32.- Mesas y sillas.

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Para cuando llegue al restaurante ya lo estaban cerrando, a pesar de que éramos dos haciendo el trabajo de uno el tráfico no me permitió llegar a tiempo. Todos estaban en la barra repartiendo las propinas, dinero que no tendría porque no había trabajado nada.

-Lo siento, sé que es muy tarde. –Las persianas estaban cerradas, las luces seguían prendidas y la puerta a pesar de tener el letrero de "cerrado" estaba abierto.-

-Vamos ven, te calentare tu comida. Acércate para que te den el dinero de hoy. –Sophie se dirigía a la cocina, aún tenía su uniforme pero su cabello estaba fuera de la red.-

-No entiendo, llegue tarde. No trabaje el día de hoy.

-Bueno ¿ya comiste? –Pregunto viéndome a los ojos, algo que me incómodo, parecía mi madre. Todos nos veían.-

-No. –Era la verdad, después de la universidad venia al restaurante comía aquí, no tenía dinero para gastarlo en comidas caras.-

-Por eso te calentare la comida que hoy prepare para ti, después de cenar limpiaras todo el restaurante sola. Así te ganaras ese dinero y tu paga de hoy. –Mis compañeros no estaban muy felices, pero al final de cuentas Sophie era la dueña. Asentí con la cabeza y me acerque a la barra, creo que este trato lo tenía hecho desde que dije que llegaría tarde, todo el restaurante estaba sucio, el piso, los trastes, parte de la barra, sería una noche larga.-

-Cuando te vayas cierras todo, solo hay dos copias de las llaves una la tengo yo y la otra esta en mi casa, así que no olvides nada o no podrás recuperarlo hasta mañana. ¿Ok?

-Ok. –Mis tripas estaban gruñendo, el ruido no pasó desapercibido para nadie. Lo cual hizo que me sonrojara y que todos rieran, poco a poco fueron despidiéndose y saliendo al final estaba sola en la barra, comiendo el pollo con verduras más rico del mundo, o lo que quedaba de el.-

-¿Tan bueno esta? –Pregunto una voz tras de mí, salte, grite y me ahogue con mi comida, todo al mismo tiempo. Su palma golpeo mi espalda y pude tragar el pedazo de pollo.- ¿Estas bien?

-Eresun...eres, un, tonto. Casi muero. –Red estaba frente a mí con pantalones negros y playera verde militar.- ¿no deberías estar fuera del restaurante?

-Bueno me sentía un poco culpable al dejarte todo el trabajo. ¿Además como iras a casa?

-Dime Red ¿qué quieres?

-Que no lastimes a las personas mientras tratas de ser enfermera, pero no hablamos de eso.

Seguí comiendo mientras lo miraba molesta.

-Bueno ¿a cambio de que me ayudaras? ¿O lo harás por nada?

-Tal vez sea un pequeño favor. –Estaba sentado a mi lado en la barra.-

-Habla. –Dije comiendo mi último pedazo de pollo.-

-¿Puedes repartir esto en tu escuela?

Me dio una hoja color naranja, anunciando su próxima presentación.

-¿Quieres que reparta solo uno?

-No en realidad. Pero no creo que puedas cargarlos todos. Te llevare a tu escuela en la camioneta y te daré las cajas.

-¿Cajas? Red ¿Cómo podre repartir cajas con volantes?  

-Solo son dos no seas exagerada.

-Si me suspenden por esto, serás mi conejillo de indias para cualquier cosa que tenga que ver con jeringas 

-Trato, pero solo jeringas.

La noche paso tranquila, Red y yo terminamos rápido, hoy había hecho aseo en la biblioteca y en el restaurante con dos parejas distintas, pero Red era más rápido.

-¿Qué tiene de importante la siguiente presentación?

-¿Recuerdas lo que te dije sobre mí y el grupo?

-Sí, solo te querían a ti.

-Bueno si les enseño que las personas quieren y conocen a todo el grupo tal vez nos dejen grabar un disco como banda. Es la última oportunidad que tengo para convencerlos.

- Te ayudare, pero dos cajas es mucho.

-En realidad eran más, solo que ya repartimos los demás folletos.

-¿Porque aceptaron que Sophie me diera el dinero? –Cambie de tema mientras terminaba de trapear.-

-Porque era el dinero de ella. –Red estaba sentado en una silla, cerca de la puerta.-

-¿No entiendo, es la dueña no?

-Sí. Pero lo que digo es que ese dinero era el que le tocaba a ella, decidió dártelo a ti pero a los demás no les gustó la idea. Aunque lo ha hecho alguna vez con todos. Estoy viendo tus intenciones, si vas a decirle algo me cuelga de los pulgares y si no aceptas el dinero te colgara de tus pulgares así que no digas nada y acéptalo.

-Está bien, vámonos. Quiero dormir.

-¿Eso es una invitación? Vaya no creí que fueras de esas chicas.

-Cállate Red.


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