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-¿Me quieres? -Le pregunto a Damian mientras nos encontramos sentados uno al lado del otro en el paradero. Mantengo mi cabeza apoyada en su hombro observando su perfil.

-Si...

-¿Hasta sin diente?

Una risita sale de su garganta. -Hasta sin un diente.

-Entonces dímelo.

-Te quiero hasta sin un diente.

-Podrías haberlo dejado en te quiero.

Su cabeza se ladea un poco para mirarme y sonreír.

-Odio las cursilerías la verdad. -Digo colocando mi cabeza en sus piernas. Comienza a acariciar mi cabello. -Me dan ganas de vomitar cuando escucho a parejas poniéndose apodos ridículos entre sí.

-¿Como chanchita?

-Sí. -Río y curva sus labios mirando mi rostro.

-Me gusta cuando hablas rápido y se te forma una burbuja en el hueco de tu diente faltante. -Habla.

Escondo mi cabeza en mis manos y me río. Ese es el mejor cumplido de toda mi puta vida.

-Creo que es sexy. -Vuelve a hablar y le pego en el brazo sin dejar de reír y él también lo hace. -Bueno la verdad no.-Vuelve a decir.-Pero me divierte y prefiero algo divertido que algo sexy.

Frunzo el ceño seria, él me imita.

-La felicidad es más importante. -Pronuncia jugando con mi pelo.

Miro sus ojos y observo sus facciones por milésima vez, es que no dejo de imaginarme al chico malo que irrumpe en todos los lugares sin importar qué, lleno de tatuajes...

-¿Tienes tatuajes? -Cuestiono volviendo a la realidad.

Bufa y niega con la cabeza.

-¿No te gustaría hacerte uno?

Siempre en las novelas se tatuaban los nombres de sus enamoradas o algún símbolo que los uniera, como por ejemplo en una que leí que se titulaba "Or what?" El chico malo se tatuó la corona del rey y ella la de una reina.

-No, me da miedo.

Ruedo los ojos.

-Eres una niñita. Desde ahora te voy a decir Damiana. -Me burlo.

-¿Ah, si? Bueno yo te voy a decir la traga se

-¡Cállate! -Le tapo la boca y siento mi palma húmeda, pasa su lengua por toda esta y la alejo con asco.

La risa cesa y el silencio se hace presente. El viento choca en mi cara y Damian coge mi cuerpo estrujándolo contra el suyo para entrar en calor.

-Esperaremos que pase algún bus o algo que nos lleve. -Dice haciendo una mueca. Asiento escuchando su corazón en su pecho.

Sé que estas no son formas de viajar pero prefiero mantener silencio y vivir la experiencia, a veces olvido para qué realmente es este viaje pero el rostro frustrado de Damian a momentos me hace recordarlo. Él quiere encontrarlo y yo lo ayudaré, es su padre.

Pasan unos minutos y vuelvo a sentarme derecha, observo a lo lejos dos grandes focos de luz que vienen acercándose. Rápidamente me levanto y corro hasta la calle para mover mis brazos de un lado a otro esperando que nos ayuden. Siento que me jalan de nuevo hacia la vereda con fuerza y gruño acomodando mi ropa.

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora