Capitulo 05

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El viernes al fin, y por desgracia, había llegado, hoy era la dichosa cena de negocios. La semana se había ido volando. Sander y yo apenas nos habíamos visto, parece que lo que le dije aquel día sirvió de algo y por fin había decidido aceptar las reglas del trato.

Estaba sentada frente a mi tocador, llevaba puesto un vestido azul, el cual era ajustado hasta la cintura y suelto hasta unos centímetros mas arriba de mis rodillas, tenia un cinturón negro alrededor de mi cintura y unos tacones negros.

Me maquille solo un poco, base, rubor, rímel en mis pestañas y delínie mis ojos,en mi cabello formé unas pequeñas ondas en las puntas, me apliqué un poco de perfume. Estaba lista, me miré una vez mas en el espejo de cuerpo entero, si, estaba conforme con mi figura y vestuario. Tomé un pequeño bolso negro junto con mi celular y salí de mi habitación.

Bajé hasta la sala donde mis padres se encontraban, sonrei.

- Te ves hermosa, cariño- dijo mi madre.

- Gracias mamá, tú también estas hermosa- mi madre llevaba un vestido color papaya apretado hasta su cintura y caía suelto hasta sus tobillos con unos tacones negros. Mire a mi padre, el cual llevaba un saco y pantalones negros, una camisa del mismo color del vestido de mi madre, corbata negra y zapatillas de vestir.

- Sí- concordó mi padre- solo espero que ningún niñito se te acerque- rodee los ojos divertida.

- Papá- hablé con voz divertida- mejor vámonos antes de que me arrepienta.

- Sí, tienes razón, vamos cariño- dijo mi madre.

Salimos de la casa, y entramos al coche, y partimos a la dichosa cena.

[...]

Llegamos al lugar. Era un hotel muy fino y reconocido en la ciudad. Entramos al restaurante del Hotel, habían muchas personas, adineradas, bien vestidas, personas que parecían que desfilarían por la alfombra roja.

En cuanto entramos muchas parejas se acercaron para saludar a mi padre y por supuesto a nosotras, muchos venían con sus hijos, por lo cual yo tenia que fingir una sonrisa. Lo cierto era que tenia unas ganas de pararme en la mesa central y mandar a todas estas personas a la mismísima mierda, pero si lo hacia probablemente mi padre me mataría y luego lo despedirían del trabajo porque su hija irrespetuosa arruino una gran cena.

Una pareja se acerco hasta nosotros, venían sonriendo alegremente.

El hombre abrazo a mi padre y y le dio unas palmadas en la espalda, mientras la mujer saludó a mi madre amena mente, pronto los cuatro se saludaron, mi padre me miro y me presentó.

- Hija, ellos son el señor y la señora Holt- los señalo y luego me señalo a mí- nuestra hija, Isabella Collins- por primera vez en el día sonrei verdaderamente. Estire mi mano en su dirección.

- Mucho gusto- dije. El señor y la señora Holt tomaron mi mano.

- El gusto es de nosotros, cariño- habló la mujer, miró a mis padres- Tienen una hija muy hermosa- sonrei algo apenada, me miró- Dime ¿vas a la escuela Cariño?- asenti con mi cabeza- ¿en que año estas?

- En Undécimo año, Señora.

- Oh, entonces tú debes de conocer a nuestro hijo

- Bueno, pues tal vez- dije encojiendome de hombros- la verdad es que no conozco a todos los estudiantes.

- De seguro que si lo conoces. Espera un momento- dijo se volvió y cuento pronuncio esas palabras mi sonrisa se fue borrando por completo- Sander ven acá.

Cuando me miró, sus ojos se abrieron mas de lo normal, mi expresión era totalmente seria. Toda la semana evitándole y él tenia que aparecer aquí. ¡¿No podía abrirse la tierra y tragárselo de una vez por todas?!

Trato Echo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora