Mi corazón se acelera cuando disminuyo el espacio entre nosotros, aún no se ha dado cuenta de que estoy viéndolo, sigue frente a la puerta como si estuviera teniendo una pelea interna entre tocarla o no hacerlo.
-Hey. -Saludo mirando su perfil y este eleva su rostro en dirección hacia mi, un brillo en sus ojos hace sentirme extremadamente culpable por lo que acabo de hacer.
Se aproxima hacia mi y presiona sus labios contra mi mejilla lo que hace que sus palabras lleguen a mi mente; ''No me gusta dar besos en la mejilla''.
-¿Cómo estás? -Pregunto a centímetros de él porque no se aleja de mi.
Sostiene sus ojos en los míos y encoge sus hombros. -Mal.
Me imagino como se siente volver a tu casa, que te envuelva el silencio, supongo que no pudo durar mucho tiempo en casa sin volverse loco con sus pensamientos. Sé que le dije que no quería seguir con él, sin embargo, no soy de acero. No me gusta verlo así.
-Mmh.-Juego con mis manos y hago un puchero. -¿Te cuento algo gracioso?
-Ya.
Sus labios se curvan hacia arriba y sonrío. Mis ojos vagan hasta el suelo.
-Hoy estaba hablando con alguien y se me escapó un eructo. -Hablo sin mirarlo y escucho una risa apagada de su parte. -Dijo que fue asqueroso. -Hablo con vergüenza. Siento sus manos tomar mi mentón para mirarlo.
-Eso no es asqueroso. Es normal. -Asegura apretando mis mejillas logrando que mi boca quede como de un pez. -También le dije a un chico que tengo sida. -Muevo mi boca con dificultad porque no suelta su agarre. Mueve su cabeza hacia un lado con un cachorrito y suelta mi boca.
-¿Por que dijiste eso?
-Estaba sobrepasándose conmigo.
Se queda mirándome serio un momento pero una sonrisa se asoma por sus labios.
-Puedes estar con otros chicos si quieres. -Murmura desviando la mirada hacia la calle permitiéndome observar su mandíbula marcada.
-¿Por...por qué has venido?
-No lo sé, no puedo estar en mi casa.
Dicho eso entramos a la casa, no hay absolutamente nadie. Leo una nota que está sobre la mesa: ''Fui a ver a la abuela, te quiero.''
-Eso es bueno. -Digo en voz alta dejando la nota en donde estaba y comienzo a caminar hacia mi habitación. Damian me sigue el paso y cierra la puerta a sus espaldas cuando estamos dentro.
-Veo que tienes tu diente. -Dice sentándose en la cama y asiento mostrando mi diente en una sonrisa. Reprime una risa y lleva la mano a su bolsillo del pantalón sacándola en un puño. -Entonces ya no te servirá esto. -Estira sus dedos y en el centro de su palma yace un diente. Mi diente.
Eso es asquerosamente tierno.
Abro mis ojos y lo tomo en mis manos observándolo con melancolía. Este era mi diente.
-Oye, devuélvemelo. -Se queja sacándolo de mis manos. -Ya no lo necesitas.
-Tú tampoco. -Entrecierro los ojos hacia él y alza una ceja.
-Por si algún día me falta un diente y
-¡Eso es asqueroso! -Río empujando su hombro y él suelta una carcajada.
Tengo preguntas, miles de preguntas, una de ellas es por qué me dejó plantada en el aeropuerto, cómo fue capaz de hacerlo, mas no puedo hacerlo en este momento que lo percibo más frágil que nunca.
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Demian
Teen FictionDonde la protagonista es fea y el galán cobarde, los típicos chicos malos de novelas pueden jugarte una mala pasada. OJO⚠️ esta novela no tiene ninguna relación o asimilación con el libro Demian de Hermann Hesse.⚠️ Novela comenzada el 07/09/16 y...