Mi madre me abrazaba por el hombro mientras yo mordía mis uñas con nerviosismo, miedo y pánico aún retenidos en mi mente. Por más que me brindaba palabras tranquilizadoras yo no podía dejar de pensar en lo que mis ojos acababan de ver, la imagen era tan aterradora que quedaría grabada en mi mente por el resto de mis días. ¿Quién le haría algo así al señor Sparks? ¿Por qué estaba justo como mi mejor amiga murió? No tiene sentido y no lo entiendo. Roger estaba también junto a mí y sólo repetía: “Debí quedarme contigo, debí quedarme contigo, debí quedarme contigo” como si fuera un disco rallado.
—Pudieron hacerte daño. —Dijo él pasándose una mano por su cabello negro y lacio. Mamá asintió dándole la razón.
—Pero no lo hicieron. —Repliqué. —Ya no quiero hablar de esto.
Pero mis palabras volaron en el aire cuando un oficial de policía de los muchos que estaban inspeccionando la escuela, llegó hasta nosotros y me miró con firmeza y una libreta en sus manos.
—Si me permiten unos minutos —dice calmadamente—, necesito hablar con la señorita Luttor para que me redacte los hechos tal y como sucedieron.
Siento una punzada en el corazón. ¿Realmente quiero recordarlo? Lo único que desearía es borrarlo de mi mente de una vez por todas. Recordar es revivir. Mamá me mira y asiente con la cabeza, Roger hace lo mismo y estoy sin salida. Ambos se van unos metros lejos de mí y me quedo a solas con el hombre de unos cuarenta y cinco años. Con un suspiro forzado y un silencio necesario comienzo a relatar desde el ruido que escuché de la puerta abriéndose en las regaderas hasta cuando salí por el pasillo y me encontré frente a las escaleras al señor Sparks, pero omito la parte en la que una fuerza se cierne sobre mí y me impide moverme. Quiere saber toda la verdad, pero “Toda la verdad” implica que me tome por una loca y no me crea.
-
Esta misma tarde cuando me encontré viendo televisión en mi habitación recibí una llamada de mi padre. Lo que sentí al escuchar su voz fue alentador, lo extraño tanto que casi me pongo a llorar de nuevo. Él sonó preocupado al preguntarme sobre lo ocurrido en la escuela, le conté todo omitiendo por supuesto cuando me quedé inmóvil en medio de la nada, después de hablar casi media hora prometió visitarnos a mi hermano y a mí la próxima semana, lo cual no sé si sea cierto o no.
Desde que mis padres se separaron al comienzo del año sólo lo vemos casi dos veces al mes, es triste y me deprime que las cosas hayan tenido que cambiar así, él ahora vive en un departamento en medio de la ciudad y se la pasa todo el día trabajando y la noche descansando por lo que ya no le da tiempo para sus hijos. Mamá dice que no lo culpemos, que nos ama y nos quiere dar lo mejor, pero creo que su manera de demostrarnos su cariño no es la más correcta del mundo. Considero que el distanciamiento es sólo un motivo más para creer que ya no le importamos como antes y duele.
A las ocho de la noche Roger me llama y nos la pasamos una hora entera hablando lo cual me reconforta y me hace olvidar lo ocurrido hoy, pero apenas cuelgo me doy cuenta de lo mucho que me sigue afectando. Mi piel pica horriblemente, es como si una manada de hormigas corrieran dentro de mí sin parar.
Le subo más a la televisión y busco un canal de música cuando ésta se apaga. Me quedo quieta en el preciso momento en el que la pantalla se pone negra <<No te alteres Meredith, tranquila>> me grita mi subconsciente.
Suspiro y me levanto de la cama para prenderla porque el control no quiere responder a mis órdenes al presionar el botón de encendido, doy dos pasos cuando el pánico vuelve a mí. No puedo moverme y un zumbido aturde mis oídos, es un BIP que va de menos a más volumen, intento cubrirme las orejas para que mis tímpanos no se rompan pero no puedo, mi cuerpo es como una enorme piedra que no se puede mover aunque la levanten entre muchas personas.
El sonido ensordecedor invade toda mi habitación e intento gritar pero es como si alguien estuviera ahorcándome por el cuello con unas fuertes manos. De mis ojos brillan lágrimas de terror y una fuerte presión se apodera del cuarto, se lleva el oxígeno y apenas puedo respirar. Se siente como si todo estuviera a punto de explotar, dura casi dos o tres minutos así hasta que eso me suelta, la televisión vuelve a prenderse y entonces mi cuerpo es una resbaladiza gelatina que cae al suelo.
Me caigo de sentón y sobo mis oídos que duelen por el potente zumbido, empiezo a respirar aceleradamente y todo el aire vuelve a mis pulmones. No puedo evitar que pocas lágrimas caigan por mis mejillas y de nuevo siento que corrí un maratón completo sin parar. Mi piel no ha dejado de picar y cuando recobro el aliento me paro y voy corriendo hacia el baño.
Me lavo la cara fugazmente y cuando me veo en el espejo noto que mi cuello está rojo. Doy un grito ahogado cuando me percato de que unas manchas blancas están desapareciendo poco a poco y se vuelven del color de mi piel. Es como cuando pones mucho tiempo tu dedo sobre la piel y cuando lo quitas queda blanco hasta que retoma su color natural.
Eso es suficiente para mí. Lloro de nuevo, lloro de terror y confusión, no entiendo absolutamente nada, no sé quién está jugando conmigo de esta forma, no sé si sea el fantasma de Grace o de Sparks, no sé si sea el Diablo, no sé que fuerza del más allá está haciéndome esto desde que…
Desde que conocí a Justin.
Twitter: @biebaslovers