CARTAS A EL (Stranger Things)

Huída

Gozen 7u7 

Lámpara, cámara, pilas, comida, radio, un juego de mesa, agua, ropa, etc, etc. Todo dentro de dos mochilas, una suya y otra para El. Es casi media noche, las estrellas resplandecen y entran por su ventana. Ha dejado varias notas para sus amigos y para su familia, la de Nancy es la que más le duele dejar, sobre todo por el apoyo que le ha demostrado en esos últimos meses. Como despedida, organizó la noche anterior un torneo en Calabozos y Dragones que duró once horas, casualidad pura. También se atiborró de pizza y de todo lo rico que había en el refrigerador. Sabe que del otro lado puede no haber comida así que lo disfruta como si fuera su última cena. Lleva las cajas de waffles y algo de comida extra, si administran bien les servirá para unas semanas. También lleva medicinas que encontró y chamarras por si hace mucho frío y el bate que su hermana guardaba con clavos incrustados y varios cuchillos de cocina, en la mano llevará también una especie de lanza que él mismo fabricó, de algo debe de servirle después de todo. 

Mira su cuarto antes de que la nostalgia se apodere de él y piense en dar media vuelta a su plan suicida, duda unos segundos hasta escucharse decir el nombre de Eleven. Sí, no va a dar vuelta atrás ni a arrepentirse de saltar al vacío por ella. Ninguna pizza o buena vida en los suburbios se compara con la sola idea de tomar la mano de El al caminar, quiere eso aunque solo sean unos días. Decidido sonríe y trepa a su ventana 

-Adios- se despide de su ropa, sus juguetes, su cama -Les quiero- susurra -Pero ninguno es tan valioso como ella- sonríe y salta al techo, después baja torpemente por el ramaje que está seguro ha trepado Jonathan y Steve varias veces. Jonathan... extrañará ver su boda con Nance, pero igual y puede volver, no debe perder la esperanza de volver a ver a sus amigos y a sus padres. 

Suspira y toma su bicicleta, si no es rápido le darán alcance y sus planes se irán a la basura igual que sus flores y la ropa de El. Mike ríe mientras pedalea por el sendero vacío y oscuro; lo hace porque el día de mañana todos le buscarán, porque mañana va a abrazarla y quedarse con ella para siempre. El miedo lo aturde una que otra vez al escuchar animales corretear entre los bosques y la suave brisa primaveral. En un instante puede jurar que alguien lo sigue hasta que se calma y descubre que está solo y ni el mismo Demogorgon le hará dar media vuelta. Está convencido de que esa noche es SU noche y nadie puede arrebatarle el valor que florece dentro de sí mismo. 

Mike está haciendo lo que nunca creyó capaz de hacerse. Está a media noche pedaleando a un edificio abandonado con dos mochilas preparadas y a punto de saltar a una dimensión desconocida para ir con Eleven porque simplemente está enamorado de ella... Sí, es estúpido cuando se analiza desde la perspectiva racional, pero todo dejó de tener sentido el día en que su padre lo tomó como loco por esperar a Eleven, ese día Mike dejó de lado el miedo, dejó de lado todo lo que le separara de ella. 

Sigue pedaleando con fuerza al llegar a Mirkwood. Un ruido detrás lo obliga a ir más rápido y a respirar agitadamente. 

-Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo. Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra. Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir. Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.- susurra para apartar su mente de los ruidos, cada vez más cerca. Voltea, pero no hay nada, solo los árboles que parecen engullirlo como una boca monstruosa. Se convence que no hay nada y se recuerda que lleva una navaja en el bolso de su pantalón. 

Otro montón de árboles , silencio y luego ruidos.... 

-Un Anillo para gobernarlos a todos. Un Anillo para encontrarlos, un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.- casi gime con la respiración entrecortada, piensa en Bilbo y el miedo que debió haber tenido al aventurarse con 13 enanos y en Frodo quien llevó el anillo único a Mordor, ellos tuvieron miedo, pero ninguno se echó para atrás y Mike Wheeler aunque no es un hobbit tampoco lo hará. 

-Vamos a estar juntos, El- se da valor al aparcar junto a la vieja reja de malla. A su alrededor no hay más que silencio -Y no me importa que me digan loco- saca unas pinzas para hacer un agujero conde pueda caber. Un ruido lo distrae y le hela las manos -No deberías de asustarte más, corazón- bromea para calmar su miedo -Pronto estaré ahí y te cantaré canciones- los ruidos se acercan a medida que Mike corta, chilla al escuchar una especie de ladrido y sin esperar más arrastra su bicicleta, junto con su cuerpo y sus mochilas al interior de la antigua empresa.

 -A Elbereth! Gilthoniel! silivren penna míriel o menel aglar elenath! Na-chaered palan-díriel o galadhremmin ennorath, Fanuilos, le linnathon nef aear, sí nef aearon! - casi grita en lengua élfica mientras corre dentro, en el camino se tropieza varias veces, pero termina sin saber cómo dentro del reciento ¿Acaso estaba abierto? no lo sabe, solo cierra la gran puerta detrás de él y contiene la repiración aferrándose a un muro cercano. 

Los ruidos se han ido, pero no así el temor que siente, algo lo estaba siguiendo... Algo extraño que le seguía de cerca, quizá era uno de esos monstruos, quizá algo peor. Suspira y saca la linterna, debe apresurarse y buscar el acceso al Otro Lado. 

-Bueno, El, aquí voy- Mike no alcanza a dar el primer paso, la puerta se abre y algo le impide gritar. Mike está perdido, atrapado y solo. Debió ser tonto para considerar que no había vigilancia dentro, ahora su huída ha resultado un desastre, varios pares de manos lo sostienen, un perro ladra y algo extraño parece ocultarse dentro del bosque gracias al sonido de varios disparos... 

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAP 7U7