A la mañana siguiente me levanté con una sonrisa en mi cara, había dormido súper bien, lo único era que tenia un hambre de los mil dominios, así que me duche, me vestí y me arreglé, tomé mis cosas y bajé.
- Mmm alguien amaneció de buen humor hoy- dijo mi padre, puse mi mochila a un lado de la silla y tomé asiento.
- Si, ¿Paso algo en especial ayer?- preguntó mamá, bajé mi cabeza.
Claro, ayer salí de clases y me di a la fuga con un chico que apenas conozco... A y ¿lo mejor?. Nos besamos.
¡No!, en el momento en dijera eso mi padre traería a Sander del cuello y lo dejaría sin pelotas y todo por mi culpa. Me aclaré la garganta.
- Si, es que... es que había discutido con Nati pero ayer lo arreglamos, así que estoy ¿Feliz?- intenté sonreír pero fue mas una mueca que cualquier otra cosa. Mi padre apoyó los codos en la mesa. Algo dentro de mi me había dicho que no me había creído nada.
-¿Por qué siento que me estas mintiendo?- dijo, trague saliva.
-¿Mintiendo?- traté de que mi voz sonara sería y que mi expresión fuera igual, y no estaba segura si lo estaba logrando- No, que va, ¿por qué habría de mentirte?
- Porque tal ves estabas con algún muchacho y no quieres decírmelo por miedo de que lo deje sin descendencia- trague saliva.
- James- dijo mi madre con un tono de reproche.
- Lussia sabes que hablo en serio, ¿me dirás por qué estas tan feliz?.- me miró con sus ojos casi grises.
- James, ya basta, ¿por qué tienes que arruinarle su día?- mi padre puso una expresión de ofensa.
-¿Ahora soy yo el que arruina un día especial?- bien ya comenzarían a discutir.
- Ya basta, no discutan- dije, los dos me miraron- escucha papá, ya te dije porque estoy feliz, no tengo por qué mentirte. Y de cualquier forma no me voy a quedar a disfrutar mi vejes con tres perros y siete gatos- hablé con toda seriedad- Me voy, que tengan buen día- cogí mi mochila y comencé a caminar hacia la salida.
- Espera cariño yo te iré a dejar- dijo mi madre, negué con la cabeza.
- No hace falta mamá pagare un taxi y listo, además tú tienes que ir al hospital- suspiró resignada.
- Bien, pero ve con cuidado- asenti y miré a mi padre, quien me dio una mirada de advertencia.
- Sabes que me entero si mientes de todos modos, ¿no?- dijo.
- Claro, como es común en ti, ¿cierto?- le dije con indiferencia, dicho esto salí de mi casa y comencé a caminar en busca de una parada de taxis.
Faltaba media hora para entrar a clases llevaba buen tiempo, camine por unos tres minutos, cuando un frontier se estaciono a un lado de la calle, me detuve y los vidrios comenzaron a bajarse. Sander, le sonrei al igual que él.
-Anda, sube- dijo.
-¿Estas loco?, mi padre no tarda en salir a su trabajo y ya tiene su sospechas. ¿Quieres que nos maten?- se carcajeó divertido.
- Anda Bella, sube de todos modos tu padre tiene que darse cuenta en cualquier momento- lo miré por unos largos segundos.
Tenia razón, en el momento en que mi padre se enterara, estaría castigada por el resto de mi vida y probablemente Sander estaría a tres metros bajo tierra.
- ¿Sabes lo que nos sucederá si mi padre se entera?- asintió.
- Y yo ya te dije que estoy dispuesto a correr todos los riesgos- lo miré sorprendida- Anda Bella, sube ya que se nos hace tarde.
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Trato Echo
Novela JuvenilIsabella, es una chica de 17 años, cursa el undécimo año de secundaria. Es una chica inteligente, con una sonrisa en su cara la mayor parte del tiempo. Pero en ciertas cosas saca a relucir su orgullo y su prepotencia. Pero esos sentimientos de orgu...