39.- Tras las cortinas

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Todas las personas tienen secretos, en mi vecindario había un vecino que siempre te daba los buenos días con una sonrisa, te ayudaba con las bolsas del supermercado, incluso te llevaba el correo cuando lo dejaban por error en su buzón. Era la clase de vecino que todo mundo quisiera tener y quisiera ser, hasta que fue arrestado por la policía, su esposa le había puesto una demanda por agresión. Guardaba sus secretos detrás de las ventanas, las cortinas de su casa lo protegían. Donde nadie podía ver.

Todos tienen secretos, todos los ocultamos tras cortinas gruesas y oscuras para que los curiosos no puedan descubrirlos. Lo sabía mejor que nadie, mi casa tenia cortinas negras y pesadas.

Nadie quiere que descubran aquello que tratamos de ocultar, sin embargo, siempre tratamos de descubrir que es lo oculta nuestro vecino, nuestro amigo o la persona que creemos querer.

Redmond sabía que tenía secretos, pero él no era una persona curiosa, así que no preguntaba sobre lo que soñaba, que había pasado con mis padres o porque mi prima llevaba una semana sin hablarme. Por desgracia, yo era una persona que leía la última página de un libro que acababa de comprar, que buscaba en internet el final de una serie o el nombre del padre de mi nueva "pareja". Tratando de descubrir los secretos que trataba de ocultar.

-Así que ¿estas saliendo con mi hermano? –Lowell era igual que yo, tratando de descubrir los secretos ajenos, pero no solo era un curioso también era un chismoso.-

-No sabía que era de tu interés mi vida amorosa. –No estaba de humor para él, ni para nadie.-

-Me interesa mi hermano, no eres buena para él. –Lo odiaba, era tan parecido a mí que de verdad lo odiaba.-

-¿No soy buena para él, pero para ti si?

-No somos iguales, puedes romperle el corazón muy fácil. El cree mucho en el amor, en los finales felices y grandes sueños. Si lo de ustedes termina mal lo dejara devastado.

Existen personas que son buenas peleando, un golpe y la otra persona está en el suelo sin poder moverse, no era esa clase de persona, era más fácil decir algo hiriente y la otra persona no podría contestarte. Se quedaría sin argumentos, llena de frustración y dolor.

-Es una lástima que nunca podrás averiguar eso. Te dejo, tengo clase. –Comencé a alejarme de su presencia, quería decirle algo pero había conseguido lo que quería, llenarme de frustración y dudas.-

-Dile a Red que papá la está buscando.

Me giré para preguntar que quería decir, lo único que pude ver fue como se alejaba.

A pesar de estar en una extraña relación no nos veíamos todos los días, no hablábamos cada dos minutos por mensajes o teníamos largas conversaciones por teléfono en las noches.

Red había pedido mis llaves y al parecer ahora tenía una copia de ellas, pues muchas veces en las madrugadas cuando despertaba por alguna pesadilla o por un vaso de agua él estaba ahí, dormido a mi lado.

Mi garganta estaba seca, como si hubiera estado gritando, pero sin haber emitido ningún sonido. Dolía, eso fue lo que me despertó y me llevo a la cocina por un vaso de agua, entonces lo vi ahí al regresar, tenía los ojos abiertos y me miraba desde mi cama mientras dejaba mi segundo vaso en mi buró.

- ¿Una pesadilla?

- ¿De dónde vienes? –Decidí preguntar para aliviar un poco la curiosidad que llenaba mi cerebro de teorías locas.-

-Trabajo

-No sabía de trabajos que terminaban a las tres de la mañana. –Sonó un poco más rudo de lo que quería.-

- ¿No es un poco tarde para los interrogatorios?

-Me encontré con tu hermano hoy. –Su mirada me decía que no le sorprendía. - el cree que no debería estar contigo.

-Bueno sus creencias me tienen sin cuidado.

-También dijo que tu papá la está buscando –A diferencia de mí el entendió perfectamente lo que Lowell estaba diciendo, el cansancio abandono su cuerpo y el miedo se vio reflejado en su rostro. –¿quieres hablar de eso?

-No, es hora de irme.

-Red, es tarde. –No me estaba escuchando, ya tenía su camisa puesta y las llaves de la moto en la mano.- Red, escúchame...

- Lo que sea que quieras decirme no podr....

-Estoy aquí, si quieres contármelo o si no quieres hacerlo. Si lo que necesitas es un abrazo, yo voy a estar aquí.

Y antes de que pudiera salir de mi habitación pude tomar su mano y abrazarlo. Porque, aunque me moría de curiosidad por saber sus secretos, lo que ocultaba tras esas pesadas cortinas, sabía lo que era sentirse vulnerable y expuesta, con miedo a que otra persona conociera tus puntos débiles.




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⏰ Última actualización: Aug 02, 2018 ⏰

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