36.- Estudio

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Encontré a Lowell dos días después en la escuela, me arrincono en un pasillo y aunque trate de correr, me alcanzo.

-No somos amigos y en realidad me estoy cuestionando si somos conocidos, técnicamente no nos conocemos.

-Aun no entiendo porque me odias. –Tenia los brazos cruzados y se mordía el labio inferior.-

-No te puedo odiar, no nos conocemos.

- ¿Esto es por Red? Porque no es asunto tuyo.

-Entonces no me hagas participe. Nos vemos.

Me aleje a mi siguiente clase, estos días las cosas iban mejor en la escuela, pero pronto serían los exámenes. Hice tarjetas de estudio y en mis ratos libres en la cafetería estudiaba. Llegue al restaurante alrededor de las cinco, la hora de la comida ya había terminado.

- ¿Vendrás a escucharnos esta noche? –Pregunto Andreas mientras servía mi comida.-

-No lo sé, tengo trabajos que hacer.

-Vamos, Red a estado de un humor de perros y creo que es todo por culpa de ese pequeño idiota de Lowell.

- ¿Tú sabias de él?

-Bueno no lo recocí cuando le dio el primer golpe, los conozco desde hace mucho, es solo que siempre fui amigo de Red.

-Creo que estoy metiéndome en asuntos familiares y sinceramente mi familia ya está lo suficientemente loca como para tratar de solucionar los problemas de unos hermanos.

-Solo ven a escucharnos, ya sabes, alcohol barato, música excelente y artistas buenísimos.

-Vaya, quisiera ver a esos artistas. –Termine de comer mi ensalada y seguí trabajando.-

Tenía examen, la vez pasada esto había sido un desastre y aun así estaba aquí. Definitivamente no tenía ganas de escuchar a los chicos o tomar algo, si no fuera por Silene no me hubieran dejado entrar, mis pantalones de deportes y mis tenis no eran algo que combinara con el lugar y las demás chicas.

-Cómo es posible que todo esto esté funcionando tan perfectamente cuando la policía estuvo aquí hace poco. –Los chicos practicaban en su cuarto de ensayos y yo no podía concentrarme en mis tarjetas.-

-Bueno todo funciona con un pequeño papel verde llamado dinero.

-Así que sobornaron a la policía? –Le pregunte a Kurt.-

-Eso es un delito. –Dijo Francis.-

-Además nosotros no lo hicimos. –Contesto Andreas.-

-Si no tenías ganas de estar aquí ¿para que viniste? –Red practicaba como si quisiera romper las cuerdas y no había participado en ninguna de las pláticas.-

- ¿Quién dijo que no quiero estar aquí?

-Tal vez tu ropa y tus tarjetas de estudios.

Gire para ver a Andreas.

-Tienes razón, tiene un humor de perros. Si lo que quieres es que me vaya...

-Yo no dije eso...

-Entonces deja de comportarte como un idiota con todos, porque desde que apareció Lowell no has dejado de tratarnos como mierda cuando solo estamos preocupados por ti. Además, has estado tocando desafinado. –Me levanté de mi lugar y comencé alejarme de la pequeña habitación. Cuando estuve fuera sabía que no podría regresar, Silene había sido mi pase de entrada y ahora estaba sola. Suspire mientras el frio de la ciudad me golpeaba y comencé a caminar para mi desgracia alguien grito mi nombre, pero cuando me encontré con la persona que me hablaba entonces quise huir del lugar. - Lowell siempre que estoy contigo solo me das problemas así que perdóname si solo quiero alejarme de ti.

-Eso no es muy lindo de tu parte.

- ¿Has venido a ver a tu hermano o a golpearlo de nuevo?

-Te deje el primer golpe pero si vuelves hacerlo entonces te lo regresare. –Redmond estaba detrás de Lowell y el ambiente solo se sentía más tenso.-

-Sabes Red, antes eras más lindo. –Lowell giro enojado.-

-Yo me voy, ustedes solo son un imán para los desastres.

-No, Paige espera.

-No Red, perdón, pero no puedo ayudar, tengo mis propios problemas como para meterme en esta extraña relación que tienen ustedes dos. Podrían arreglarlo pero no me usen de médium –Les dije a ambos.-

Deje a los hermanos mientras me subí a un taxi, estuve estudiando para mi examen hasta que la puerta de la casa se abrió, pensé que era Silene pero casi me llevo un infarto cuando Red apareció en mi cuarto. Antes de si quiera pronunciar una palabra ya estaba sentado frente a mí.

-Sal conmigo. –Fue lo que dijo dejándome en un breve estado de shock. -

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Mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora