18. Giovani Baggio.

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Narra Hélade

Tres días llevaba siendo la novia de Ángel. Tres días desde que había discutido con mi hermano y desde que no había vuelto a hablar con él. Tres días también desde que no había vuelto a saber de Sara. Y tres jodidos días en los que Carol no había vuelto a casa ni respondido mis mensajes.

Quizás debería haberme preocupado antes por ella, pero los besos de Ángel no me dejaban pensar. Y es que llevábamos los tres malditos días encerrados en mi departamento.
Pero hoy, al parecer, el señor del infierno tenía trabajo que hacer. Lo que me hace pensar que alguien morirá y no quiero pensar eso. No quiero centrar mi atención en que mi novio es un asesino y un ladrón porque me hará pensar que no es buena persona, pero en realidad si lo es. ¿Lo raro? En estos tres días no hemos hablado nada de él, sólo de mí.

Le he contado que mi padre nos abandonó y que no volvimos a saber nada de él, que mi madre se deprimió y salió de esa mierda gracias a Ian. También le he contado mil cosas sobre Ismael y Carol. Incluso que Sara se convirtió en mi prima hace unos meses porque mi tío se casó con su madre. Yo, por mi parte, me enteré de que era hermana de Alex y que habían tenido una hermana llamada Katy. Su Katy. Pero que había muerto. No quiso decirme cómo y no le presioné para que lo hiciera. Tendríamos mucho tiempo para ello.

-¿Dónde estás, Carol?-Pregunté a la nada mientras daba vueltas al móvil en mis manos.

Ángel se había ido a eso de las ocho de la tarde y ya eran las diez, no sé cuánto puede tardar en sus trabajos pero me siento desprotegida sin él aquí. No es como si alguien pudiera entrar, es sólo que...no sé, él me da seguridad.

El telefonillo empezó a sonar y mi corazón se aceleró. ¿De verdad tenían que pasarme siempre cosas así? Hablar de algo y zas, que suceda. Caminé hasta el teléfono para contestar y averiguar quién era pero cuando quise cogerlo lo único que se escuchó fue la puerta de abajo cerrarse.

Seguro que es el cartero.

¿A las diez de la noche?

Calla y no me metas miedo.

Te lo metes sola reina. ¿Se te olvida que somos una?

¿No tienes un botón para apagarte o algo, hermosa?

Los pasos se escucharon tras la puerta, haciendo que mi conciencia se callara y el miedo recorriera mi cuerpo. Me dirigí a esta y miré por la mirilla, pero no había nadie. Bajé mi vista al suelo y allí estaba. Un sobre negro.
Abrí la puerta tan pronto como entendí lo que estaba pasando y bajé corriendo las escaleras, pero el intruso ya no estaba. Genial.
Subí de nuevo y recogí el sobre del suelo, cerré la puerta y apoyé la espalda contra esta. Suspiré y comencé a abrir el sobre.

Buenas noches, piccola. Mi corazón se paralizó al leer esa frase. Sólo una persona me llamaba así y era un jodido mafioso.

Espero que no me hayas olvidado porque yo tampoco lo he hecho. Creeme cuando te digo que no ha habido una sola noche en la que no haya pensado en ti. Pero no, no te emociones. No he pensado en las cosas que podríamos hacer juntos para pasarlo bien, no. He pensado en los problemas que me has causado. En realidad, los problemas que tu noviecito me ha causado. Sí, ragazza, se con quién estás saliendo porque es el mismo hijo de puta que mató a seis de mis hombres. Entiendo que quisiera matar a Luigi, al fin y al cabo te violó, pero era innecesario matar a los demás. Seguramente podría haberlos noqueado. Oh, y no puedo olvidar el hecho de que tengo un agujero de bala en el brazo izquierdo. Sí, querida, también me disparó a mi. ¿Quieres saber por qué te escribo esto? Sé que quieres hacerlo, así que te espero en el puente del parque en quince minutos. No avises a nadie porque nadie podrá ayudarte. Además, no te haré daño ni te secuestraré. Lo prometo.

~Ángel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora