19.- Héroe o captor

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Dante llego tratando de derribar a mi amigo, Darío enojado de un golpe lo tiro al suelo. No sé como pero los chicos de la banda ya estaban en el círculo donde se estaba desarrollando la pelea, Francis levanto a su amigo del suelo mientras Silene gritaba. Darío me estaba mirando desde abajo, fue cuando se distrajo y recibió un golpe de Andreas. Darío no se movió mucho pero cuando Andreas intento golpearlo de nuevo se agacho y le dieron a un chico de la audiencia. Fue un efecto domino, por culpa de un accidente una ficha se cayó tirando las demás. Quería bajar de la barra aunque con los zapatos y la altura extra era difícil hacerlo, aun así baje de la barra, para caer de boca al suelo. Fue ese pequeño segundo el que me recordó mi primer día, cuando llegue con mi prima. Trate de levantarme pero las personas no me dejaban, me había dado un golpe en la cabeza a pesar de meter los brazos durante mi caída, perdí un zapato durante la caída o estando en el suelo no quería averiguarlo de hecho.

-Darío!! –Comencé a gritarle a mi amigo mientras me hacía bolita en el suelo, no podía levantarme me dolía el tobillo y la rodilla.-

-Silene! –Trate llamando a mi prima pero el ruido era tanto que mi voz no se escuchaba.- ayuda!

Fue entonces cuando me tomaron de los brazos, me levantaron del suelo y me colgaron como costal, solo podía ver las piernas y zapatos de la persona que me cargaba pero seguramente las personas veían algo más que mis zapatos.

-Bájame que me están viendo el culo! –Grite tan fuerte como pude, pero aun así sé que mi voz no superaba el escándalo que se estaba desarrollando.-

Sentí el frio recorrer mis piernas cuando salimos, estaba todo oscuro pero aun así sabía quién era mi salvador y captor.

-No sé si agradecerte o correr.

-Puedes hacer ambas, aunque dudo que puedas hacerlo sin un zapato.

-¿Te estas burlando de mí? Red esto ya es lo suficientemente malo como para tener que soportar tus bromas de mal gusto. Además Darío va a matar a tus amigos.

-No podrá hacerlo.

-Creí que lo habías visto hoy, está en el ejército! Además que toma clases de defensa personal desde los cinco años!

-Pues espero que le deje marcas en la cara a Dante, tal vez así no vuelve a dejar a Silene.

-Que tú lo ves todo como un juego o qué? Red deja de decir tonterías que hay un pleito enorme allá dentro. –No podía verlo a los ojos, camine tratando de alejarme de él, pero cuando recordé que me faltaba un zapato regrese, no quería pisar nada o cortarme de nuevo.-

-¿Y porque crees que te saque? A parte de que te estaban aplastando. La policía ya viene en camino.

-Entonces hay que decirles!

-¿Que no entiendes que ya viene!? ¿Quien nos va a sacar a todos si regresamos allá? Nos vamos a quedar a fuera y luego iremos por ellos. Ahora vámonos.

Estaba enojada, pero me había salvado y tenía razón. Estaba echando humo por las orejas pero aun así me aguante, cruce los brazos enojada, desvíe mi mirada de sus ojos, pero fue entonces que me percate de algo importante.

-¿Donde está tu moto?

-No traigo la moto. –Comenzó a caminar lejos de mí, ahora sentía más la oscuridad.-

-Espera Red. –Corrí como pude tras él, aunque no pude alcanzarlo decidí quitarme mi zapato. A este paso andaría por la vida siempre descalza.-

Llegue a la esquina junto a Red, las sirenas ya sonaban cerca, caminamos por una cuadra entre las sombras y la gente que salía de bares. Red se acercó a una camioneta negra, era muy bonita y se veía cara.

-Dime que ahora no seremos criminales.

-Paige, la camioneta es mía. Ahora sube, antes que llegue la policía.

-Vaya que el restaurante deja buenas propinas.

-Esta hermosura no la compre con las propinas del restaurante. Ni siquiera con lo que saco de la banda.

-Así que eres uno de esos. –Red comenzó a manejar, pero no por las calles principales al parecer no era la primera vez que huía de la policía.-

-¿Uno de quiénes?

-Ya sabes, en realidad eres millonario pero quieres independizarte y todo eso trabajas en un restaurante y tienes tu banda como todo rebelde. Pero en las noches regresas a dormir a tu mansión.

Red apretó el volante y me miro. Si lo conociera mejor sabría qué significaba esa mirada pero solo sentí que había tocado una fibra sensible y que estaba diciendo disparates.

-Trabajo desde chico, siempre después de la escuela lo hacía. No me compraba ropa o zapatos aunque los necesitara, estuve por un tiempo con un par de tenis rotos. Les puse cinta para que no siguieran despegándose, incluso les dije a mis amigos que los pantalones rotos eran lo que se estaba usando. Al inicio no quería un carro, quería comprar una casa para mi mama y para mí. Pero ella conoció a alguien, cuando entre a la universidad aun me faltaba dinero pero ya teníamos casa, mi padrastro me ayudo con lo que me faltaba y pude comprarla.

-Es una historia muy interesante la verdad.

-¿Nunca has trabajado tanto para conseguir lo que quieres?

-Creo que ahora estoy pasando por eso, es decir. De verdad quiero ser enfermera y me estoy esforzando mucho para hacerlo aunque aún no se lo que se siente conseguirlo.

Olvide el pleito del bar, ahora sentía que conocía más a Red y por eso lo admiraba. Siempre me había sentido como una espectadora en esas historias, ver como todos cumplían sus sueños o lograban sus metas mientras yo estaba estancada sin saber qué es lo que quería hacer o como podría lograrlo, pero ahora me estaba esforzando en cumplir con aquella promesa para cumplir mis nuevos sueños. 


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Mi reflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora