20

420 35 4
                                    

No pronuncia ninguna palabra mientras mantiene su mandíbula apretada.Asiente mirándome fijamente. 

Se sienta en la camilla y se levanta  caminando hacia la puerta. Al llegar se afirma en el marco de esta y gruñe sosteniendo su cabeza.

Debe ser la resaca. Ah, y porque le pisé la cara.

Atravieso la puerta y me encuentro con el chico Alemán, el hermano y el hombre que nos trajo sentados en las sillas de  espera frente a mi. 

Los miro expectante cuando nuestras miradas se encuentran.

-Hola, sólo queríamos saber cómo está el muchacho....nos dejaste preocupados. -Habla el buen hombre y mis labios se curvan por la ternura.

-Él está muy bien. -Digo dirigiendo mi mirada hacia Damian que se acerca a paso lento. Eleva su mano con una expresión confusa cuando todos lo miramos. 

-¿Que tenía? -Cuestiona observándolo frunciendo el ceño.

-Una...una intoxicación. 

-Oh. -Eleva sus cejas y coloca su mano en mi hombro.-Bueno, me alegro de que esté bien.

-Muchas gracias, si no fuera por usted, no sé que abría echo. 

-Fue un gusto. -Dice despidiéndose y estrecho su mano tendida, besando su mejilla. -Que bueno que todo haya salido bien, cuídense. Adiós.

-Muchas gracias, adiós. -Respondo y me da la espalda comenzando a caminar. 

-Adiós. -Dice el niño de 12 siguiéndole el paso. El Alemán se acerca a mi y dice algo.

-¿Ah...? -Murmuro acercándome a él para escucharlo mejor.

Ahora dice otra cosa y para mi es sólo escuchar a alguien atragantándose con algo. No entiendo ni mierda.

-Okey. -Digo asintiendo lentamente cuando termina. Supongo que se está despidiendo y diciendo que me cuide y blabla.

Este sonríe y no se marcha. Se acerca más y une nuestros labios en un forzado beso.

-¡¿Que mierda!? -Escucho un grito de Damian y  siento que nos alejamos de golpe. Había empujado al Alemán que comienza a gritar cosas en su idioma, Damian lo mira un momento con la boca entreabierta, supongo que intentando poder entender algo, pero no lo consigue asi que le grita en todo su rostro que se calle. 

Comienza a avanzar conmigo hacia el pasillo mientras yo parezco una muñeca de trapo, aún estoy como sin reaccionar por lo del beso. ¿En que momento pasó...?

Al momento de llegar a la salida, nos quedamos quietos y Damian suelta mi mano.

-Y-yo, no sé, tú viste que se me abalanzó ¿cierto? -Digo sin saber explicarlo.

-Hace un ruido con su garganta y cruza sus brazos sobre su pecho sin dejar de mirarme y asiente.-Qué importa. 

Y lo siguiente forma un nudo en mi estómago, aplasta todo lo que habíamos vivido y retrocede semanas atrás como cuando sus ojos me miraban sin ninguna expresión alguna, al igual que a una extraña. Al igual como lo está haciendo ahora.

-Ya no somos nada. -Dice con seguridad.

Lo peor es que sostuvo la vista y yo no pude.  

-Bien. -Respondo y comienzo a caminar para encontrar un taxi. Este nos llevó a un banco, ahí saque mi dinero y ahora me encuentro en el aeropuerto. Ninguno de los dos a dicho ninguna palabra. 

-¿De dónde sacaste todo ese dinero? -Habla después de un hora.

-Mis ahorros. 

-¿Gastarás todo ese dinero...?

-Para que veas la mierda que me hiciste hacer.

-Espera. -Me para cuando estoy a punto de ir a comprar los pasajes. Estamos en la fila y ahora es mi turno, la señora me mira impaciente. -Yo no voy a viajar. Ve tú. -Habla bajo y abro mis ojos. 

-¿Qué? ¿Estás demente? No voy a dejarte aquí solo. 

-Tranquila, sé  como cuidarme.

-No tengo todo el día.-Informa la señora al otro lado del vidrio y trago saliva asintiendo. 

Damian me dice al oído que se va a ir a sentar y comienza a alejarse en dirección hacia el montón de personas sentadas en las sillas azules de plástico, esperando su vuelo.

Me acerco hacia la señora y lo hago, compro dos pasajes que por suerte estaban disponibles. Es imposible encontrar vuelos en el mismo día pero tuvimos suerte de que dos pasajeros no habían cancelado sus pasajes aún y faltaba sólo una hora y media para el vuelo. Los asientos no eran juntos, y era primera clase, bastante costosos pero no me importa en este momento porque es lo único que había.

No me importa lo que diga Damian, tiene que irse conmigo. No quiero que nada le pase, aun que este muy enojada, quiero asegurarme que está bien.  

Giro sobre mis talones buscando a Damian con la mirada, pero no está. Avanzo a paso lento, mis pupilas se mueven de un lado a otro y mi desesperación aumenta a medida que los minutos van pasando. ¿Dónde te metiste?

Voy al baño de hombres y entro sin pudor, hay un par de chicos que me miran raro  pero los ignoro.

Camino hacia afuera secando mi frente, de pronto mi cuerpo comenzó a sudar. Detengo mis ojos en mis manos ahora temblorosas, siento que mi corazón se va a salir porque en el fondo siento que ya sé lo que sucede pero no lo quiero admitir. 

Sigo buscando por dónde ya lo hice al principio y no hay rastro, ¿Es posible que haya sido capaz de huir sin siquiera despedirse? Tomo asiento intentando calmarme, esperando que se aparezca. Una nube de malos pensamientos invaden mi cabeza, trato de repelerlos pero me es imposible cuando aún no ha llegado. No puede dejarme sola, empezamos esto juntos, tenemos que terminarlo juntos. Dios, estoy muy asustada. No puede hacerme esto, no puede. 

Estoy dispuesta a perdonarlo si aparece en este momento, pienso mientras llevo mis manos a mi cara, lágrimas comienzan a caer por mis mejillas asumiendo lo que sucede, Damian se ha ido.

...

-Abroche su cinturón por favor. -Escucho la voz de la azafata a mi lado y asiento saliendo de mis pensamientos. He estado mirando un punto fijo desde que me subí al avión, hundida en mi mente. 

Expliqué a la mujer que me vendió el pasaje lo que pasó pero no me devolvieron el dinero. 

No he parado de botar lágrimas sueltas, aún no puedo creer de que me haya hecho esto. 

Una anciana que está a mi lado me pregunta qué pasa entonces me desahogo y le cuento lo que sucedió, me sonríe con lástima y me aconseja, llegando a la conclusión de que me olvide de Damian y vuelva a mi vida normal. Lo que ella no sabe es que es difícil cuando escapé de mi casa. No sé como volver sin tener vergüenza por lo estúpida que fui. 

Sólo quiero llegar a casa, subir a mi habitación y llorar abrazando una almohada hasta quedarme dormida.

El vuelo duró cuatro horas. Espero la señal para sacar mi cinturón y me despido de la anciana que de seguro no volveré a ver jamás. Al igual que a Damian. 

Después de reflexionar sobre lo sucedido, extrañarlo y llorar, llega el odio. 

Es un imbécil. No quiero volver a verlo. 

Camino como zombie y de seguro con ese mismo aspecto hasta fuera del avión. Estoy a punto de poner un pie afuera del aeropuerto, y tomar un taxi hacia mi casa finalmente, cuando veo que una foto en el suelo llama mi atención. Es una foto mía, junto con la frase: ''SE BUSCA''. 

Estoy frita.

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora