36

395 32 1
                                    




-¿No me vas a decir qué sucede? Me tienes preocupado...-Susurra Damian cerca de mi y yo pronuncio un 'no' casi inaudible. Suspira y sigue acariciando mi espalda, ambos estamos acostados sobre su cama. Acurruco mi cuerpo junto al suyo aún mas, ocultando mi cara en su pecho. -Iré al baño. -Dice deteniendo su tacto y su cuerpo se aleja un poco pero yo lo tomo antes de las caderas, evitando que se vaya.

-No. -Protesto envolviendo mis brazos lo más que puedo en su cuerpo. Su pecho vibra cuando una pequeña risa sale de sus labios. Presiona mi cuerpo contra el suyo fuerte.

-La vida es dolorosa. -Digo a duras penas y él acaricia mi pelo.

-Es real. -Murmura dándome un beso en mi cabeza.

Lo siento tan cerca, tan mío, tan sincero que siento que me voy a derretir en cualquier momento. No quiero perderlo. Quiero disfrutar cada momento que me da la vida para estar con él.

-¿Cuando volverás al instituto? -Pregunta después de una pausa y bufo.

-No sé, no me interesa. Creo que estoy de vacaciones de invierno.

-No puedes dejar de estudiar.

-No dejaré de estudiar, sólo no quiero pensar en eso. No quiero hacer nada.

-No te estanques en las cosas, tu mente no tiene la culpa de las cosas que suceden, no la castigues. Le estás quitando conocimientos importantes.

Me quedo en silencio un momento. ¿Cómo puede ser tan inmaduro e inmaduro a la vez?

-¿Qué hay de ti? Tu dejaste de ir hace mucho, incluso tú me hiciste salir. -Lo miro a los ojos y él alza una ceja divertido.

-Bueno, tiene sentido. -Sonríe asintiendo.

-¡Tómala!

Ríe dándome un pico en la boca.

-Me encantas. -Dice sin dejar de mirarme, lo contemplo en silencio y mi rostro desvanece en su mirada. Lo he engañado y no hay vuelta atrás. Me alejo de él y me acuesto boca arriba mirando el techo.

-A veces tengo ganas de morir.

-De todos modos lo harás mas adelante.

-¿Y qué?

-Es una gran razón para vivir.

Pasamos toda la tarde juntos, hablando sobre la vida y la filosofía envolvente con la que su voz me penetraba cada vez que él hablaba. Su discurso es arte, él lo es.

---

Estoy durmiendo plácidamente, ese sentimiento tan hermoso de que tu mente se apague y descanse, sin que nadie te moleste, hasta que comienza a sonar el maldito ring de un teléfono. ¡Agh! ¿Por qué ahora?

Mantengo mis ojos cerrados esperando que el sonido termine pero sigue sonando fuerte, retumbando en los pasillos de la casa hasta llegar a la habitación con la puerta abierta. Pasan unos minutos y sigue sonando.

-Damian. -Intento despertarlo con mi voz, pero ni siquiera yo me despertaría con eso. Abro mis ojos maldiciendo a cada cosa que me rodea y vuelvo a llamar. -Damian, hay algo sonando. -Esta vez fuerzo mi voz.

Gruñe dándome la espalda, abrazando a una almohada.

-Maldito flojo. -Murmuro levantándome de la cama, camino por el pasillo y sí, el asqueroso sonido sigue clavando en mis oídos.

Miro por encima y observo un celular sobre la mesita de centro del living, no me molesto en ver quién es o tener conciencia de quién es, sólo tengo demasiado sueño ahora como para pesar, así que contesto.

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora