Capitulo 33

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Las manos me sudaban, y mordía mi mejilla nerviosa y desesperada. Una chispa de esperanza se había encendido y no quería que se apagara.

Miré como el oficial movía sus dedos en las teclas, y el sonido era tan relajante y desesperante al la vez, que las manos me picaban por arrancar ese aparato de ahí y tirarlo a algún lugar para que dejara de sonar.
El oficial levantó su mirada y la conecto con la mía, debía admitir que su seriedad no me gustaba para nada.

-¿Y bien?- pregunté nerviosa y ansiosa a la vez- No se quede callado, dígame que noticias hay- el hombre suspiro y se puso de pie.

- En efecto, hay una cabaña, esta a menos de  una milla de aquí- sin pensarlo solté una sonrisa de alivio y de alegría, pero al ver la expresión del oficial fue desapareciendo tan pronto como apareció.

-¿Qué pasa?- solté con un nudo en mi garganta.

- El lugar en el que se encuentra esta poblado Señorita Isabella. Pese a que es una zona boscosa, muchos adinerados tienen cabañas ahí- el oficial me miró rendido, negué pasando mi mano por mi cabello hacia atrás- Seria estupido tener a una persona retenida en ese lugar, sin contar que el lugar, en esta época del año, no esta desolado.

Me senté en solfa sintiendo las lágrimas amenazantes. ¿Qué haría para encontrarlo?.
Ya no podía con tanta desesperación, el hombre al ver que no respondía, se sentó a mi lado y puso una mano en mi hombro, giré a verlo, el sonrió con tristeza.

- Le prometo que lo vamos a encontrar, pero necesito que se tránquilize y confíe en mi equipo- no dije nada, porque si lo hacia no podría retener el llanto- Siempre dan un paso en falso, su novio estará con usted más pronto de lo que piensa, se lo prometo- asenti mirando mis manos.

Segundos después sentí que se levantaba y volví a escuchar los repiqueteos de las teclas.
Pasé mis manos por mi cabello intentando tranquilizárme.

Me puse de pie al escuchar el timbre sonar. Al abrir sonrei con amabilidad y luego la tristeza se hizo paso, me lance a sus brazos sollozando y abrazándolo fuertemente.

Estaba segura de que estaba siendo ridícula, parecía una jodida embarazada llorando por todo, era solo que no sabia como demonios sacar todo lo que estaba sintiendo dentro, eso que me quitaba el aire.

Estaba segura de que me estaba volviendo loca de apoquito.

Me separe de él limpiando mis mejillas bruscamente, no lloraría más... O al menos lo intentaría.

- Perdóname James, yo solo.... Discúlpame- el sonrió con cariño y negó con su cabeza.

- No te disculpes, necesitas sacar todo lo que estas sintiendo- miré a Mariana.

Esta me sonrío de la misma manera que su novio y me envolvió en sus cálidos brazos. Siempre había dicho  que Mari seria una buena madre.
Era una chica amable, y su aura es tan inmensamente tranquila y amorosa, que lograba mejorar tu animo con solo darte una sonrisa de esas que siempre tenia.

La vida siempre se ensaña en las personas buenas, Mariana siempre sufrió, le hicieron mucho daño, pero a pesar de ello nunca se rindió. Y... Es algo que te ayuda a ti también, porque te enseña que a pesar de todos los problemas que tengas, tienes que ser fuerte y levantarte, demostrar  a todos aquellos que te hicieron daño, que eres fuerte y que sabes levantarte.

Que vales mucho más que ellos, que no dejaras que te pisoteen. Y que siempre vas a tener algo muchísimo más valioso que ellos.

El amor, la humildad... Y la bondad.

[…]

-... Así que tengo todo resuelto para dentro de un mese- le sonrei con felicidad.

James había estado planeando la propuesta de matrimonio a Mariana, recuerdo que me había pedido ayuda, así que solo le di una que otra idea. Y bueno, se lo pediría en una semana, y en tres, se casarían.

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