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Era Damian, acaba de entrar a mi cuarto. Mi piel se eriza al escuchar su voz y retrocedo desconcertada.

-¿Qué haces aquí? -Pregunto antes de que pueda decir alguna palabra.

-Vengo a hablar. -Dice aclarando su garganta y se sienta en la cama. Lo sigo con la mirada.

-¿Cómo es que entraste?

-Tu madre me dejó pasar.

-Mentira, mi mamá no está.

-Bueno...¿Hablamos? -Dice tranquilo.

Suspiro y me cruzo de brazos asintiendo.

-Suelta tus brazos, así no puedo hablarte.

-¿Por qué?

-Estás en una posición cerrada ¿Has oído hablar sobre el lenguaje corporal? Ábrete para mi.

Ahora me doy cuenta de que soy una completa pervertida. Mis labios se curvan inconscientemente y él levanta las cejas pillandolo de inmediato. El calor sube a mis mejillas y no se me ocurre nada más que taparme la cara con las manos.

Su risa profunda invade mis oídos.

-Definitivamente no sabes sobre el lenguaje corporal, me refería a que

Dice riéndose pero yo lo interrumpo.

-Sé a qué te referías, sólo cállate. -Le pido riéndome y junta sus labios levantando las manos a sus costados.

Cuando la risa cesa y mi rostro se torna de un color normal, nuestras miradas se concentran. Siempre pensé que unos ojos azules, verdes o hasta grises me enamorarían, pero jamás creí que unos oscuros, tan tétricos, me transmitieran  lo que jamás otros ojos harían. Es mágico. Sus ojos son tan negros pero tan claros a la vez, refleja todo lo que se interpusiera en frente. Incluso, en este momento me estoy mirando en sus ojos. Ojos puros de oscuridad. 

-Sé que te dije que puedes tomar la decisión de acompañarme y eso.-Habla acomodándose en la cama.

-Si...-Respondo quitando el cabello de mi cara.

-Bueno, no te voy a negar que creí que aceptarías de inmediato.

De alguna manera me estoy sintiendo ofendida en estos momentos. Antes de que hable sigue hablando.

-Entonces, como al parecer tu respuesta fue un no, no me dejas opción. -Curva sus labios mientras junta las manos concluyendo, al parecer pensando que me queda todo claro y estoy feliz con su discurso pero cada vez que habla es como si me hablara con acertijos y me pone impaciente, me irrita de cierta forma no entender qué mierda trata de decirme.

-¿Qué quieres decir? -Cuestiono seria.

-Que te vienes conmigo. -Dice simplemente.

-¿Qué? -Pronunció boquiabierta observando la seguridad con la que lo dijo. Ahora si creo que escuché mal.

-Vendrás conmigo. No permitiré que me dejes solo en esto... -Suspira frotando su cabello. -Quiero encontrarlo Lía y puedo sentir que eres la única con la que puedo contar, tienes el alma sincera.

Me quedo sin palabras. Abro la boca intentando encontrar palabras para responder pero nada.

Una risa nerviosa sale de mis labios. Luego otra y otra.
-¿Es una broma, cierto? -Hablo rascando mi cabeza.

-No. -Sus hombros se encogen y coloca las manos apoyadas a sus costados en la cama hacia atrás. Observando serio.

-¿Qué quieres que te diga?

DemianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora