Capítulo 6

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—Lo sabías —acusó poniendo sus manos con fuerza sobre su escritorio.

—No. Pero lo sospeché. Ahora la pregunta del millón es por qué salió en su primer día —ya se hallaba de pie y al lado del instructor.

—La envié con Sam, seguro la llevó con él —dijo con un deje de reproche en la voz.

— ¡Él no haría tal cosa!

—Pregúntale antes —los hombres dejaron de hablar del tema para pasar a uno que les interesaba más. La protección de la chica. Si sus suposiciones eran confirmadas, corría más peligro del imaginado.

Tory despertó con un dolor de cabeza insoportable, justo como el que sentía luego de una resaca

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Tory despertó con un dolor de cabeza insoportable, justo como el que sentía luego de una resaca. El pensamiento la desubico, tanto que ya no sabía ni donde estaba. La máquina a su lado tiraba un pitido constante, señal de que su corazón seguía funcionando.

Vio que en su brazo había una intravenosa. No le gustaban aquellos artefactos, sintió como el dolor producido por la aguja y los otros aparatos bajaba.

El pitido en la máquina la alertó, los médicos entraron corriendo y se sorprendieron al verla sin las agujas, el marca pasos y el oxígeno.

—No debes quitarte esto, te ayuda —le dijo una enfermera.

—Ya me siento mejor. Quiero irme.

—Déjame ver como tienes el brazo, si está bien te daré de alta —el médico le desenvolvió el brazo y asombrado le indicó a una enfermera que debía llamar a Igor—. No tienes nada —dijo en un susurro.

— ¿Qué es lo que debería tener?

—Una enorme herida en el brazo —irrumpió en la habitación Igor—. Venías sangrando a mares.

—No, debe ser una confusión, el que venía con un balazo en el brazo era Sam.

—Exacto. Ahora pregúntate cómo es que venías con una herida de gravedad sin que te dieran —la mirada de la joven no cambió. Recordó las palabras del científico.

— ¿El ser manipulador me lo permite? —dijo dudando de lo loco que sonada.

—No conozco ningún manipulador que pueda recibir o dar más que sentimientos. Pero no te perturbes ahora. Irás mañana con Marco para que te revise, él investigará lo que sucedió.

— ¿Ninguno? —pregunto ignorando la mitad de sus palabras.

—Ninguno.

Al medio día se presentó para el almuerzo. Notó como ahora cuchicheaban más alto, no disimulaban en verla. Sam fue a recibirla antes de que se sentará con otro.

—Gracias por lo de ayer. De no ser por ti, estaríamos muertos —dijo haciéndola sonrojar.

—Si no hubieras llegado habría muerto primero —dijo sin disimular su sonrisa.

Cielos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora