04

996 66 7
                                    

Me muevo en mi lugar quejándome por el dolor de cabeza, aun que no es mucho, sólo me quejo por que tengo sueño la verdad. Abrazo mi almohada y suspiro cansada. Un bostezo se escapa de mis labios y abro mis ojos muerta de hambre decidida a caminar a la cocina y prepararme algo delicioso o llamar a mi madre para que lo haga por mi, mejor la segunda opción. Cuando termino de subir mis pesados párpados, mi cuerpo se tensa al notar que no estoy en mi casa. Me siento de golpe y recuerdo todo. Por un momento pienso que todo fue un sueño pero no, él está a mi lado desnudo. Lo miro asimilando lo que pasó y evidentemente no fue producto de mi imaginación. Me levanto rápido y corro a tomar mis cosas en el suelo por que estoy desnuda. No puedo creer que acabo de acostarme con Damian, mi Demian ¡Dios! No sé como sentirme, un sentimiento de vergüenza se apodera de mi cuerpo cuando lo observo tendido en la cama. Está boca arriba con ambas manos en el pecho, como si estuviera muerto. Se le ve todo, literal.

Me muerdo el labio teniendo miedo hasta de respirar para que no me escuche  y me acerco lentamente a tapar su cuerpo con la sábana, como si fuera un cadáver. Arrastro la sábana hasta su cuello de vuelta  descubriendo su rostro, sacándome los pensamientos de que está muerto o algo...¿Y si está muerto? Debo verificar, no recuerdo todo de anoche, ¿Que pasa si se murió en pleno acto y no me di cuenta por que estaba demasiado extasiada? Me acerco aún mas y siento su ligero aliento chocando contra mi mejilla, casi inexistente. Le doy un beso rápido en los labios y salgo corriendo, esperando que no se haya despertado antes de cerrar la puerta a mis espaldas.

Soy una desgraciada, ¡Me aproveché de él!. Pienso a medida que voy avanzando, la casa parece como si hubiera sobrevivido a un terremoto. Ni siquiera sé de quién es...ni como llegué aquí. Estoy saliendo de la casa cuando veo el auto de Pia aparcado en la vereda y recién ahora me acuerdo de su existencia.
Corro hacia el auto con el corazón a mil, rezando para que  a mi amiga esté bien y no se la haya llevado un psicópata por mi irresponsabilidad.

Aplasto mi cara contra el vidrio de la ventana y la veo acostada horizontalmente sobre el cambio y el asiento del copiloto. Suelto todo el aire comprimido que había acumulado por la presión y hago una mueca observándola con pena, se ve tan incómoda y demacrada. Me debo ver peor.

Toco la ventana fuerte y de un salto su cabeza choca contra el techo del auto, un grito ronco sale de su boca y río bajo, no sé si por nervios o por el alivio de verla bien. O por ambas.

-¡¿Que te pasa?! -Grita abriendo la puerta y me hago a un lado para que salga del auto. Sus ojos están irritados y maquillaje corrido. -Hueles horrible. -Se queja alejándome con sus manos.

-Esto. -Apunto mi vestido y me doy cuenta de que está limpio. Frunzo el ceño parando lo que iba a decir y veo la pequeña etiqueta colgando de la tela roja. Me lo puse al revés. -¡AAAAGH! -Grito asqueada aún con la vista baja mirándome como si tuviera otro cuerpo o me hubiesen cortado las piernas.

-¡¿Que, que!? -Grita igual de fuerte que yo y me mira con los ojos abiertos.

-Tengo el vestido dado vuelta, todo tu vómito está contra mi piel ahora, puerca. -Hablo enojada pero aún así se nos hace imposible no reír.

-Lo importante es la salud. -Habla bajito con una media sonrisa y ruedo los ojos riendo.

-¿Conducirás tú? Aún pareces ebria. -Me burlo rodeando el auto para entrar al asiento del copiloto.

Nos adentramos al auto, el silencio era incómodo y sé que en cualquier momento Pia notará que me pasa algo.

-¿Te pasa algo?

Les dije.

-¿Que hiciste anoche? -Le pregunto mirando su perfil. Una sonrisa tímida se forma en su rostro que ahora comienza a tornarse de un color rojo.

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora