Narra Ángel
Subí al coche con una sensación extraña recorriendo mi cuerpo. Tenía una maldita familia entera en el coche en la que yo era el padre, pero la madre no era quien debía ser. No podía dejar de pensar en Hélade, en cómo se lo tomaría y en cuándo podría ir a contárselo. No es que no quiera estar con mi hijo, es sólo que también quiero estar con ella.
-¿Podemos ir al parque de atracciones? Porfi, porfi, porfi.-Sonreí y lo miré por el retrovisor. Estaba atado en su silla, que habíamos cogido del coche de Fiorella, y tenía un muñeco de un dinosaurio en la mano. Nunca me había planteado tener un hijo, ni siquiera lo pensé cuando estuve con Katy, ni estando con Hélade. Pero ahora, viendo a Luca...no sé qué pensar.
-Ángel, ¿estás bien?-Preguntó Fiorella con su característico acento italiano. ¿Por qué a Giovani no se le notaba tanto?
-Claro.-Dije sin expresión en la voz. No tengo nada en su contra, pero tampoco a favor. Que sea la madre de mi hijo no quita que sea la hermana de Giovani. Perfectamente podría ser tan perra como él.
Los llevé al parque de atracciones más cercano e intenté pasarlo bien, no por mi, ni por Fiorella, sino por Luca. No quiero que piense que su padre es un hombre aburrido y despiadado que sólo piensa en matar y en su novia. Aunque en realidad es lo que estoy pensando: en matar a Baggio y en ver a Hélade. Si, debería tener un abanico más grande de pensamientos pero no es así.
Comimos en el propio parque, lo que costó más de lo que pensaba, y después los llevé al almacén de Baggio ya que no sé dónde mierda vive ese cabrón.
Le regalé a Luca el peluche que le había conseguido y me fui al apartamento en el que estaba viviendo cuando no tenía que hacer guardia en el almacén.
Llamé a Alex.-¿Si?-Dijo medio dormido.
-¿Al fin has conseguido dormir?-Sonreí.
-Supongo. ¿Qué quieres?-Su tono frío me chocó bastante, ¿qué mierda le pasaba a este ahora?
-¿Puedo ir a ver a Hel ya?
-No. Adiós.-Estaba seguro de que me iba a colgar pero no lo permitiría.
-¿Qué pasa contigo?-Mi tono fue todo lo calmado que me fue posible.
-Nada que te importe. Al fin y al cabo sólo te preocupa Hélade, ¿no?-Mi cara era de confusión total.
-¿Me quieres decir qué mierda te pasa? Hace unas horas estabas bien y ahora vienes con esto.
-No. Hace unas horas no estaba bien y ahora tampoco. ¿Piensas que es fácil saber que Baggio está vivo y que tú te limitas a obedecer sus órdenes?
-Dije que lo hablaríamos más tarde, Alex.
-¡Exactamente! Si hubiera sido Hel quien hubiera ido fijo que no lo hablabais después. ¿Me equivoco?-Me quedé en silencio. Eso era cierto.
-Está bien, ¿puedes pasarte por el bar junto a la universidad en media hora?-Lo único que escuché fue su respiración durante unos segundos. Estaba a punto de volver a hablar cuando él lo hizo primero.
-Vale.-Y colgó. No entendí nada de lo que pasaba por la cabeza de Alex, realmente parecía estar bien cuando lo dejé esta mañana. Me duché, vestí y conduje hasta el bar para encontrarme con él.
Tras unos diez minutos conduciendo mi amado Camaro negro llegué a la puerta del establecimiento, busqué un aparcamiento cercano y entré en el bar.
Lo primero que vi fue a un chico de pelo azul, que reconocí como Alex, sentado junto a una chica pelirroja que me daba la espalda. ¿Qué mierda hacía Sara aquí?
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~Ángel~
Romance-Eres el diablo con un nombre irónico.-Me burlé mientras él mordía mi cuello haciéndome suspirar. Noté su sonrisa y sonreí. -Tú me diste permiso para introducirte en mi infierno, no te arrepientas.-Dijo segundos antes de besar con avidez mis labios...