28. Hay una tercera opción a elegir.

2.1K 130 9
                                    

Narra Ismael

Cuando mi hermana me llamó no podía terminar de creerlo, ¿cómo podía ser cierto? ¿cómo y por qué había tenido que sucederle eso a Carol? Bueno, eso es lo que seguramente mi hermana esté pensando y de lo que yo puedo tener una idea. Una vez investigué a mi padre, más concretamente cuando desapareció, y lo que descubrí...bueno, digamos que no fue el mejor Federal de la historia.

Y ahora, en el porche de la casa de Ángel, con media docena de policías en la puerta y una ambulancia llevándose el cuerpo inherte de Carol, tengo que luchar por ser fuerte para no derrumbar más a Hélade.

Entré en la casa y la vi, en el sofá hecha un ovillo mientras los brazos de Ángel la rodeaban. Estaban sólo ellos ya que el resto de los chicos estaban dando explicaciones a la policía. Me acerqué y mi mirada se encontró con la de Ángel, asintió y se levantó para dejarme a solas con ella. Tomé su lugar.

-Hey, ¿cómo estás?-No sabía qué decir y eso lo demostraba. Me golpeé mentalmente por haber preguntado eso. Obviamente estaba hecha una mierda, joder.
Sus ojos se encontraron con los míos una fracción de segundo para instantáneamente volver a cerrarse con fuerza, produciendo que lágrimas descendieran por sus mejillas.

-No debí alejarme de ella, no debí dejar que la pelea durara tanto...si solo hubiera estado con ella...-Su voz sonó tan rota como su aspecto le mostraba. Mordí el interior de mis mejillas para no llorar frente a ella.

-No debes pensar en eso, Hel. No hay nada que puedas hacer. Sólo piensa que ella querría que estuvieras bien, que la perdonaras y que siguieras con tu vida, ¿si?-Sorbió por la nariz y me miró.

-Pero yo...ella...debimos arreglar las cosas pero no la dejé hablar...soy una perra...-Volvió a llorar mientras se aferraba a mi pecho, las lágrimas inundando mi camiseta y un gran nudo formándose en mi garganta.

-Tranquila, Hel...todo irá bien.-Fue lo único que pude decir.

Dos horas después, y una vez que Hélade se quedó dormida y la subimos a su habitación, me encontraba en el salón completamente a solas con Ángel. Él acababa de bajar de estar con Hel y yo acababa de terminar mi quinto café.

-Esto es una mierda.-Bufó, provocando que lo mirara de reojo mientras daba un sorbo a mi sexto café. Si, lo sé, me estoy pasando con la cafeína pero no puedo hacer otra cosa.

-¿El qué exactamente?-Empecé.-¿Que mi hermana esté hecha polvo?¿Que su novio sea un asesino?¿Que su mejor amiga haya muerto? O ¿que su mejor amiga haya muerto porque su novio es un puto asesino?-Mi tono fue neutro pero el veneno en mis palabras se notó igual. Sus ojos verdes se entrecerraron justo en el momento en el que suspiraba con frustración. Se llevó las manos a la cara.

-Lo peor de todo es que tienes razón, ¿sabes?-Su respuesta me sorprendió, he de admitir.-Carol no murió por Miguel, murió porque yo no fui capaz de matarlo. Ni a él ni a tu padre. Podría haberse presentado frente a Baggio con una pistola, haber intentado dispararle y aún así haber salido viva. No ilesa, pero sí viva.-Cerró los ojos, asimilando lo que había dicho y lo que iba a decir. Lo miré atentamente a la espera.-¿Sabes por qué murió realmente?-Negué.-Porque supongo que soy débil al fin y al cabo. Porque me negué a matar a un viejo amigo y me niego a matar al padre de la chica a la que quiero. Murió porque de alguna manera yo debía ver que era la hora de elegir. La hora de decidir si era más importante que tu hermana viviera una corta vida conmigo o siguiera viva muchos años más.-Fruncí el ceño.

-¿Y cuál es tu decisión?-Pregunté mirándole directamente a los ojos.

-Supongo que es la hora de decirle que me acosté con Sara.-Abrí los ojos por la sorpresa de la noticia.

~Ángel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora