Capitulo 40

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Mi madre terminó de acomodar el velo sobre el peinado, observando como quedaba esparcido por la espalda, haciendo que se viera elegante. El maquillaje era perfecto, y los risos sueltos hacia que todo se viera más hermoso.
El vestido era hermoso, con unas pequeñas mangas sobre los hombros y una falda que caía en forma de cascada, más largo en la parte de atrás formando una cola. Los zapatos apenas se veían, porque el vestido los tapaba, pero eran plataformas plateadas.
Estaba segura de que sería un día especial, un día lleno de alegría y donde una vida nueva comenzaría para Molly y para Ethan.

Ella estaba realmente hermosa, con sus ojos chispeando de alegría pura. Movía sus manos una y otra vez preguntando si Ethan creería que estaba hermosa, porque Molly decía que quería estarlo para su futuro esposo.
Y claro que lo estaba, era realmente alucinante, parecía una princesa vestida de blanco. Así que le asegure que Ethan ni siquiera podría hablar en cuanto la viera.

Me pregunté si yo estaría tan nerviosa el día de mi boda, si todo sería tan especial, si Sander estaría tan feliz como lo estaba ahora su amigo. Sonreí negando disimuladamente, pues todavía nadie sabía que nos casariamos. Sander y yo habíamos planeado hacer una cena y dar la noticia a todos, aún no teníamos la fecha exacta pero queríamos que fuera antes de que el verano terminara.
Decidimos que era mejor esperar que Molly y Ethan regresaran de su luna de miel para organizar la cena y dar la noticia. Con sólo eso, ya estaba nerviosa. 

Molly se miró una última vez en el espejo antes de mirarme a mí.
Le sonreí ampliamente y tomé sus manos.

— Estás realmente hermosa. Estoy segura de que serán muy felices.

— Aún no puedo creer que este día haya llegado, yo jamás pensé que me casaría con Ethan cuando lo conocí. Era un chico muy egocéntrico— reímos por su comentario.

— Bueno, ese egocéntrico esta esperándote ahí fuera para unir su vida a la tuya— sonreí de nuevo— Se que se aman tanto como antes, Ethan me lo repite siempre que salimos con los chicos. Dios, no deja de hablar de ti un segundo.

Molly sonrió con sus mejillas rosadas.

— Es un buen chico Molly, tú lo sabes y sé que él te lo ha  demostrado, por eso no dudo que serán muy felices. Quiero que sepas que les deseo lo mejor para los dos.— solté una pequeña risa— Aún no puedo creer que tu lograrás hacer que Ethan decidiera casarse.

Reímos con fuerza unos minutos y después le di el ramo de flores a Molly.

— Es hora de que dejes mudo a Ethan. Así que vallamos.

— Bella— giré para mirarla— Estoy feliz de que tú y Sander sean nuestros padrinos.— negué con una sonrisa.

— Nosotros también lo estamos.

Entonces y sin esperar más, nos encaminamos fuera de la habitación camino al altar que habían armado en el jardín de la casa de Ethan.
Todo estaba realmente hermoso, el pasillo adornado con cintas de tela blanca y flores del mismo color, me hacían pensar que estaba en el cielo.
Todo era puro, real y muy limpio. No había cupo aquí para la suciedad de ningún tipo, no había mentiras de por medio o peleas. Todo era transparente.
Cuando éramos adolescentes, siempre bromeando con las pláticas y discursos que Ethan daba sobre su soltería eterna... Y entonces aparece esa persona que llega a cambiar todos tus planes de vida, todo tu futuro, para bien o para mal.  Ethan jamás se imaginó que su soltería eterna terminaría a sus 23 años, jamás se imaginó que la chica con la que él creía que tendría una aventura más, hoy se convertiría en sus esposa. Y él también se había dado cuenta de que su vida era totalmente distinta a lo que esperaba, porque dos días atrás me había dicho con una gran sonrisa:
Agradezco a Dios y al destino haber estado ese día en ese parque, y agradezco todos esos consejos que ustedes me daban.
Y sí, dimos muchos consejos que sabíamos que no servirían de nada, pero ¿Al final? Sí lo hicieron, y valieron la pena... valieron la pena porque no había comparación con la sonrisa que tenía mi amigo en este momento mientras miraba a su futura esposa caminar hacia él.
No había comparación para la felicidad de todos, de esa felicidad que era casi palpable en el aire... No había caras tristes, no habían caras de enfado, no habían lágrimas, sólo habían sonrisas, sonrisas y risas.
Y me encantaba eso, me encantaba ver la felicidad en todos nosotros.

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