que lo entiendo! No dejare que te culpes por cosas que no hiciste tú.

-Paige respira, tienes que volver.

-Tenías razón no debí ir. Debía quedarme contigo. El que me alejara pensando que estaba haciendo lo correcto, es la peor decisión que he tomado en mi vida. Me arrepiento mucho de haberme ido.

- No te culpo por nada, lo que hiciste era lo correcto. Tienes que tranquilizarte, te traeré un té. ¿De acuerdo?

-Haz algo! –Alguien grito.-

-Y que quieres que haga, ella está en shock! –Tal vez Darío se refería a mi.-

-¿Qué haces con eso?

-Perdón Paige.

-Nooo! No, no. Por mmfft favor, haz que pare.- Mire a Darío.- aahhh!

Él se levantó y por un momento me sentí otra vez sola. Red se arrodillo conmigo en el suelo, uno de sus brazos rodeaba mis hombros, pero no sentía su tacto. No sentía ni frio ni calor.

-Vamos Paige, toma esto.

Tome lo que me dio Darío, pero aún seguía viendo todo, la sangre, la pistola. Su cuerpo sin vida.


Si les gusto voten, se que me tarde mucho en actualizar pero tuve distintos problemas y cosas que resolver. Ténganme paciencia y dejen sus comentario si lo quieren.

Mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora