- Capitulo 37 -

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Entramos al salón de Milanesas y comenzamos con la clase.

Un rato después, había estado poniendo atención, cuando tocaron la puerta y Milanesas abrió. Era Albert junto con Elías, quién llevaba una caja en manos, la cual habíamos designado como buzón.

Entonces, entregaron varias cartas al grupo.
Yo recibí aproximadamente once cartas. Al tenerlas en mis manos, lo primero que hice, fue abrir las que se veían más normales e improvisadas (que no estuvieran arregladas o sólo fuera papel blanco) buscando ilusionada, un remitente en especial.

Albert y Elías salieron del salón y Milanesas nos pidió que guardáramos las cartas para continuar con la clase. Muchos las guardaron, pero sigilosamente, yo seguía viendo las mías, en busca del remitente que tanto esperaba encontrar.

Abrí entonces todas las cartas, y me sentí profundamente desanimada, dejé definitivamente de poner atención a lo que Milanesas nos explicaba y me recargué derrotada sobre mi pupitre. Me entraron ganas de llorar, pero no lo hice. No pensaba llorar ahi.

- ¿Cuántas cartas te llegaron? - me preguntó Dona. Me sequé una lágrima que inconscientemente me había salido y la miré.

- Alrededor de once, ¿y a ti? - revolví las cartas que había puesto en la mesa del pupitre.

- Alrededor de trece - me sorprendía que ella hubiera recibido más cartas que yo, pero no lo suficiente para distraerme de mi pena. - ¿A ti cuántas te llegaron Mahogany? - le preguntó a la chica sentada detrás de ella.

- El número rota entre ocho y quince - dijo ella. No me sorprende que ambas tuvieran más cartas que yo; ellas hablan prácticamente con todo el grupo y yo casi no.

- ¿Te llegó una carta de, ya sabes? - me preguntó susurrando Mahogany. Le respondí negativamente y sentí ligeramente como un nudo se formaba en mi garganta, pero aún asi, me impedí llorar.

- Como están muy distraídos, sólo por hoy los dejaré salir antes - escuchamos decir a Milanesas. Entonces todos comenzaron a recoger sus cosas.

Traté de mantenerme bien y no dejar que me afectara. Dona y Mahogany iban a mi lado mientras veíamos nuestras cartas.

Llegamos al salón y aún faltaban aproximadamente veinte minutos para que la clase con Joel empezara. Dejé mis cosas y fui a sentarme afuera del salón a releer mis cartas.

Vi a Romina llegar a su salón y sin haberme dado cuenta, Martijn también estaba ahí. Comencé a disimular porque no quería que me viera, ni yo verlo a él, porque me desarmaría en lágrimas.

- ¿cuántas cartas recibiste? - escuché que él le preguntaba a ella.

- Como diez - le respondió - pero no me explico porque recibí dos tuyas - dijo entonces.

- ¿dos mías? - dijo confundido - yo sólo te mandé una. La otra también era para alguien de tu salón. - me sorprendí y por un momento, sentí como una punzada de ilusión me recorría el cuerpo - ¿me dejas verlas?

Entonces ella sacó nuevamente las cartas que ya había guardado en su casillero y se las entregó.

- Creo que son esta y esta - le dio un par de sobre blancos por lo que alcancé a ver. Yo volví a ver las mías para disimular que los estaba escuchando.

- Exactamente, una es tuya pero la otra no. - dijo un momento después - esta es para alguien más pero no sé si entregarla ahora o ya no. - la ilusión se hizo más grande inconscientemente.

Me levanté de donde estaba y entré al salón haciéndome notar. Entonces me percaté que Martijn me había visto de reojo. Me dirigí a mi lugar con una sonrisa y guardé mis cartas. Entonces regresé a la puerta del salón y me recargué sobre el marco de ésta.
¿será que si me habría hecho carta después de todo? En caso positivo, ¿por qué la recibiría Romina?

Busqué a Martijn junto a Romina en su casillero, pero sólo estaba ella. Llevé mi mirada a la puerta del salón de Martijn y precisamente, lo vi entrando en él. Me pregunto si él recibió mi carta hecha de último momento.
Romina entró al salón y cuando pasó a mi lado, me saludó. Entré con ella y se sentó en su lugar. A su lado se encontraba Amón, al cual le abracé la cabeza, rara costumbre en mi hacia él. Me sentía feliz por mis teorías, y necesitaba sacar esa felicidad y quien mejor que Amón para recibirla.
Comenzó a forcejear.

- Vamos, déjame abrazarte. Al fin y al cabo hoy es catorce de febrero, día de la amistad. - dejó de forcejear y se puso razonable.

- Bueno, pero no me ahorques. - me dijo calmándose.

- ¿Cuántas cartas recibiste? - le pregunté.

- Como seis.

- ¿De quién? - tomó su mochila y sacó las cartas poniéndolas en pupitre. Las miré por su cuello sin dejar de abrazarlo.

- Bueno, sí recibí una carta de tu novio - siempre que me dice eso, es obvio que se refiere a Martijn - una de Romina, otra de Mahogany, Dona, uns tuya y otras cuantas - me dijo viéndolas en sus manos.

Me fijé entonces por detrás de mi y vi a Fiorella, Dustin y Maricela, quienes también se llevan con Martijn.

- ¿A ustedes cuántas cartas les llegaron? - les pregunté sin soltar a Amón.

- Algunas cuantas - dijeron Dustin y Fiorella mientras que Maricela dijo "como diez" y se rió.

- ¿de quién? - trato de contabilizar a las personas a las que él les escribió y tratar de crear una teoría más concreta sobre el destinatario de esa carta, de la cual ansío demasiado, serlo.

- Pues la mayoría son de chicos que tú no conoces, pero de los que sí, tengo una de Martijn, otra de Amón, Romina, Dona, Mahogany y Amber. - me dijo Fiorella.

- Yo también tengo de todos ellos. - dijo Dustin.

- Yo igual. - finalizó Maricela.

Analizando mi teoría, podría juzgarla cierta, porque Martijn no se lleva con muchas personas de aqui. Las únicas a las que les habla más o menos bien son Romina, Amón, Dustin, Fiorella, Maricela y yo. Si a éstos últimos les llegó una carta de él, y si una de esas cartas no fue entregada correctamente, ¿Habrá alguna posibilidad de que esa carta faltante, me tenga a mi como destinatario? La idea me ilusiona demasiado, pero a la vez me roba las energías ver que ya no la entregó.

Ante la primera idea, sonreí tontamente y traté de esconder mi cabeza en la de Amón. Inconscientemente, un par lágrimas de alegría salieron de mis ojos mientras que mi corazón palpitaba rápido.

Entonces, muchos de mis compañeros empezaron a entrar al salón, corriendo despavoridos mientras se sentaban y acomodaban en sus lugares. Al parecer Joel ya venía en camino. Solté la cabeza de Amón y me senté en mi lugar.

- Buen día, jóvenes. - nos dijo Joel mientras se sentaba y sacaba el listado de alumnos de nuestro grupo.

Y comenzó la clase.

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- ¡Heyyy! ¡quiubole! ¿como están? Gracias por esperarme *se sienta a la mesa junto con su capítulo*

- ¡No, no, no! ¡burro malo, bájate, bájate de ahi! - la corren sus lectoras de la mesa :'v

- No, no, no chicas, burro trae capitulo - se queda y les entrega su capitulo.

El otro día estaba viendo Shrek dos y pensé que sería buena idea que introdujera este pedazo de esta forma, adaptándolo como ustedes, mis lectoras como el rey Harold, yo como burro y no sé, ¿Wattpad como Fiona?

Bah, bueno, aqui tienen un nuevo capitulo fresquito, recién sacado del teclado, porque no los saco del horno. ¿se imaginan? Qué palabras vendrían si las saco de ahi.

Bueno, espero que este capitulo sea de su total agradeishon.

Pd: algunas comentaron en el capítulo anterior que querían como especial quinientos votos, un capítulo el doble de largo. Bueno, empezaré a trabajar en él, para premiarlas por ayudarme a tanto.
Sin ustedes, eso no hubiera sido posible, literalmente.

El Chico Del Segundo Grado | Martin Garrix (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora