Al llegar a la escuela al día siguiente, me quedé en la puerta del salón toda la primera clase ya que GreenVille no había llegado.
Me llevé la infortunada sorpresa de que tampoco había visto a Martijn. Me sentí realmente triste y caminé con dirección al baño. De repente, las lágrimas empezaban a brotar lentamente de mis ojos para seguir su recorrido por mis mejillas.
No podía creer lo mucho que ese chico influía en mi estado de ánimo. Cada mirada, cada gesto, todo tenía un efecto impresionante en mi; no importaba lo pequeño que éste fuese, siempre causaba algo en mi.Llegué al baño, hice mis necesidades y me mojé la cara a pesar de la frialdad del agua mañanera. Salí del baño con la ligera esperanza de encontrármelo por el camino, pero dicho encuentro no sucedió, deteriorando aún más mi ánimo.
Regresé al salón con el paso lento, pues aún no había llegado el maestro de la siguiente clase. Me senté en silencio y no me moví en un buen rato.
A la hora del receso, Mahogany, Dona y yo fuimos a sentarnos a la cancha de futbol a platicar un rato. A pesar de lo que hablábamos, no podía dejar de pensar en Martijn y en que había faltado dos días seguidos. Mi sentimentalismo siempre salía en los peores momentos: empecé a sollozar y pequeñas lágrimas salían de mis ojos. Con mis manos, intenté apartarlas para evitar que Dona y Mahogany me vieran, pero no resultó como era de esperarse.
- ¿Qué tienes? - me dijo Mahogany mientras me abrazaba la cabeza. - ¿estás llorando de nuevo por Martijn? - asentí sonriendo y con lágrimas en los ojos.
- No pude evitarlo. He estado pensando toda la mañana en él porque volvió a faltar. - me limpié las lágrimas con las mangas de mi suéter.
- Ya no llores, ¿sí? Me pone triste verte así - me dijo Dona abrazando a Mahogany para intentar abrazarme a mi.
- Bien - le dije y me limpié los ojos por última vez.
Al regresar a mi casa, me tumbé un rato en mi cama y como si fuera costumbre, volví a llorar.
Cuando se acercaba la noche, yo ya me había levantado y cambiado de ropa porque mi madre me había propuesto que saliéramos al centro de la ciudad mientras que mi padre se encontraba trabajando y mi hermano en casa de unos primos.
Realmente no tenía los ánimos suficientes aunque acepté. Mi ropa lucía espantosa pero no le dí mucha importancia porque yo me sentía cómoda.
Salimos mi mamá y yo al centro mientras veíamos algunas tiendas de ropa que eran su propósito principal.
Al salir de una de ellas, me llevé una grata y divina pero inoportuna sorpresa: vi pasar a Martijn a lado de los que supongo son sus padres.
Mis mejillas se calentaron, sonreí sobremanera y me salieron un par de lágrimas posiblemente de alegría. Pero aún así, desvié la mirada e intenté no verle más para que no me reconociera. Por primera vez en todo el rato, me sentí avergonzada de la ropa andrajosa que llevaba puesta.Lo observé de reojo y ví que él sí estaba bien vestido y se veía muy bien. Desvié la mirada y me puse de espaldas porque él pareció reconocerme, ya que intentó verme entre la gente que nos separaba. Alarmada, me agaché y en cuclillas, me metí a la tienda donde se encontraba mi madre y la busqué.
Estando a su lado, intenté normalizar mi respiración tanto por haber visto a Martijn, como por haber caminado en cuclillas.
Al tranquilizarme por completo, empecé a reirme mientras me sonrojaba. Estaba profundamente feliz por haber visto a Martijn, pero me causaba gracia y tal vez pena de mí misma por lo que yo usaba.
Estuve con una sonrisa en la cara el tiempo restante con mi madre. Salimos de la tienda y al parecer, Martijn ya no se encontraba afuera, por lo que me alivié de cierta forma.
Regresamos a casa y me dormí con su recuerdo presente en mi cabeza.
***
Llegué al salón con la misma sonrisa y Dona y Mahogany lo notaron.
- Vaya, mira que diferencia a la tristeza de ayer. - me dijeron.- ¿qué milagro?
- Es que... - empecé a sonrojarme sobremanera - ...ayer ví a Martijn en el centro - me tapé la cara con las manos y me reí.
- ¿En serio? Y ¿qué le dijiste? - me preguntaron.
- No hablé con él. Creo que apenas y me vió porque me dio mucha vergüenza la ropa que estaba usando ayer - me descubrí la cara. - estaba vestida peor que indigente.
Empezaron a burlarse y preferí irme a la puerta pero caminaron a mi lado.
Planeábamos ir al casillero de Mahogany, pero esta vez Mendes llegó temprano a comparación de otros días, por lo que todos entramos al salón.
Era de esperarse que no ocupara todo el tiempo de la clase, ppr lo que salimos temprano. Nos dirigimos al casillero de Mahogany y nos sentamos ahí a platicar. Lo especial para mí, es que desde ahí hay una vista excelente al salón de Martijn.
En ocasiones, miraba en esa dirección con la constante esperanza de verlo salir de su salón. El hecho tan esperado sucedió por fin: enderecé mi postura y sonreí sobremanera haciendo caso omiso a lo que mis amigas platicaban. Bajé la mirada y me reí mientras ponía mi mano sobre el puente de la nariz para ocultar mi emoción.
A pesar de eso, mis actos tontos de reirme y hablar sola, me delataron y no pude ocultarlo más.
- ¿y a esta loca que le pasa? - dijo Dona, quien estaba sentada junto a mi y dirigió su mirada a donde estaba la mía - Ah, ya vi por qué. ¿ya estás feliz? - me preguntó como si no fuera obvia la respuesta.
- Sí mensa, ¿qué no la estás viendo? - le contestó Mahogany. - casi se convulsiona por la risa.
Eso último me hizo reír más aún, cuando lo que deseaba era dejar de hacerlo. Estúpido amor.
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Nuevo capítulo ¡wuuuu!
¿qué se merece una escritora que actualiza para sus lectores?
R.- Ay, muchas cosas wuuuu!! Entre ellas una buena golpiza porque la condenada actualiza cada milenio xdBueno, que disfruten su loquera llamada capítulo :3
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El Chico Del Segundo Grado | Martin Garrix (TERMINADA)
FanfictionÉl está en el segundo grado de secundaria y yo estoy en el tercero. Todos los días lo veo pasar, ya sea mientras camino por la escuela con mis amigas o en mi salón. Mis amigas siempre me interrogan "¿Qué es lo que le ves?" "Hay muchos otros chi...