2. No te hace falta saber eso.

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18 de junio

Miré de nuevo al chico que dormía a mi lado. Su espalda estaba desnuda y tenía un tatuaje por toda esta que se trataba de una calavera con los colmillos ligeramente afilados, el tatuaje llegaba hasta antes de comenzar su trasero. Porque si, no tenía puestos los bóxer y se podía apreciar el comienzo de este. Mordí mi labio. ¿Qué había hecho con este Dios griego?

Agarré una de las sábanas y me cubrí para después empezar a empujar el brazo de aquél chico

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Agarré una de las sábanas y me cubrí para después empezar a empujar el brazo de aquél chico.

-Hum...-Gruñó y cambió la posición de su cabeza para quedar mirándome, si es que en algún momento abría esos ojos. Tragué saliva al reconocerlo. Era el chico de la entrada.
No estaba segura de si debía despertarle o no. Quizás pudiera hacer como si no hubiera pasado nada, digo...Él no tiene porqué acordarse.
Me levanté intentando no hacer ruido, recogí mi ropa del suelo y del sofá de cuero negro.

-¿Qué estás haciendo?-Su voz ronca me hizo quedarme estática. No podía moverme. Escuché como se sentaba en el sofá y me giré lentamente para encontrármelo sentado en el borde de la cama, con los codos en las rodillas y las manos pasando por su cara mientras suspiraba.

-Yo...eeeh....¿irme?-Dije, teniendo algo de miedo por su reacción. El chico era un total desconocido para mi, no sabía si me golpearía, si me trataría bien, si me echaría...no sabía nada. Y el dolor de cabeza que amenazaba con destruir mis neuronas no ayudaba a pensar.
El rubio quitó las manos de su cara y me miró con una sonrisa divertida, dejando que sus manos se juntaran frente a él.

-¿Qué tanto me ves?-Dije algo cohibida por la situación. Sus ojos verdes recorrieron mi cuerpo de arriba a abajo y en ese instante recordé que aún no me había vestido. Me puse el vestido tan rápido como pude, sin ropa interior, pero al menos ya estaba cubierta. Él rió y se levantó.

-No era necesario hacer eso, Hélade.-Susurró en mi oído mientras ponía sus manos en mi cintura.

-¿Cómo sabes mi nombre?-Pregunté con miedo. No recordaba habérselo dicho, aunque tampoco recordaba haber perdido la virginidad con él, eso lo sabía por el dolor en mi intimidad.

-Yo lo sé todo.-Y dicho esto mordió mi lóbulo, haciéndome estremecer. No quería seguir con esto, él no era bueno para mi, así que como pude puse mis manos en su pecho desnudo y cubierto por tinta y lo separé. Él sonrió divertido.

-Me tengo que ir. No puedo decir que haya sido un placer conocerte...-Esperé para que dijera su nombre, pero se limitó a negar con la cabeza y sonreír.

-No pensabas lo mismo anoche.-Me sonrojé de tal manera que mi cara podría incendiarse en cualquier instante.

-Eres un imbécil.-Y con eso me fui, corriendo por el pasillo desierto y lleno de vasos, colillas y botellas.

No podía creer que hubiera hecho esto. Quería perder el control, no la virginidad con un asesino a sueldo.

Bajé las escaleras como si mi vida dependiera de ello y al llegar a la puerta su voz me detuvo.

~Ángel~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora