La tierra ha cambiado en los últimos 16 años. Una raza nunca antes vista ha surgido de la nada, son fuertes y repelen las balas, difíciles de matar y capturar.
Los llaman monstruos porque no pueden controlar...
—Esta no es una emergencia, relájense, nadie saldrá de esas puertas. Estamos aquí para honrar a un gran líder y expansor, pero sobre todo, un gran amigo que nos ha defendido y protegido de nuestros enemigos. Un hombre que ha luchado con valentía cada batalla y que nos ha entregado a cada paraíso, muchos jóvenes bien entrenados —y suspiró.
Mientras algunos de los chicos debatían en sus mentes, quién era el muerto.
—Desafortunadamente, la edad exige mucho de nosotros, en este caso la jubilación de Igor Gregorovich. Para quien pido un minuto de aplausos.
Los chicos le homenajearon con fuertes aplausos y silbaban. Cris en su asiento lamentó tener que despedir a quien durante tantos años le guiara.
El hombre mantenía en su rostro una pequeña sonrisa. Espero a que los aplausos cesaran para dirigirse al estrado, sus manos temblaban ligeramente de la emoción.
—Estoy muy agradecido por esta ceremonia, pero esta no es una despedida, en cuanto la emergencia se active, utilizaré todos mis medios para ayudarles. Sé que en muchos momentos hubo duda en cuanto a los procedimientos, que las cosas no parecían correctas, sin embargo déjenme asegurarles que siempre se hace esperando hacer bien para nuestra familia, la familia nósdica —suspiró para mantener la calma, era consciente de todas las miradas que recibía—. Sé que muchos siguen viendo con malos ojos a los manipuladores, pero ellos también forman parte de esta familia, quiérase o no. Y solo juntos es que podremos volver a la luz del día, a vidas normales. Como último favor, pido al complejo se discuta un posible acercamiento a la segunda generación.
Terminó su discurso levantando una copa a su lado para brindar. Lo hizo por su familia, por el complejo y por los empáticos y manipuladores que luchaban cada día por sobrevivir.
Sam escuchaba silencioso las palabras del instructor, no le gustaba que tratara de engañarlos de esa forma. Ellos eran unos asesinos, no solo de vidas, también de almas e ilusiones. ¿Por qué se les iba a ver diferente?
Los chicos a su lado conversaban tranquilos, aplaudieron de nuevo a Igor y comenzaron a levantarse para volver a sus actividades.
El chico no se movió. Dejó que un mar de emociones lo embargara, se dejó caer por última vez, ya le parecía suficiente con lo que había sufrido. Sus dedos se movían con inquietud y danzaban sin sentido alguno. Desde que ella se quedara lejos, él no podía ni siquiera salir de misión sin recordarla. Recordaba su risa y sus respingos cuando estaba molesta.
No podía concebir el miedo que la aterrorizó como para que no le dijera sobre su condición. No recordaba haber sufrido tanto en otra ocasión en la vida, pero estaba resuelto a sanar las heridas y volver de lleno a su entrenamiento. Soñaba algún día dirigir paraíso.
Se levantó de su asiento y caminó a la fuente donde tiró una moneda con los ojos cerrados. Murmuró unas cuantas palabras y regresó a su habitación a dormir. En él ya no encontraba tranquilidad. Encontraba silencio y soledad, tristeza, pero se negó a notarla.
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